Maurizio Bagatin
Cuesta decirlo, este mes se enfrenta a los poetas y a las estaciones. «Venus pone su mano sobre el mes de abril» canta Ovidio mientras el horror de la Gran Guerra le hace escribir a Thomas Eliot: “Abril es el mes más cruel, hacer brotar/lilas en tierra muerta, mezcla/memoria y deseo, remueve/lentas raíces con lluvia primaveral”. Abril en Geoffrey Chaucer y en Gérard de Nerval, romanticismo, contrastes y contradicciones, poesía que recibe y enfrenta el mes del abrirse a la primavera.
Esta antípoda sufre otro perfil, pero las mismas contradicciones; al primer viento vemos la lluvia trasladarse, los cúmulos se van fraccionando, ahora cirros y cirrocúmulos van difundiéndose en el opaco cielo, para mayo ya este azul será despejado.
Abril es un observatorio, se acuerda de la violencia de octubre y enfrenta su temible personalidad, étimo que es el retrato de una biología, visión de un cuadro de Paul Cézanne o de un mural de Diego Rivera. Abril de José Martí: “Juega el viento de Abril gracioso y leve/Con la cortina azul de mi ventana:/Da todo el sol de Abril sobre la ufana/Niña que pide al Sol que se la lleve”.
Y los poetas enfrentan abril. Abren las ventanas de sus casas, dejan entrar una brisa que tiene sabor a nieve, miran el cerezo del jardín y recuerdan su niñez. Otros van observando cómo puede el otoño ser tan sincero. Mirada de Jano bifronte, la mía, una hacia el pasado, como un recrudecer de los recuerdos, otra al presente que implora la presencia de un profeta que mire a la historia recordando el futuro. Un poco lobo y un poco oso, como fue Tolstoj.
Abril no es solo un poema, es la poesía de una estación, el olivo que florece frente a la Pascua judía y el sol que se empantana con el horario legal de la vieja Europa. Estaciones irreconocibles, poemas que no desean la rosa, el mayo y las certezas, se acomodan al columpiar del tiempo, hoy en el cambio climático que ha desorientado moros y cristianos, fe y razón, ciencia y verdad.
Durmiendo apaciguadas siestas y el sueño de la juventud, como recordó el sabio: “Si juventud supiera y si vejez pudiera”, abril frente al encanto nos es solo un poema, el tedio del poeta o el insomnio de la incertidumbre. En las palabras tendremos que seguir buscando el misterio de este mes inquieto y reservado, en la lluvia de abril de Luigi Pirandello…