Inevitablemente
en los próximos años la humanidad irá abandonando una era negra de su
historia, la del petróleo, el carbón y demás hidrocarburos. Nuevos
paradigmas se plantean en torno al rumbo que tomará la humanidad toda
respecto de temas tales como la generación de energía y la alimentación.
Por
un lado tenemos a los defensores de los agrocombustibles, con el ex
vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, como su cara mas visible y
con el apoyo económico de los grupos de poder dedicados a los
agronegocios, como Monsanto, Syngenta, Bayer, Pioneer, DuPont y tantos
otros.
La
cantidad disponible de hectáreas cultivables está llegando a su límite y
para ampliarlo se está condenando a muerte a los pulmones del planeta,
arrasando a velocidades increíbles los últimos bosques.
La
agricultura mundial está en una encrucijada. Debe producir alimentos
suficientes para una población creciente, que ya se encuentra en los
albores de una crisis sin precedentes en decenas de países, producto de
la escasez y el aumento en el precio de los alimentos.
Pero
ahora también se le exige que alimente a las máquinas del capitalismo,
que produzca agrocombustibles y se haga cargo de la excesiva demanda de
energía que los hidrocarburos van dejando de poder satisfacer.
El modelo de agricultura industrial que se ha apoderado del campo, está modificando sensiblemente el escenario mundial social y ambiental. Millones de hectáreas cultivables ya no producen alimentos, ni necesitan agricultores. Los cultivos biodiversos de frutales, legumbres, hortalizas, los bosques y los montes, se han convertido en mares de diferentes monocultivos de plantas y árboles.
Ha producido
estragos en los ecosistemas, provocando inundaciones, sequías,
desertificación y contaminación de los recursos hídricos. Y generado
pauperización y migraciones masivas de campesinos hacia los cinturones
de las grandes ciudades.
La
humanidad enfrenta su mayor desafío, se necesitan cambios profundos en
las políticas agropecuarias, ambientales y sociales. Y ya no hay tiempo
para medias tintas, pues el hambre no puede esperar.
Erradicar la pobreza y el hambre mundial es posible. La Vía Campesina ofrece una alternativa viable al sistema alimentario en colapso. La soberanía alimentaria.
Propone
profundizar los circuitos locales de producción-consumo. Una
agricultura basada en la producción de pequeños y medianos productores,
consustanciados con el cuidado de la tierra y con el cuidado del
ecosistema en el que se encuentran asentados, utilizando métodos
agroecológicos.
Todos
deberemos ser parte de ese cambio, hacer un esfuerzo, pues como
consumidores deberemos modificar algunas de nuestras conductas, como una
paulatina reducción en el consumo de proteínas de origen animal.
La
vida en las grandes ciudades nos aleja de la realidad ambiental, pone
un velo sobre nuestros ojos que nos dificulta comprender la importancia
que tiene en nuestra vida, la forma en la que se producen los alimentos
que llegan a nuestra mesa cada día. También dónde se producen y cómo se
transportan hasta nosotros.
Quitándonos ese velo, descubriremos que nuestro futuro depende en gran parte de lo que hoy consumimos y que aun podemos decidir el planeta que vamos dejar a nuestro hijos. Y esto es valido para todo lo que consumimos en nuestra vida, no solo los alimentos.
Quitándonos ese velo, descubriremos que nuestro futuro depende en gran parte de lo que hoy consumimos y que aun podemos decidir el planeta que vamos dejar a nuestro hijos. Y esto es valido para todo lo que consumimos en nuestra vida, no solo los alimentos.
Publicado en Eco Portal / Temas-Especiales