De: Carlos Crespo Flores / Para Inmediacones
En 1930, John Maynard Keynes predijo que los avances tecnológicos nos permitirían trabajar una semana de 15 horas. Sin embargo, parece que estamos más ocupados que nunca. Esos trabajadores que realmente hacen cosas están con cargas de trabajo crecientes, mientras que los contadores de cajas y frijoles se multiplican, señala David Graeber, antropólogo anarquista, que el 2017 ha publicado el libro “Bullshit Jobs. A theory”, un estudio sobre los empleos que no hacen una contribución significativa al mundo, donde los titulares de tales trabajos los consideran una «pérdida de tiempo» y piensan que su desaparición no haría ninguna diferencia o que el mundo sea un lugar mejor. Una de las instituciones estudiadas son justamente las universidades.
1. El concepto
Los “trabajos de mierda” (bullshit jobs) son «formas de empleo vistos como completamente inútiles por quienes las realizan», pues «no hacen una contribución significativa al mundo». Los titulares de tales trabajos los consideran una «pérdida de tiempo» y piensan que su desaparición «no haría ninguna diferencia o que el mundo sea un lugar mejor». U “trabajo de mierda” es una forma de empleo completamente inútil, innecesario o pernicioso que incluso el empleado no puede justificar su existencia (Graeber, 2017: 17).
Refinando la definición, el antropólogo norteamericano afirma que los “trabajos de mierda” no son solo aquellos inútiles o perniciosos; por lo general, también tiene que haber cierto grado de simulación y fraude. El titular del trabajo debe sentirse obligado a fingir que, existe de hecho, una buena razón por la cual su trabajo existe, incluso si en privado, encuentra tales afirmaciones ridículas. Tiene que haber algún tipo de brecha entre pretensión y realidad (Graeber, 2017: 20).
Yendo más allá, cuando la gente habla de “trabajos de mierda”, por lo general se están refiriendo al empleo que implica ser pagado por trabajar para otra persona, con o sin salario (la mayoría también incluiría consultorías pagadas) (Graeber, 2017: 21).
Definición final: un “trabajo de mierda” es una forma de empleo remunerado que es tan completamente inútil, innecesario o pernicioso que incluso el empleado no puede justificar su existencia, aunque, como parte de las condiciones de empleo, este se sienta obligado a fingir que este no es el caso (Graeber, 2017: 22).
2 Trabajos de mierda en la academia
Uno de los rasgos de la universidad pública como la boliviana, es que esta se organiza alrededor de criterios administrativos y político-partidarios, antes que académicos. La relación básica docente-alumno, a partir de la cual se debe construir la institución, ha sido sustituida por una infinidad de procedimientos, regulaciones, y atravesada por relaciones de clientelismo, padrinazgo entre sus miembros, tanto que la práctica académica es el último y oscuro eslabón de la cadena de mando.
Bullshitization es un problema para la academia, afirma David Graeber. En la mayoría de las universidades hoy en día -y esto parece ser cierto en casi todas partes- el personal académico cada vez pasa menos tiempo estudiando, enseñando y escribiendo cosas, y cada vez más midiendo, evaluando, discutiendo y cuantificando la forma en que estudian, enseñan y escriben sobre cosas (o la forma en que se proponen hacerlo en el futuro). Según informes, las universidades europeas gastan al menos 1.400 millones de euros al año en aplicaciones fallidas de subvenciones. Ha llegado al punto en que «administración» ahora ocupa tanto tiempo de la mayoría de los profesores, que quejarse es el modo predeterminado de socializar entre los colegas académicos; de hecho, insistir en hablar sobre el último proyecto de investigación o idea de curso, es considerado algo grosero.
Bullshitización=incremento personal
Graeber señala que el incremento en estas “tareas de mierda” ha coincidido con un crecimiento sustancial en la administración universitaria y el personal de apoyo. De 1985 a 2005, señala, la población estudiantil y docente en los colegios y universidades aumentó en un 50%, mientras que la administración aumentó en un 85%, y la cantidad de personal administrativo aumentó en un 240%. Esta es una tendencia que nuestra universidad también comparte.
En teoría, estos son personal de apoyo. Existen para facilitar el trabajo de otras personas. En la concepción clásica de la universidad, al menos, están ahí para salvar a los académicos el problema de tener que pensar en cómo organizar las asignaciones de aulas o autorizar los pagos de viaje, lo que les permite, en cambio, pensar grandes pensamientos o documentos de grado. Sin duda, la mayoría del personal de apoyo todavía realiza ese tipo de trabajo. Pero si esa fuera su función principal, lógicamente, cuando se duplican o se triplican, como resultado los profesores e investigadores deberían tener que hacer muchas menos tareas administrativas. En cambio, parecen estar haciendo mucho más, concluye el profesor de Goldsmiths College (University of London).
Feudalismo gerencial
Graeber cree que el problema es una versión del «feudalismo gerencial»:
Las personas ricas y poderosas siempre se han rodeado de llamativos séquitos; no puedes ser realmente magnífico sin uno. En la corporación contemporánea, la acumulación del equivalente de los criados feudales a menudo se convierte en el principal principio de organización. El poder y el prestigio de los gerentes tienden a medirse por el número de personas que trabajan para ellos. Por lo general, se mantiene a los trabajadores de oficina, aunque literalmente no estén haciendo nada, para que no se vea afectado el prestigio de alguien. Esta es la verdadera razón de la explosión del personal administrativo en la educación superior. Si una universidad contrata a un nuevo rector o decano. Entonces, para asegurarse de que se siente apropiadamente impresionante y poderoso, el nuevo contratado debe contar con un pequeño ejército de lacayos. Se crean tres o cuatro posiciones -y solo entonces comienzan las negociaciones sobre lo que realmente harán.
Trabajos de cuidado y bullshitization
Su hipótesis es que la educación superior ha sido particularmente susceptible a la bullshitización porque la academia es un tipo de lugar de encuentro del sector de cuidados -definido en su sentido más amplio, como una ocupación que implica cuidar, fomentar o promover la salud, el bienestar o desarrollo de otros seres humanos- y del sector creativo. La creciente prevalencia de una perspectiva gerencial en estos dominios significa que sus profesionales están «obligados a pasar proporciones cada vez mayores de su tiempo pretendiendo cuantificar lo no cuantificable».
La escena es en una oficina de la universidad pública, el número de administrativos es el doble que el académico, realizando funciones irrelevantes al quehacer académico: portero, mensajero, telefonista, secretarias y asistentes de dirección. Una reorganización seguramente reduciría a la mitad el personal de apoyo necesario.
Servicios y administración: trabajos de mierda
Graeber considera que estos trabajos en el sector servicios y administrativos son ‘trabajos de mierda’, un término conciso que enfatiza su aparente sin sentido. Observa que la expansión de empleos en estos dos sectores ocurrió junto con la eliminación de empleos productivos, en los que los trabajadores interactuaban con el mundo y hacían cosas tangibles (aunque a veces virtuales). La mayoría de los trabajadores restantes solo pasan una fracción de su tiempo haciendo el trabajo por el que creen fueron originalmente
contratados; se gasta más tiempo realizando tareas “de mierda” moral y políticamente desalentadoras. Solo una pequeña fracción de este resto todavía tiene el tipo de empleo que muchos de los últimos creyeron que inicialmente estaban entrando.
Fuentes
Graeber David (2018) Are You in a BS Job? In Academe, You’re Hardly Alone
Graeber David (2017) Bullshit Jobs. A theory. Simon & Schuster. 333 pp.