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POEMAS DE NOVIEMBRE/ Pablo Cingolani

Arraigo

A Daniel Platt

Siempre le creí a don Sixto, a don Sixto Palavecino

Santiagueño, quechuista, violinisto

Hay un destino, pero hay que ayudarlo

Lo mismo pasa con don Dios o esa fuerza

Que nos anima a todos. Dicen: que nos ayude

Pero, ¿y si no lo ayudamos?

De eso, me late, trata el devenir

Lo que sucede, lo que nos va pasando

La larga marcha de todos estos años…

Nuestra patria es el viento

Nuestra patria es granizo y lluvia tenaz

Por los cerros que caminamos

Nuestra patria es piedra, es pueblo, es memoria

Nuestra patria es don Sixto: hay un destino

Es arraigo. Hay que honrarlo, hay que ayudarlo.

Ney Matogrosso

Como Burroughs, como Pasolini, como Tango, como Abuelo

El ser, estar siendo, sale a la escena

Sin nada más que su poética y su actitud

Para decirle al mundo: ey, tú

Ey, vos, ¿no ven que están equivocados?

¿A dónde van tan apurados?, diría J.J. Cale

Ella construyó una escalera para llegar al cielo

Aullaría Robertito mientras Jimmy

Tocaría sus blues, siempre sus blues

Como Hendrix, como toda África

Todas las hojas son del viento, dictó el flaco

Y sí, el viento borra la maldad del presente

Porque el viento es invisible

Pero tiene mucha fuerza

Y sí, diría Bertold Brecht

Sólo se trata de convicción

Y sí, diría Mauricio Birabent

De nada sirve/ escaparse de uno mismo

Y sí, diría mi general San Martín

Seamos libres/ que lo demás

No importa nada.

Otros mundos, nuestros mundos (una vez más)

- ¿En qué lugar le gustaría que lo sorprendiera el fin del mundo?
-En otro mundo.
Roberto Fontanarrosa, 2001.

Otros mundos, donde las montañas volviesen a ser adoradas y los guanacos amados, reyes indómitos de las punas

Donde los cactus salvajes nos acaricien con sus manos y el agua pura de las vertientes nos enjuague el alma con cada una de sus gotas

Y la música, la música de los cerros, nos inspire y el viento nos invite a bailar con él

Otros mundos, otros sueños, otros caminos…

Ese que desde las pampas de Culpina -donde late un fuego inmemorial

Sube y baja hasta ese lugar mágico llamado Salitre y de allí serpentea fiero hasta El Monte y cuando ya no te quedan ojos para atrapar tanta belleza

El Pilaya, que cava y cava, que roe que roe sin pausa, río bravo si los hay,

Te deslumbra y tu sientes que ese otro mundo es también el tuyo

Otros mundos, nuestros mundos

La pasión que se desata

La arena que quema

Un muelle de ilusiones

El mar infinito

Poblado de sirenas…

¡Qué venga el fin del mundo!

El fin del mundo del dolor y la tristeza

En esos otros mundos

Nuestros mundos, lo esperamos

Para celebrarlo y agasajarlo

Con ceniza, miel, vino y canto.

Un amor con simiente y destino

A Carolina

Un amor como una montaña inmensa, verde como la mañana, verde como el valle escondido en esa misma montaña, verde cactus, agreste y conmovedor

Un amor que trepa, asciende, se eleva, salta sobre abismos y grietas como las vizcachas, la luna sobre los cerros, el brillo de tu mirada, las nubes que vagan

Un amor tan fuerte como el viento, invisible y real, cargado de ardor

Un amor que destella como el sol de invierno y el vino añejo

Un amor que huella la vida, la signa y la marca, que escribe en la arena, que danza

Un amor que no se oxida y destierra el dolor

Un amor que se celebra a diario, que se enaltece, se embellece, se cuida

Un amor de fiestas inesperadas, eternidades momentáneas, nuevos cielos

Amor que fragua, combate

Un amor esencial, un amor en el espacio, no en el tiempo

Labrado a piedra, un amor padecido, un amor agradecido

Ese amor, decidimos

La fe en ese amor, la esperanza en ese amor, la pasión desbordada por ese amor que siempre encontró un cauce, un muelle, por la misma luz de faro que irradia

Un amor con simiente y destino, un amor de alboradas y crespúsculos que se abrazan

Un amor que acampó en nuestros corazones, que atizó el fuego inmemorial, que canta a los arraigos, a las moradas, a los amigos. Un amor que ampara, que sana, que salva

Ese amor elegimos. Por ese amor respiramos. Ese amor nos despierta. Con ese amor, andamos. Por ese amor, luchamos. Con ese amor, por ese fervor, no nos rendimos.

Tus piedras

"Mientras tengas pasión
no dejarás de descubrir el mundo “
Pavese

Mientras el cielo resplandecía

Como siempre lo hace en invierno

Y la certeza de su claridad

Embellecía tu alma

Mientras ese cielo resplandeciente

Era cortejado por el vuelo

De dos alkamaris

Señal de buena ventura

Mientras esa señal

Surcaba los aires

Y su sombra se proyectaba

Sobre tus pasos

Mientras las montañas

Eternas e inmemoriales

Te veían afanoso

En tu camino

Paso a paso

Despacio

Respira

Cambia el aire

Mientras esa necesidad

De respirar

Te inundaba

Y te daba vértigo

No se te ocurrió mejor idea

Que enviarle un mensaje

A ese cielo, diáfano

Y transparente

Oye cielo

En ofrenda

Desde aquí, desde abajo

Aquí están tus piedras.

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