Maurizio Bagatin
Bolivia es el mayor importador de mercurio del mundo. Loable récord y pobre Amazonia. En algunas calles de La Paz se puede encontrar el mercurio vendido a granel, como lo vi en Congo y en la Amazonia peruana. En los últimos años se han abierto tiendas donde prestamistas ofrecen dólares y moneda local con oro de prenda. Existió en siglos pasados la fiebre del oro, cuando enteras familias se lanzaban a la aventura en los lugares más disparados del planeta. En la California de la mitad del siglo XIX, en Brasil y en México, en Canadá y en Australia, en la Bolivia de nuestros días. Observo una pareja, realmente necesitada, entrar en una de estas tiendas en la Avenida Heroínas y poner en el mesón anillos, pulseras y cadenas de oro a cambio de billetes verdes, ahora ya reconciliándose con la cotización oficial. De alguna fiebre siempre se trata, y siempre es el pobre a dar una moneda al rico, nunca lo contrario.
Otra fiebre que está viviendo Bolivia es la fiebre del café y del cacao. Hace poco hubo una feria dedicada exclusivamente a estos dos productos. Me acuerdo que hace treinta años atrás el café aquí era deplorable o era Nescafé y el cacao estaba recién iniciando su trayectoria de reconocimiento, también gracias a los productores del Ceibo y a los recolectores de Baure. Hoy ambos viven una época fabulosa, cotizados como nunca internacionalmente y con una mejora en calidad que pocos otros productos aquí tuvieron. Es un placer hoy tomar un café expreso mientras que mi amigo Gennaro, hace treinta años atrás rechazó contundentemente el primer café que le sirvieron en una “cafetería” de La Paz: “¿Y que es este bodrio?”, me preguntó con mirada acida. Y realmente, no creo se tratase de café sino de una plúmbea y farsesca imagen de esta bebida estimulante que junto al tabaco cambió el rumbo de nuestras vidas. Y el chocolate es una delicia, ayer lo probé con sal del salar de Uyuni, me vino a la mente el mundo precolombino y cuando fue moneda en Teotihuacán.
La “hoja sagrada” ya conserva muy poco de su antiguo espíritu. Es la veta blanca de nuestra condena. Este año llegó a costar hasta 200 bolivianos la libra, mas cotizada que la marraqueta paceña. Sigue viviendo este mundo underground, dominando poder y poderes, generando rutas increíbles para llegar a todos en todo el mundo. Decía Roberto Saviano que, si mira la cocaína, verás polvo, pero si mira a través de la cocaína verás el mundo.
