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Vicepresidentes democraticos

La vicepresidencia de la república esta en la palestra, sí, aquella institución que habitualmente es calificada como la quinta rueda del carro por su supuesta intrascendencia en el ejercicio del poder político.

Con la recuperación de la democracia, han pasado por la vicepresidencia varios personajes de la política nacional que le dieron su sello personal, hasta antes de la llegada del MAS al poder, todos contribuyeron de uno u otro modo a reafirmar el valor supremo de la constitución y la norma.

Desde la promulgación de la primera constitución hasta nuestros días, la vicepresidencia se encuentra consignada constitucionalmente en el titulo del poder u órgano ejecutivo, es parte de él, las funciones básicas del vicepresidente son las de reemplazar al presidente en determinadas circunstancias y dirigir al legislativo en su calidad de presidente nato.

La recuperación de la democracia en 1982, posibilitó la reinstalación del parlamento y la vigencia de sus conducciones, estaba constituido por lo más granado de la dirigencia política del país, una mayoría de sus miembros pasó de la trinchera de resistencia a las dictaduras al curul, de soñar en la revolución a ser los constructores de la democracia, los debates eran de una calidad excepcional, las fuerzas políticas representadas por sus bancadas eran un verdadero factor de poder.

De este modo se comprendió, que un vicepresidente debe equilibrar, aproximar, maniobrar, concertar, con y entre las fuerzas políticas, debe ser el representante en el parlamento de la fuerza que ejerce el poder, es el cargo más político y necesariamente democrático.

Recuperada la democracia en 1982, el presidente Hernán Siles Zuazo estuvo acompañado por el joven izquierdista Jaime Paz Zamora. Su gobierno no estuvo exento de graves turbulencias, al grado de que Paz Zamora llegó a quejarse de que el presidente “no le mandaba ni a comprar pan”, debido a que nunca se activo la prelación temporal, pese a ello jugo un rol significativo en la conducción democrática del país.

En 1985, en el gobierno del Dr. Víctor Paz Estenssoro la vicepresidencia estuvo ocupada por el Dr. Julio Garret Ayllón, político sagaz y de larga trayectoria, que lidió con éxito la resistencia democrática de opositores de fuste y de gran experiencia, sobre todo, a la nueva política económica establecida en el Decreto Supremo 21060.

Elegido presidente en 1989, Jaime Paz Zamora y debido a los acuerdos arribados con Banzer, la vicepresidencia fue ocupada por el Dr. Luis Ossio Sanjines miembro de la democracia cristiana, él tuvo la tarea de aproximar a fuerzas disimiles y lidiar con duchos parlamentarios de su coalición y a la vez confrontar a una oposición fuerte.

En ese momento ya se presentía la necesidad de visibilizar al campesinado y modernizar al estado acorde a los cambios producidos en el mundo, por ello en 1993, en su primer periodo Gonzalo Sánchez de Lozada fue acompañado por el intelectual indígena Víctor Hugo Cárdenas, que contribuyo de manera notable en la aprobación de las reformas constitucionales, la modernización del estado y la visibilización del indígena.

En 1997 fue elegido presidente el Gral. Hugo Banzer Suárez, acompañado por el vicepresidente más joven en ocupar el cargo, Jorge Quiroga, que tuvo un rol importante en el manejo de la política económica nacional y luego como subrogante del fallecido presidente.

En su segundo mandato el 2002, Gonzalo Sánchez de Lozada fue acompañado por el historiador, intelectual y comunicador Carlos Mesa, que después de los sucesos de octubre del 2003 ocupo la presidencia. Su rol en ambos cargos fue polémico pero nunca alejado de la democracia.

Todos con sus luces y sombras contribuyeron a construir una institucionalidad vicepresidencial democrática.

Con el advenimiento del llamado estado plurinacional, la política, el político y el partido dejaron de intermediar los intereses ciudadanos entre la sociedad civil y la sociedad política, fueron reemplazados por los movimientos sociales corporativos y la representación devino en delegación, de tal modo que el parlamento y la vicepresidencia adquirieron un perfil diferente.

En el texto constitucional del 2009, al vicepresidente se le asigna la función de coordinar con los órganos ejecutivo y legislativo, y con los gobiernos autónomos, que le permite concentrar un poder superlativo no reconocido a sus predecesores.

Evo Morales en sus tres periodos presidenciales, tuvo como acompañante indiscutido a Alvaro Garcia Linera, que en los hechos fue un copresidente, y Morales un presidente candidato en eterna campaña. García Linera tuvo un poder onmímodo que lo hace corresponsable de la imposición del régimen autoritario.

Elegido presidente Arce Catacora y vicepresidente David Choquehuanca, la entidad pasa por su peor momento, la ineptitud de su titular es indignante y corrosiva de la institucionalidad democrática. Ningún vicepresidente fue tan mediocre ni demerito el cargo de semejante manera.

Pese a ellos, la vicepresidencia es necesaria e importante para la democracia, su ejercicio debe estar en manos de un político de talante que sepa consensuar, que fije las bases del rearmado institucional de la democracia, que otorgue la normativa necesaria para una gobernabilidad siempre difícil en Bolivia y frene cualquier tentación de manejo arbitrario del poder.

La realización de la segunda vuelta electoral en octubre próximo, pone al votante en una grave disyuntiva, no solo elegirá al primer mandatario sino también a su acompañante y dada la debacle del estado plurinacional es necesario que los

futuros gobernantes compartan un proyecto común, que tengan la voluntad de enfrentar los sinsabores propios de la gestión pública, que su espíritu democrático este por encima de sus aspiraciones personales, que sepan que son servidores de una ciudadanía ilusionada en un futuro mejor, que tienen la obligación de combatir a la mediocridad y a la ignorancia y rechazar con energía los comportamientos antidemocráticos e ignominiosos, vengan de donde vengan.

Salvando las excepciones señaladas, la democracia boliviana tuvo buenos vicepresidentes, es de esperar que el próximo sea igual o mejor.

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