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Andrónico: la restauración

No de la democracia, sino del evismo-linerismo. Eso es Andrónico. O lo que representa. Y lo hace quizás a despecho suyo o sin saberlo, pues el joven es muy ignorante o muy ingenuo. (Tal vez ambas cosas.) Siendo delfín o hechura de Evo, se le hace difícil hablar mal del autócrata que gobernó Bolivia desde 2006 hasta 2019 y a quien debe toda su carrera. A su lado, su candidata a la Vice, de capacidades dialécticas o elocuentes superiores a las del joven, tampoco se siente muy cómoda en entrevistas (en aquellas que, claro está, tienen algo de crítica), pues a ella también le es difícil hablar mal de quien la eligió ministra de Planificación en enero de 2017 o de aquel otro que la promovió durante tantos años en instituciones estatales, Álvaro García Linera. En consecuencia, lo más posible es que el binomio del evista y la linerista sea una especie de intento restaurador de lo que los franceses de la Revolución, si estuviesen vivos, hubieran llamado ancien régime: aquel que gobernó Bolivia desde 2006 hasta un poco después de la fallida elección de octubre de 2019.

Andrónico es un político de muy limitadas capacidades dialécticas y pobrísimo bagaje cultural (además, con una seria inseguridad ante las cámaras, defecto que puede corregirse y que, en realidad, casi todos sufrimos alguna vez). Según lo que escuché del debate de Red Uno, Del Castillo es muy superior a él. Pero entonces, ¿por qué lidera encuestas entre el bloque de masistas? Porque es joven, tranquilo y, según muchos —y aunque esto resulte sorprendente—, “guapo”; además, porque sugiere la idea de que se desprendió del evismo radical (ahora repudiado por muchos, incluidos masistas). Pero no por resultados positivos de su gestión senatorial o como tercer hombre del Estado, que son próximos a cero.

Podemos poner en duda varias cosas, pero no la siguiente: si Andrónico y Mariana ganan, Evo nunca estará tras las rejas, ni siquiera comparecerá ante el juez. También podríamos decir que la republiqueta chapareña seguirá siendo tal y poniendo a la ciudadanía en jaque. Pero ojo: que Evo siga libre sería, en realidad, el mal menor. Pues existe una posibilidad —yo diría no tan remota— de que, si Andrónico es presidente, el contumaz exmandatario —hoy atrincherado en el Trópico cochabambino— sea elegido ministro (¿de Gobierno?, ¿de Relaciones Exteriores?) o algo así… La desvergüenza en la política llega a tales grados que incluso existe la posibilidad de que García Linera regrese e ingrese con paso de parada como jefe en alguna institución pública…

Existe cantidad de preguntas incómodas para Andrónico y Mariana (21F, casos de corrupción, estupro de Evo, narcotráfico, malversación, violación de la CPE, etc.). Pero la más incómoda es la que indaga sobre si se ejecutará o no la orden de aprehensión contra su (¿ex?)jefe. ¡Qué asunto peliagudo para ambos! Ya que, si se pelean con aquel, se ganan una guerra sin cuartel del evismo radical (además de perder toda esperanza de un apoyo suyo); por otra parte, si siguen siendo condescendientes con el engreído autócrata o siguen respondiendo con evasivas, inflaman más los ánimos de los amplios sectores antievistas y pierden votos de los masistas moderados (además de continuar en la incertidumbre de no saber si el tirano los apoya finalmente). La verdad, es una posición espinosa la que tiene el binomio androniquista…

No obstante, sus propuestas tampoco los han colocado en mejor posición. La propuesta de Alianza Popular se puede resumir en una frase del propio Andrónico: “Ni más Estado, ni menos Estado” (en palabras más sencillas, “Más de lo mismo”).  Si uno de los problemas más importantes que tiene Bolivia hoy es el estatismo (con sus correlativos problemas como el centralismo, la burocratización o la corrupción), ni más Estado ni menos Estado como solución de problemas termina siendo una contradicción. Su otra propuesta estrella de “economías populares” parece ser una romantización del empleo informal, ese contra el que más bien hay que luchar. Aunque, “Reconstruir el tejido social”, “Diálogo”, “Es fundamental…”, “Sectores sociales”, “Construir puentes”, “Consenso” y “Democracia plural”, son algunas otras frases que se escuchan en la débil propuesta de aquella candidatura, además de la empresa estatal que proponen crear para administrar la explotación del oro, la cual terminaría siendo otro nido de corruptos, amén de depredadores de la naturaleza.

Pero vamos nuevamente a lo importante: ¿Es coherente pensar que a Andrónico y Mariana, si llegan al poder, les dé un súbito éxtasis democrático y rompan con el espíritu autoritario de sus jefes (Evo y García Linera)? Este es el quid del asunto que la población debería reflexionar profundamente… En todo caso, la suerte ya estará echada en algo menos de un mes.

Ignacio Vera de Rada es politólogo y comunicador social

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