Márcia Batista Ramos
“Ridendo castigat mores” – (riendo se castigan las costumbres) Molière.
Gil Vicente fue el primer gran dramaturgo portugués, escritor y poeta de renombre del siglo XV. Sus fechas de nacimiento y fallecimiento no se conocen con precisión, aunque se estima que vivió entre el año 1465 y el 1536. No existe un registro exacto de la fecha de su fallecimiento, tal vez en 1536, porque a partir de esa fecha no se encuentra ninguna referencia a su nombre en los documentos de la época, con la salvedad de que hubiese dejado de escribir a partir de esta fecha.
Su mayor mérito fue adaptar un teatro que vivía de las grandes solemnidades religiosas al refinado escenario de las diversiones palaciegas, por eso Gil Vicente se convirtió en un innovador y, en tal sentido, fue considerado el fundador del teatro portugués. Sin desmerecer las manifestaciones teatrales anteriores que están registradas.
Era un hombre con conocimientos múltiples, como todo intelectual de aquellos tiempos; fue conocido como joyero autor de la Custodia de Belém, hecha para el Monasterio de los Jerónimos en 1506 (producida con el primer oro venido de Mozambique); también se sabe que tenía el oficio de balanzario (hombre que en las casas de moneda tenía el oficio de pesar los metales antes y después de amonedarlos) y que fue el maestro de retórica del rey Don Manuel.
Como dramaturgo, dejó indicios de haber desempeñado las tareas de músico (ya que componía las tonadillas que acompañan sus piezas teatrales y música religiosa), actor y director. También escribió en castellano. Su obra dramática fue de gran importancia, ya que lo ubicó como el primer grande de su país; asimismo, fue reconocido por su poesía. Haber escrito drama en español, además de portugués, le brindó fama y renombre, y lo colocó a la par de Juan del Encina, en cuanto a la influencia que significó para las posteriores generaciones de dramaturgos.
Muchas localidades portuguesas reclaman ser la cuna de Gil Vicente, tales como: Guimarães, Barcelos, Mangualde, Lisboa, Beiras. Lo cierto es que muchos datos personales, se quedan perdidos en los anales del tiempo.
Su obra se considera reflejo del cambio de los tiempos y el paso de la Edad Media al Renacimiento. Para la historia occidental, el siglo XV es el último siglo de la Edad Media, el puente entre la Baja Edad Media, el Renacimiento temprano y la Edad Moderna; tomándose convencionalmente como momento de división entre ellas el año 1492 por el encuentro de dos mundos o el año de 1453 por la toma de Constantinopla por los turcos. Fueron años de muchos desarrollos tecnológicos, sociales y culturales. Por eso fue llamado el Siglo de las Innovaciones y abrió la era de los descubrimientos. No obstante, el siglo XV fue también el inicio de una era de represión a través de la Santa Inquisición y del inhumano comercio de esclavos desde África. Era una época en la que las jerarquías y el orden social eran regidos por reglas inflexibles y la vertiente teatral, muy sutilmente, empieza a subvertir el orden instituido. De tal suerte que, Gil Vicente, fue el principal representante de la literatura renacentista portuguesa, anterior a Camões, e incorporó elementos populares en su escritura, que a su vez influenciaron en la cultura popular portuguesa.
Gil Vicente, estuvo ligado a la corte portuguesa durante los reinados de Juan II, Manuel I el Afortunado y Juan III, para las celebraciones más importantes de esos monarcas, escribió algunas de sus piezas teatrales. A partir de 1520, Gil Vicente fue nombrado dramaturgo oficial de la Corte, escribió para un público cortesano y su teatro ganó en espectacularidad.
Dejó una producción muy variada, ya que escribió obras religiosas, farsas costumbristas y tragicomedias. Siendo la obra más antigua que se conoce de Gil Vicente la loa de 1502 ofrecida al rey Manuel y a la reina María por el nacimiento de su hijo titulada Auto da Visitação, luego el Auto pastoril castilhano (1502), siguiéndose obras de estructura más compleja como: el Auto del alma (1508), el Auto de los cuatro tiempos (1513) y el Auto de la sibila Casandra (1513), pieza de gran interés y eficacia dramática que trata de una profetisa que rehúsa el matrimonio, pues cree que Dios la ha escogido para ser la madre del Mesías. Después, Gil Vicente escribió la Trilogía de las barcas (1517-1519), cuyo tema principal fue extraído de las danzas de la muerte medievales y del juicio de las almas. Las dos primeras partes están escritas en portugués y la tercera está en castellano.
Su primer trabajo reconocido por los reyes de Portugal fue El monólogo del vaquero, escrito en castellano, pieza representada en los aposentos de Doña María, esposa de Don Manuel, para celebrar el nacimiento de D. Juan III, siendo esta representación considerada como el punto de partida de la historia del teatro portugués. Ocurrió esto en la noche del 8 de junio de 1502, con la presencia, además del rey y la reina, de Doña Leonor, viuda de D. Juan II y Doña Beatriz, madre del rey.
Doña Leonor pidió al dramaturgo la repetición de la pieza por las mañanas de Navidad, pero el autor, considerando que la ocasión pedía otro tratamiento, escribió el Auto pastoril castellano. Gil Vicente que, además de haber escrito la pieza, también escenificó y la representó, usó, con todo, el cuadro religioso navideño en una perspectiva profana. Ante el interés de Doña Leonor, que se convirtió en su gran protectora en los años siguientes. Posteriormente él dirigió los festejos en honor de Doña Leonor, la tercera mujer de Don Manuel, en el año 1520, un año antes de pasar a servir a Juan III de Portugal.
Entre sus comedias, destacan las piezas portuguesas tituladas Comédia de Rubena (1521), Comédia do viuvo (1521), Amadís de Gaula (1533), Cortes de Júpiter, Farsa de Inés Pereira (1523), la Farsa dos físicos (1512) y la Farsa das ciganas (1512). Satirizó al clero y a la nobleza en sus obras, asimismo criticó algunas decisiones del rey, en las mismas.
En las tragicomedias presentó elementos alegóricos con acontecimientos de la historia nacional como en la Frágua de amor (1525), Exortação da guerra (1514) y Templo de Apolo (1526).
Si además se tiene en cuenta que su primera obra, el Monólogo do Vaqueiro, fue escenificada en 1502 para celebrar el nacimiento del futuro Juan III, tomando parte el propio dramaturgo en su representación, y que la última obra, la Floresta de Enganos, fue representada en la residencia real de Évora en 1536, se ve que la actividad dramática de Gil Vicente transcurrió durante los reinados de don Manuel I y de don Juan III, en el Portugal anterior a la Santa Inquisición, ya que ésta fue establecida allí en 1536.
Tras su fallecimiento, Luis Vicente, hijo del autor, reunió las obras de su padre en Compilação de todas as obras de Gil Vicente (1562). Las clasificó en autos y misterios (de carácter sagrado y devocional) y en farsas, las comedias y las tragicomedias (de carácter profano). Dejando en claro la diversidad de formas (el auto pastoril, la alegoría religiosa, narrativas bíblicas, farsas episódicas y autos narrativos) en la obra de su padre.
Gracias al trabajo de compilación de su hijo, conocemos cuarenta y cuatro obras del dramaturgo luso, siendo que quince están escritas en portugués, once en el castellano y dieciocho en una mezcla de ambos, que Gil Vicente denominaba algarabía luso-hispana. La mezcla de idiomas se debe a que, en la época, por motivos históricos relacionados a la corte, el castellano estaba reservado a las altas figuras de la Corte y el portugués era utilizado por personajes de baja extracción social. Así, al representarlos el autor lo hacía en sus respectivos idiomas, aumentando el realismo a su producción. Es importante notar que la variedad lingüística corresponde también a una variedad estilística, ya que Gil Vicente escribía en varios estilos a la vez. Por un lado, un estilo alegórico, heredero de la tradición medieval y explícito en las moralidades de expresión religiosa. Por otro lado, un estilo popular, directo y lleno de expresividad, que trata de reflejar toda la espontaneidad de la vida mediante el uso de un ritmo vivo y variado, un tono familiar y un lenguaje de tipo afectivo, que prefiere lo concreto, la coordinación y la yuxtaposición también, las exclamaciones para que el lenguaje fluya con naturalidad. Por último, el estilo erudito, producto de la cultura aristocrática y que responde a las convenciones de la galantería, cuyos rasgos más destacados, las repeticiones y los equívocos, el uso constante de la antítesis y el léxico preciosista contribuyen a fijar los tópicos del lenguaje cortesano, altamente ingenioso.
…
De mi adolescencia guardo el grato recuerdo de visitar diversas veces la “Biblioteca Pública do Estado do Rio Grande do Sul”, para leer y releer el fragmento del drama “Auto da Lusitânia” (1531), de Gil Vicente donde un rico mercader, llamado «Todo o Mundo» y un hombre pobre cuyo nombre es «Ninguém», se encuentran y conversan sobre lo que desean en este mundo. Mientras dos demonios que escuchan (Belcebú e Dinato) hacen comentarios y anotaciones sobre la conversación. Comparto el fragmento:
“Auto da Lusitânia” (1531)
Gil Vicente
Fragmento:
“Entra Todo o Mundo, homem rico mercador, e faz que anda
buscando alguma cousa que se lhe perdeu; e algo após ele
um homem, vestido como pobre, este se chama Ninguém, e
diz:
Ning.:
Que andas tu aí buscando
T. Mund.:
Mil cousas ando a buscar:
delas não posso achar,
porém ando porfiando.
por quão bom é porfiar.
Ning.:
como hás o nome, cavaleiro?
T. Mund.:
Eu hei nome Todo o Mundo,
e meu tempo todo inteiro
sempre é buscar dinheiro,
e sempre nisto me fundo.
Ning.:
Eu hei Ninguém,
e busco a consciência.
Belzebu:
Esta é boa experiência:
Dinato, escreve isto bem.
Dinato:
Que escreverei, companheiro?
Belzebu:
Que Ninguém busca consciência,
e Todo o Mundo dinheiro.
Ning.:
E agora que buscas lá?
T. Mund.:
Busco honra muito grande.
Ning.:
E eu virtude, que Deus mande
que tope com ele já.
Belzebu:
Outra adição nos acude:
escreve logo aí, a fundo,
que busca honra Todo o Mundo,
e Ninguém busca virtude.
Ning.:
Buscas outro mor bem qu’esse?
T. Mund.:
Busco mais quem me louvasse
tudo quanto eu fizesse.
Ning.:
E eu quem me reprendesse
em cada cousa que errasse.
Belzebu:
Escreve mais.
Dinato:
Que tens sabido?
Belzebu:
Que quer um extremo grado
Todo o Mundo ser louvado,
e Ninguém ser reprendido.
Ning.:
Buscas mais, amigo meu?
T. Mund.:
Busco a vida e quem me dê
Ning.:
A vida não sei que é,
a morte conheço eu.
Belzebu:
Escreve lá outra sorte.
Dinato:
Que sorte?
Belzebu
Muito garrida
Todo o Mundo busca vida,
e Ninguém conhece a morte.
T. Mund.:
E mais queria o paraiso,
sem mo ninguém estovar.
Ning.:
E eu ponho-me a pagar
quanto devo para isso.
Belzebu:
Escreve com muito aviso.
Dinato:
Que escreverei?
Belzebu:
Escreve
Que todo mundo quer paraíso,
e Ninguém paga o que deve.
T. Mund.
Folgo muito d’enganar,
e mentir nasceu comigo.
Ning.:
Eu sempre verdade digo,
sem nunca me desviar.
Belzebu:
Ora escreve lá, compadre,
não sejas tu preguiçoso.
Dinato:
Quê?
Belzebu:
Que Todo o Mundo é mentiroso,
e Ninguém diz a verdade.
Ning.:
Que mais buscas?
T. Mund.:
Lisonjear.
Ning.:
Eu estou todo desengano.
Belzebu:
Escreve, ande lá, mano.
Dinato:
Que me mandas assentar?
Belzebu:
Põe ai mui declarado,
não te fique no tinteiro:
Todo o Mundo é lisonjeiro,
e Ninguém desengañado”
Biografía consultada:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Gil Vicente». Barcelona, España, 2004; T. Braga, Gil Vicente e as Origens do Teatro Nacional, Oporto, Lello, 1898; O. de Pratt, Gil Vicente. Notas e Comentários, Lisboa, Livraria Clássica Editora, 1931; A. Bell, Estudos vicentinos, Lisboa, Imprensa Nacional, 1940; M. L. Azevedo, Bibliografía vicentina, Lisboa, Biblioteca Nacional, 1942; A. Braamcamp Freire, Vida e obras de Gil Vicente, “Trovador, mestre da Balança”, Porto, Imprenta Nacional, 1919.