Es posible que pocos ciudadanos se hayan puesto a pensar en lo que los actos del Poder judicial (jueces y fiscales particularmente) conllevan. Es posible que usted, estimado lector, no haya imaginado qué es lo que sucede cuando un fiscal o un juez corrupto ejerciendo el sicariato judicial que financia y promueve el régimen actual es capaz de generar en la sociedad y en la familia. Usted quizá no ha ponderado las consecuencias de que encarcelen, e incluso solamente enjuicien un pariente suyo por pensar diferente, protagonizar una protesta o reclamar un derecho. Es posible que usted no hubiera meditado en la brutal ruptura de la familia que producen las sentencias que emite el tropel de sicarios a órdenes del régimen actual, la pérdida de todos sus bienes para pagar los costos de una defensa que, de antemano, no va a producir ningún efecto así tenga usted la Constitución y todos los códigos habidos y por haber a su favor, igual van a encarcelar o mantendrán preso a su ser querido. Quizá, los “perros de paja” (así los tipificó un amigo mío) de las fiscalías y los juzgados no se han detenido en pensar en la miseria en que dejan a familias enteras y las consecuencias de salud física y psicológica que producen tanto en la víctima como en su entorno familiar.
Es posible, querido lector, que usted nunca se detuviera a evaluar lo que supondría para su propia familia quebrar de la noche a la mañana el curso normal de las vidas de sus seres más queridos, los hijos y las hijas que deben dejar de estudiar y ponerse a trabajar para paliar la situación, las madres abandonadas a su propia suerte, las enfermedades que genera el encarcelamiento, las deudas que se acumulan, los gastos que se reducen drásticamente, el profundo dolor y la incertidumbre de no saber cuánto sufre el padre o la madre, el hijo o la hija el hermano o la hermana injustamente encarcelado, a lo que se suma el tropel de tinterillos que se prestan a contar todo tipo de cuentos chinos para exaccionar lo poco de dinero que tiene, y el tropel de policías que se suman en esta cruzada orquestada para dejarlo en la calle. ¿Ha pensado usted en la forma en que el régimen se ensaña con los presos políticos incluso hasta verlos morir, negarles asistencia médica, abandonarlos en su agonía?
Por eso es que debemos firmar los libros del grupo de juristas independientes que pide la reforma total del sistema judicial. No piden una fórmula (de esas típicas del masismo) para cambiar jueces y fiscales, piden una reforma para evitar el dolor de las familias bolivianas perseguidas por el régimen, nos piden comprometernos para moralizar la institución más corrupta de la historia contemporánea boliviana, piden firmar para meter presos a los jueces y fiscales corruptos que destruyeron familias enteras, economías completas, la salud y la vida normal de cientos de ciudadanos hoy amenazados o perseguidos. Nos piden sentar un precedente para que las nuevas generaciones no sean víctimas de la dictadura judicial y política que en 15 años ha montado el MAS; nos piden firmar, en suma, una fórmula para imponer el orden de la Ley que es, en última instancia, el fundamento de la paz social.
Frente a esto cabe preguntarnos por qué el régimen masista no cesa de poner trabas e inventarse obstáculos para impedir que se reúna el millón y medio de firmas y se proceda a la reforma del Poder Judicial. La respuesta en realidad es simple, porque todo el poder del régimen descansa en la capacidad represiva que ejerce a través del sicariato judicial. Los funcionarios judiciales en todos sus niveles se han transformado en los paramilitares de la década de los 80s. y el gobierno sabe que el momento en que un juez o un fiscal se nieguen a infringir las normas, se sujeten al debido proceso, apliquen el derecho con equidad y justicia, sus sicarios pensarán dos veces antes de estampar su firma en una sentencia indebida y ellos perderán todo su poder.
Firme los libros querido ciudadano, apoye la única medida democrática y pacífica que podrá poner orden en una sociedad que ha tocado fondo, y en la que nadie, ni usted ni yo, estamos libres de ser víctimas de la dictadura judicial-masista.