Traducción : Marcela Filippi Plaza
Juan José Velez Otero, poeta, insegnante e traduttore spagnolo. Nato a Sanlúcar de Barrameda, nel 1957. Laureato in filologia inglese, ha sempre coniugato l'attività letteraria con l'insegnamento. Ha pubblicato un imponente, prestigioso corpus di libri di poesie: Panorama desde el ático (Madrid, 1998); Ese tren que nos lleva (Madrid, 1999); Juegos de misantropía (El Puerto de Santa María, 2002 y Sevilla, 2017); El álbum de la memoria (Sevilla, 2004); La soledad del nómada (Madrid, 2004); El sonido de la rueca (Córdoba, 2005); El solar (Madrid, 2007); Otro milagro de la primavera (Valencia, 2010); En el solar del nómada (Valparaíso, Granada, 2014); Dióxido de carbono (Valparaíso , Granada,2016); Pasmo (Valparaíso Ediciones, Granada, 2019) Ámbito sustancial. Antología (Ars Poetica, Oviedo, 2019) Cuando todos soñábamos con Ornella Muti (Valparaíso, Granada, 2022). Con i libri precedenti ha ottenuto i premi, Feria del Libro de Madrid, il Ciudad de Cáceres, il Rosalía de Castro, l' Aljabibe de Poesía, o il José de Espronceda. In qualità di traduttore, Velez Otero ha tradotto in spagnolo le opere degli autori nordamericani Donald Hall, Yusef Komunyakaa, Jane Kenyon, Philip Levine, Etheridge Knight, Sharon Olds, Charles Simic o Billy Collins, nonché quelle dei poeti palestinesi Nathalie Handal e Najwan Darwish e gli autori britannici James Byrne, Greta Bellamacina, Carol Ann Duffy, Warsan Shire e Malika Booker.
YA NO SUEÑO
Tengo un libro en mi mesa, un cenicero
—luciérnagas difuntas del hastío—
una copa de whisky y una foto,
y un silencio que no perturba nadie.
Me gustan las cortinas y ese cuadro
con su jarrón naranja y sus espigas.
Tengo un lápiz anciano y unos versos
que brotan como cardos del olvido.
Me gusta abrir la puerta cada cuando
para que salga y entre mi fantasma,
para que salga y entre el aire noble
que me acompaña puro y me diluye.
Sobre mi mesa, el ascua de la vida,
el calendario atroz que ya no entiendo.
NON SOGNO PIÚ
Ho un libro sul mio tavolo, un posacenere
—lucciole defunte dal tedio—
un bicchiere di whisky e una foto,
e un silenzio che non perturba nessuno.
Mi piacciono le tende e quel dipinto
col suo vaso arancione e le sue spighe.
Ho una vecchia matita e alcuni versi
che germogliano come cardi dall’oblio.
Mi piace aprire la porta ogni tanto
affinché esca ed entri il mio fantasma,
affinché esca ed entri l’aria nobile
che mi accompagna puro e mi diluisce.
Sul mio tavolo, la brace della vita,
il calendario atroce che ormai non comprendo.
—
REFLEJO
En el armario hay cuatro puertas, dos de ellas con espejo.
Aquí me encuentro desnudo, recién salido del baño.
Mi imagen multiplicada hasta hacerse infinita,
el reflejo y las réplicas del extraño que soy, un hombre
repetido hasta el abismo.
¿Quién de ellos soy yo:
los ojos que me miran de frente, los ojos que me acechan
desde el azogue íntimo que mi espalda nubla?
Es la luz cada vez más lejana y amarilla,
la traición, la amenaza, el celo de cien mil
extraños por mi espalda.
El homicidio
posible y helado en lo desconocido.
O el crimen interior
y la amenaza, el suicidio tenaz también en su posible.
Acecha el miedo.
Yo, mi propia bestia.
IL RIFLESSO
Nell’armadio ci sono quattro ante, due delle quali con specchio.
Qui mi trovo nudo, appena uscito dal bagno.
La mia immagine moltiplicata fino a diventare infinita,
il riflesso e le repliche dello sconosciuto che sono, un uomo
ripetuto fino all’abisso.
Chi di loro sono io?:
gli occhi che mi guardano di fronte, gli occhi che mi scrutano
dall’intimo argento vivo che la mia schiena annebbia?
Quella luce sempre più lontana e gialla,
il tradimento, la minaccia, la gelosia di centomila
estranei alle mie spalle.
L’omicidio
possibile e freddo nell’ignoto.
O il crimine interiore
e la minaccia, il suicidio tenace anche nel suo possibile.
La paura accerchia.
Io, la mia propria bestia.
—
IMAGEN CONGELADA
Tú, en el cuarto vacío,
en el espacio grande de una casa cerrada,
escuchando a Serrat o leyendo a Vallejo,
estudiando los libros que pasaron de moda,
enamorado siempre de la chica imposible,
soñando con los sueños que nunca sucedieron.
Obstinados empeños componiendo pacientes
la lenta sinfonía de recuerdos postreros.
Las fracciones del alma más tarde desveladas
como pulpa y alquimia; los enlaces fallidos,
los átomos quebrados de otra resistencia.
Y la melancolía,
tu puta melancolía,
como avispas zumbando alrededor del pozo.
El sol de la tarde amarilla en el patio,
la calle y el silencio y sus moreras grandes.
Y la tristeza, siempre la tristeza
que eterna delataba tu signo entre los otros.
Tú solo en el cojín de una silla, sentado
delante de una mesa en una habitación
de una casa que ya no existe.
Al menos
por entonces quedaba la esperanza.
IMMAGINE CONGELATA
Tu, nella stanza vuota,
nel grande spazio di una casa chiusa,
ascoltando Serrat o leggendo Vallejo,
studiando i libri che sono passati di moda,
sempre innamorato della ragazza impossibile,
sognando sogni che non si sono avverati mai .
Sforzi ostinati che pazienti componevano
la lenta sinfonia di ricordi posteriori.
Le frazioni dell’anima rivelate in seguito
come polpa e alchimia; i legami falliti,
gli atomi spezzati di un’altra resistenza.
E la malinconia,
la tua fottuta malinconia,
come vespe che ronzano intorno al pozzo.
Il sole del pomeriggio giallo nel cortile,
la strada e il silenzio e i suoi grandi gelsi.
E la tristezza, sempre la tristezza
che eterna tradiva il tuo segno tra gli altri.
Tu solo sul cuscino di una sedia, seduto
davanti a un tavolo in una stanza
di una casa che non esiste più.
Almeno
allora c’era la speranza.
—
LOS BENDITOS
Buena parte de mis amigos piensa en positivo.
Buena parte de mis amigos procura
que yo piense en positivo.
Piensan
en lo bello de la vida y sus placeres,
en lo bello de la vida y sus asombros,
en lo bello de la vida.
Pasean a los nietos y los traen del colegio
cogidos de la mano.
También transportan
sus mochilas mínimas. No contemplan,
benditos ellos,
la sentencia de un dios concebido por los hombres,
la orfandad que el homínido ante la finitud sentía.
¿Somos la única especie consciente de la muerte,
de la decrepitud y el sino? Música sin ecos somos.
Benditos sean los adaptados
a la virtud de la adecuación y del olvido,
los felices y prácticos, bendito sea
el estoicismo moderno de la tribu clonal
que vive la vida en actitud fructífera sin reparar en ello
–este drama biológico e irresoluble–,
sin admitir que ha llegado la hora
en que existe más pasado que futuro,
que no miras atrás porque te duele el aire
y sus verdades; saber que ya nadie, nunca más,
se acostará contigo por amor.
I BEATI
Buona parte dei miei amici pensa positivo.
Buona parte dei miei amici cerca
che io pensi positivo.
Pensano
nella bellezza della vita e dei suoi piaceri,
nella bellezza della vita e delle sue meraviglie,
nella bellezza della vita.
Portano a passeggio i nipoti e li riportano da scuola
tenuti per mano.
Trasportano anche
i loro zaini minimi. Non contemplano,
beati loro,
la sentenza di un dio concepito dagli uomini,
l’orfanità che l’ominide dinanzi alla finitezza provava.
Siamo l’unica specie consapevole della morte,
della decrepitezza e del fato? Musica senza echi siamo.
Beati gli adattati
alla virtù dell’adeguamento e dell’oblio,
i felici e i pratici, beato sia
lo stoicismo moderno della tribù clonale
che vive la vita con atteggiamento fecondo senza accorgersene
–questo dramma biologico e irrisolvibile–,
senza ammettere che è giunta l’ora
in cui c’è più passato che futuro,
che non ti guardi indietro perché ti fa male l’aria
e le sue verità; sapere che nessuno, mai più,
dormirà con te per amore.
—
ANAGNÓRISIS
Según la Ciencia, parece ser que nuestros genes
almacenan un poco de todos y cada uno
de nuestros antepasados, por remotos que sean,
en grado tal que, por proceso evolutivo,
cada uno de nosotros, y demás miembros de cada especie,
tenemos nuestro origen en las primeras moléculas orgánicas
de hace 3.800 millones de años.
Estas cifras y conjeturas me aturden y me admiran,
me demudan, me marean.
También hablan de la panspermia.
Para mí era más fácil cuando creíamos en Dios.
Yo solía caer enfermo casi todos los inviernos.
Era débil de garganta.
Mi madre,
he de creer que, por prescripción médica,
me ponía un pijama de guata, me arropaba dulcemente,
y allí me tenía una semana de días interminables
y noches de febrícula.
Me aburría,
todos los años la misma historia, me aburría,
pero ella —ya experta en el remedio—,
me prestaba una caja de madera labrada,
artesanal y oscura, brillante como la piel de los
crucificados;
un pequeño cofre tallado por las manos de un pretérito
donde mi madre guardaba el tesoro de un par de
generaciones:
postales desde un cuartel dirigidas a alguien
con torpes letras de amor, misivas de cumpleaños
con caligrafías de colegios de la iglesia
—otras turbias e infantiles—, felicitando a personas
que yo no conocía y que, pronto,
me fueron resultando familiares; rogativas y pésames,
estampas de cristos y vírgenes dolidas,
de santos y tormentos, un surtidor de flores y de lazos,
de invitaciones de boda y recordatorios de primera
comunión,
de esquelas tristes, igual que la luz de la tarde en la ventana,
y un rosario de cuentas amarillas
enlazando decenas de fotos en blanco y negro:
personas lejanas ante un fotógrafo cuya imagen
también dormiría en otra caja de cualquier madre
de cualquier niño enfermo y aburrido como yo.
Antepasados ya borrados de la historia.
De modo que, según los datos que la ciencia aporta,
allí, en la labrada cajita de madera, descubría
y examinaba a aquellos que, aportándome sus genes,
a su vez heredados de otras generaciones,
habían contribuido a que yo, mi conjunto fortuito
de células enfermas, pudiera estar allí, febril y demacrado,
contemplando las fotos de todos los inviernos.
ANAGNORISIS
Secondo la scienza, sembrerebbe che i nostri geni
immagazzinino un poco di tutti e di ciascuno
dei nostri antenati, per quanto remoti essi siano,
a tal punto che, per effetto del processo evolutivo,
ognuno di noi, e altri membri di ogni specie,
abbiamo la nostra origine nelle prime molecole organiche
da 3.800 milioni di anni.
Queste cifre e congetture mi stordiscono e mi stupiscono,
mi sconvolgono, mi fanno girare la testa.
Parlano anche di panspermia.
Per me era più facile quando credevamo in Dio.
Ero solito ammalarmi quasi ogni inverno.
Ero debole di gola.
Mia madre,
devo credere che, su prescrizione medica,
mi metteva un pigiama di flanella, mi copriva dolcemente,
e così mi teneva una settimana di giorni interminabili
e di notti febbrili.
Mi annoiavo,
ogni anno la stessa storia, mi annoiavo,
ma lei —ormai esperta nel rimedio—,
mi prestava una scatola di legno intagliato,
artigianale e scura, lucida come la pelle dei
crocifissi;
un piccolo cofanetto intagliato da mani di un passato
dove mia madre custodiva il tesoro di un paio di
generazioni:
cartoline da una caserma indirizzate a qualcuno
con goffe lettere d’amore, missive di compleanno
con calligrafia di scuole di chiesa
—altre torbide e infantili—, di auguri a persone
che non conoscevo e che, presto,
mi sono diventate familiari; preghiere e condoglianze,
immagini di cristi e vergini dolenti,
di santi e di tormenti, un distributore di fiori e di nastri,
di inviti di nozze e ricordi di prima
comunione,
di tristi necrologi, come la luce della sera alla finestra,
e un rosario di grani gialli
legando decine di foto in bianco e nero:
persone lontane davanti a un fotografo la cui immagine
dormirebbe anche in un’altra scatola di qualsiasi madre
di qualsiasi bambino malato e annoiato come me.
Antenati già cancellati dalla storia.
Quindi, secondo i dati che la scienza apporta,
lì, nell’intagliata scatola di legno, scoprivo
ed esaminavo quelli che, dispensandomi i loro geni,
a loro volta ereditati da altre generazioni,
avevano contribuito al fatto che io, il mio insieme fortuito
di cellule malate, potessi essere lì, febbricitante ed emaciato,
contemplando le foto di tutti gli inverni.
—
MAÑANA DE LLUVIA
Febrero. Están los huertos
iluminados de almendros bajo la luz plomiza
de una mañana lluviosa.
Huele a café en todas las ventanas.
Se desliza el agua por las fachadas viejas.
Calle Misericordia,
el pavimento de piedras mojadas
y redondas. Sigue lloviendo.
Una imagen borrosa,
soy yo,
con un impermeable azul,
muerto de miedo, camino de la escuela.
MATTINA DI PIOGGIA
Febbraio. Gli orti sono
illuminati da mandorli sotto la luce plumbea
di una mattina piovosa.
C’è odore di caffè in tutte le finestre.
Scorre l’acqua dalle vecchie facciate.
Via Misericordia,
il pavimento di pietre bagnate
e rotonde. Continua a piovere.
Un’immagine sbiadita,
sono io,
con un impermeabile blu,
morto dalla paura, mentre vado a scuola.
—
DIBUJO DEL NATURAL
Estos días azules y este sol de la infancia
Antonio Machado
En este mismo patio de la infancia
hoy vuelve a dar el sol como otras veces,
como en aquellos días de coladas
y sábanas al viento.
Hoy vuelve a dar el sol, mas no es el mismo,
ni canta nadie nada mientras tiende
la piel de los recuerdos.
Pasé toda la vida
huyendo del futuro,
temiendo este momento.
Y tuvo que llegar.
En el cordel, sujetas por dos pinzas,
las zapatillas grises
que conservan aún la forma de tus pies.
DISEGNO DAL NATURALE
Questi giorni blu e questo sole dell’infanzia
Antonio Machado
In questo stesso cortile dell’infanzia
oggi torna il sole come altre volte,
come in quei giorni di bucato
e di lenzuola al vento.
Oggi torna il sole, ma non è lo stesso,
né tantomeno nessuno canta qualcosa mentre stende
la pelle dei ricordi.
Ho trascorso tutta la vita
fuggendo dal futuro,
temendo questo momento.
È dovuto arrivare.
Sulla corda, tenute da due mollette,
le pantofole grigie
che conservano ancora la forma dei tuoi piedi.
(De Cuando todos soñábamos con Ornella Muti. Valparaíso Ediciones, marzo 2022)