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21F: apuntes de su emergencia

El otro día una amiga me preguntó cómo, dónde y en qué circunstancia nació esta idea de festejar el 21F para que hoy se haya convertido en un ícono de la resistencia boliviana al SSXXI. Era el 21 de diciembre de 2016, ya habían pasado 10  meses desde la grandiosa victoria ante los planes prorroguistas del régimen. Ante el rotundo NO, en vez de aceptar su derrota, los poderosos inventaron un montón de argucias y vías para pasarse por el forro la decisión de las urnas. Montaron una feroz campaña de desacreditación de la victoria a través de la invención de que su derrota se habría debido a una mentira. Así, empañaron la trayectoria personal y profesional de periodistas, analistas y activistas que apoyaron abiertamente el voto en contra de la reelección.

Obligaron a radios, canales de Tv, periódicos y agencias de noticias que “limpiaran” de sus ítems a los que ellos denominaron “el cártel de la mentira”. Estigmatizaron a los medios que, según el Gobierno, eran los causantes de la derrota del 21F.

La campaña gubernamental contra todo aquel que osara reivindicar la victoria del 21F era (sigue siendo) despiadada. Ahogaron a los medios “rebeldes” con la supresión de las  tandas publicitarias del Gobierno  y con la revisión, por parte de Impuestos Internos, de todos y cada uno de sus movimientos económicos. Todo el aparato estatal se puso al servicio para que la derrota sea desconocida.

Eran (son) días muy duros. En el  colectivo Fuerza Ciudadana, el tema de la arremetida del Gobierno era motivo de constantes análisis para asumir medidas de defensa de los compañeros y compañeras perseguidos y ultrajados por el aparato estatal. El miércoles 21 de diciembre de 2016, a modo de evaluar el año que terminaba y de lo que se vendría en  2017, la pregunta que rondaba en el ambiente era: “Qué más podemos hacer para parar la arremetida gubernamental?”.

Como suele ocurrir,  nos centramos en el análisis estratégico, pero no logramos aterrizar en acciones concretas a más de reforzar las que ya habíamos estado haciendo: no dejarnos dominar por el miedo, no sentirnos solos, no dejar de denunciar la corrupción estatal y jamás perdernos en el odio ni la rabia.

Salimos de la reunión con buen análisis, pero con sabor a que faltaba la salsa y, por ello, quedó la tarea de pensar en alguna acción que nos permita, de una vez generar contra-poder. Como resultado de nuestro trabajo para que el NO se imponga en febrero de  2016, habíamos forjado una red de confianza y comunicación constante con decenas de colectivos de Bolivia.

Usando el WhatsApp entre las 23 y las 3:30, hablé con más de 15 colectivos de Santa Cruz, Cochabamba y Tarija  para preguntarles qué hacemos para generar contrapoder, unir a los bolivianos bajo un mismo ideal como el que logramos hace 10 meses   y que la victoria no nos la arrebaten. Eran las cinco de la mañana y acababa de rever (pues creo que la he visto más de 10 veces) la película Invictus.

De las decenas de bellas reflexiones que tiene Mandela, siempre me quedaban dos: “Para construir nuestra nación, todos debemos superar nuestras expectativas” y “la nación del arcoíris empieza aquí”.

Tuve la suerte de estar en la posesión de Mandela el año 1994 y volvieron a mi mente las miles y miles de personas que se concentraron para recibir al primer presidente negro de Sudáfrica.

Inspirado en las consultas y la película, agarré el celular y llamé: “¿Oye hermano y si para el 21 de febrero del próximo año convocamos a que en toda Bolivia el pueblo festeje en sus plazas?”. Entre la sorpresa de un mal despertar y una idea loca, el amigo me respondió: “Uta, qué jodido eres, pensé que era algo más grave para que llames a esta hora. Pero me parece que es una buena idea, la compartamos mañana. Y mejor dormí”.

Al día siguiente las consultas se multiplicaron por cientos. Las dudas a la idea estaban marcadas por el miedo al fracaso y por el temor a que la gente no salga del FB y el Twitter a las calles. Las grandes ideas se vuelven realidad cuando no solo las piensas, sino cuando las forjas y haces que ya no sea tu idea sino de todos. Y así se hizo, en menos de 24 horas decenas de cambas, collas y chapacos “locos”  afirmaban que ese era el desafío a superar.

Ricardo, Ilonka, Alejandra, Wálter, Samuel, Amalia, Ylia, Claudia, Raúl, Gonzalo, Luis, Diego y decenas más se movieron por sus propias redes y lo que parecía imposible se convirtió en una gran realidad, que hoy no tiene dueños, y es el día de la libertad, la democracia y respeto a la CPE que une a millones de bolivianos.  El régimen tiene el 22 de enero, los ciudadanos libres el 21F, poder y contrapoder. “Y la nación del arcoíris, comienza aquí”.


Ivan Arias Durán es ciudadano de la República de Bolivia.
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