Las acciones políticas, en general, son efecto de una determinada causa, pero, en la confirmación de la regla es posible que haya alguna excepción producto de la casualidad.
El proceso electoral en curso tiene causas y casualidades a ser desentrañadas, tanto en el cómo y en el con quiénes se han articulado las candidaturas. La profusa información en las redes sociales ha intoxicado a la ciudadanía con datos no siempre importantes o necesarios, en este plano, los propios contendientes contribuyen a instalar un clima de confrontación adjetiva al eludir responder cómo se saldrá de la compleja crisis que vive Bolivia.
En el electorado se ha instalado la idea de que todo será resuelto por el mesías que gane la segunda vuelta electoral acompañado de unos cuantos fieles, sobre cuyas espaldas recaerá toda la responsabilidad
La contienda electoral ha sido focalizada en los defectos personales de los candidatos, los errores o delitos de sus familiares y, eventualmente, en los pecados que hubiesen cometido, en suma, las estrategias se esfuerzan por mostrar al contendor como un ser detestable y autoconvencerse que el suyo es de una pureza cual oro de alta calidad con una puntuación de tres nueves.
Como no es conveniente que sus colaboradores se visibilicen, lo mejor es que sean desconocidos, que no hayan sido, todavía, estrenados en estas lides, porque de entrada serían sometidos a desalmadas criticas por los inmaculados, que cumplen el papel de infoxicarnos con sus especulaciones.
Paz y Quiroga son conocidos y tienen una larga historia en la política nacional, sobre ellos recaen todas las maldiciones o bendiciones, son seres sometidos al escarnio o a la alabanza desmedida, alimentada por una sobrecarga de la información, que impide a la ciudadanía reflexionar con ecuanimidad.
Pese a estas circunstancias el proceso electoral esta lleno de historias y de casualidades, que no deberían pasar desapercibidas.
El PDC que ahora cobija la candidatura de Paz Pereira en la década de los sesenta del siglo pasado sufrió desgajes, uno de ellos la encabezada por jóvenes que formaron la democracia cristiana revolucionaria que sería esencial en la fundación del MIR, Ahora el hijo de uno de sus líderes es amparado por la sigla primigenia.
La consigna reaparece, Doria Medina al conocer que no logró su objetivo electoral, anunciaba que apoyaría al ganador en cumplimiento de su palabra al igual que Jaime Paz, que den su momento lanzó la consigna “palabra empeñada palabra cumplida”
Es loable y normal que un expresidente apoye a su hijo en sus pretensiones, pero que cumpla la función de operador político va más allá de la sola
demostración del amor filial, máxime cuando lo hace con el apoyo desde las sombras de figuras políticas que fueron parte importante de la historia mirista.
No solo esto, la migración de una parte del equipo de Doria Medina al servicio del ganador de las elecciones, da la impresión que se estaría rearticulando el viejo MIR, incluyendo alguna dirigente emblemática que es utilizada para justificar los desaciertos de su candidato vicepresidencial. Las figuras históricas del MIR están activas ¿será producto de un plan o simplemente una casualidad? el tiempo se encargará de esclarecer estas dudas.
Las aproximaciones Paz Pereira-Doria Medina, pese a las duras peleas y divisiones históricas de sus articuladores, se asienta en el pragmatismo político que inauguró Paz Zamora, donde lo que importa es llegar al gobierno obviando las razones que los fraccionó.
Por su lado Jorge Quiroga se muestra como la expresión nítida de la más rancia oligarquía logiera cruceña cuyos representantes rodearon y apapacharon al expresidente Banzer Suárez. La fortaleza política y social de Quiroga esta en Santa Cruz, en sólida alianza con las élites conservadoras que son pieza importante en la búsqueda de concretar sus aspiraciones electorales.
Más allá de que su candidato vicepresidencial es uno de los financiadores de campaña, permite dejar en claro cuál será el sector social sobre el que se asentará la gestión de Quiroga si gana la segunda vuelta electoral, la sombra de Banzer los guarece.
Después de conocer los resultados del 19 de octubre las coaliciones serán necesarias, una de ellas podría ser entre Paz y Quiroga, parecida a la constituida por Paz Zamora-Banzer-Suárez, que dio nacimiento al Acuerdo Patriótico ¿lo harían recordando viejos amores y complicidades que podrían reproducirse en el presente o por una pragmática necesidad de gobernabilidad que les obligue a olvidar ofensas recientes? Vaya uno a saber.
El panorama es complejo, sometido a todo tipo de aproximaciones, todo es posible, la democracia que está en proceso de rearticulación tendrá una determinada identidad en relación con el tipo de acuerdos que se cristalicen.