Claudia Vaca
«La lengua de los pájaros» de Gigia Talarico es un poemario que despliega una compleja red de imágenes y una amplia gama de experiencias humanas, desde la memoria y el amor hasta el dolor y la introspección. Con una dedicación que refleja una profunda conexión con su círculo cercano, Talarico nos invita a explorar un mundo íntimo y a la vez universal.
El epígrafe de Artephius, un alquimista medieval, establece desde el principio el tono cabalístico y misterioso del libro. La alusión al arte cabalístico sugiere que el significado profundo de los poemas puede no ser evidente de inmediato, requiriendo una lectura cuidadosa y contemplativa para desentrañar sus secretos.
La colección abre con «Furtiva luz», un poema que introduce el tema de la memoria como un hogar efímero y mutable. Esta sensación de transitoriedad y búsqueda permea todo el libro, con Talarico usando metáforas de cenizas y espacios para expresar un anhelo constante de pertenencia y sentido, desde la experimentación del desarraigo, la búsqueda de un lugar en el mundo, la migración desde su propio ser, el hecho de sentirse parte y partirse con los distintos lugares habitados y deshabitados, la propia memoria fragmentada y restaurada miles de veces, a partir de los sentidos dispersos en el sitio donde renace las veces que sea necesario para resistir a las crisis universales que el ser humano en la humanidad de la poeta Gigia, ha experimentado.
Los poemas «Rayuela» y «Prisión» son ejemplos del modo en que Gigia Talarico explora la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la pérdida. En «Rayuela», las líneas y garabatos representan los caminos inciertos de la existencia, mientras que «Prisión» captura la melancolía de estar atrapado en una rutina diaria, observando el paso del tiempo desde la distancia.
El poema «Auxilio» toca un tema más oscuro, el de la desesperación silenciosa. Aquí, Talarico maneja con destreza la imagen del fuego y el silencio, creando una sensación de angustia y aislamiento que resuena profundamente.
A lo largo del poemario, Talarico emplea una rica variedad de imágenes y metáforas, desde la naturaleza hasta lo urbano, desde lo cotidiano hasta lo místico. La estructura libre de los poemas, con sus espacios amplios y ritmos variables, refuerza la sensación de un viaje interior lleno de altibajos emocionales. El hablante lírico reflexiona sobre la naturaleza elusiva del tiempo y su impacto en la percepción personal de la vida. La «distancia ambigua de los días» sugiere una sensación de incertidumbre y la dificultad de aprehender el paso del tiempo de manera concreta. La pregunta sobre «dónde quedó esa fuerza moviendo el horizonte» evoca una pérdida de vitalidad o impulso que antes era más tangible. Es un cuestionamiento existencial que podría resonar con muchos lectores que, en algún momento, se han sentido desconectados de la energía que impulsa sus vidas hacia adelante. La fuerza que movía el horizonte, simbolizando sueños, metas y deseos, se ha debilitado, dejando una reflexión introspectiva sobre el significado y dirección de la vida.
El poemario tiene por título “La lengua de los pájaros”, expresando un impresionismo artístico, visual, de luz y oscuridad bailando entre las sombras, expresa el paso del tiempo en el cuerpo, el debilitamiento de los sentidos, así lo vemos en el verso: “… el fuego débil que percibo como ofrenda me entregará tu alma extinta dibujada en carbones”
Este poemario aborda de manera poética y profunda la inexorabilidad del tiempo y su efecto sobre el cuerpo y los sentidos. El «fuego débil» puede interpretarse como la vitalidad disminuida o la chispa de la vida que se va apagando. El término «ofrenda» sugiere un sacrificio o un tributo, indicando una aceptación solemne del proceso natural de envejecimiento y muerte. El verso «…alma extinta dibujada en carbones» es una imagen poderosa que representa lo que queda después de que el fuego de la vida se ha apagado: una huella, una marca, un residuo que persiste en la memoria y en el mundo físico y místico. Esta imagen es tanto un recordatorio de la fragilidad humana como un homenaje a la perduración de la esencia de una persona, aunque transformada.
Los poemas de Talarico se entrelazan temáticamente al explorar el paso del tiempo y sus consecuencias en la vida humana. Mientras que el primero se enfoca en la pérdida de impulso y la búsqueda de significado en la trayectoria de los días, el segundo se centra en el debilitamiento físico y la inevitable marcha hacia la mortalidad. Juntos, crean una meditación sobre la temporalidad y finitud de la vida, dos temas universales que invitan al lector a reflexionar sobre su propia existencia y el legado que dejarán.
La poesía de Talarico es introspectiva y evocadora, capturando con precisión y belleza la condición humana en su lucha contra el tiempo.
La poesía de Gigia Talarico, tanto en este libro, como en La manzana dorada, Grietas del tiempo y otros poemarios, e incluso en su narrativa, posee un rico entramado de imágenes, sensaciones y reflexiones que invitan al lector a un viaje introspectivo, a adentrarnos a la condición humana desde la propia subjetividad. Su poesía explora temas universales como el paso del tiempo, la memoria, la pérdida y la búsqueda de significado en la existencia cotidiana.
En particular, su “Distancia» hay un ejercicio de estiramiento de la voluntad del día, el paso del tiempo en el cuerpo, el debilitamiento de los sentidos, que ofrecen una meditación conmovedora y melancólica sobre la fragilidad de la vida y la resistencia del espíritu humano.