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Una nueva ética del trabajo: el salario emocional

¿Qué significa el salario emocional y cuáles podrían ser sus impactos positivos en el mundo del trabajo? Estas son algunas preguntas relevantes, sobre todo cuando las condiciones y estructuras del trabajo están cambiando en todo el mundo, no solamente por los impactos del Covid-19, que obligó a suspender la asistencia a diferentes fuentes laborales, sino por las perspectivas de renovación que ahora se presentan para varias empresas y profesionales quienes están buscando readaptarse a nuevas exigencias en diferentes escenarios de trabajo.

El salario emocional es una alternativa viable porque representa un conjunto de retribuciones no monetarias que cualquier trabajador puede recibir en su organización, como un complemento al sueldo tradicional. Es parte de nuevas fórmulas creativas que se adaptan a las necesidades de las personas en su vida diaria para mejorar la motivación y el compromiso de sus empleados, a través de “incentivos no económicos”. Uno de los principales beneficios consiste en atraer mejores talentos, a través de ofertas simbólicas que se relacionan con aspectos subjetivos, deseos de transformación personal y estímulos psicológicos para no encerrarse en una mentalidad únicamente atrapada en el ámbito del dinero.

Asimismo, se trata de una herramienta para reducir el ausentismo laboral y la rotación de personal. Cuando un empleado se siente feliz en una empresa (pública o privada), es más difícil que la abandone por más dinero. Aunque esto puede ocurrir, el dinero no compra otros elementos de la libertad personal y la ética del compromiso que no siempre está guiada por más billetes en el bolsillo. Los empleados perciben positivamente otros incentivos que las empresas podrían incentivar como parte de una dimensión vinculada con la motivación.

El salario emocional es, en muchos casos, un mejor ambiente y espacio de trabajo. Por ejemplo, mejorar la infraestructura, accesibilidad a la tecnología, bienestar ergonómico de los instrumentos de trabajo, comodidades que son simples para sentirse a gusto, hasta lograr una buena relación con los jefes y otros colegas porque es vital “aprender” de todos, beneficiarse de otros conocimientos, tener relaciones armoniosas, así como construir un espíritu de equipo y colaboración.

Una de las características de los buenos jefes es saber escuchar a sus empleados con el fin de tomar en cuenta sus opiniones y promover situaciones de participación para resolver problemas de manera más efectiva y creativa. Si analizamos bien, el salario económico se convierte en algo secundario. Más dinero para vivir cómodamente es algo fundamental, pero no significa todo en la vida laboral. Las empresas deben ofrecer salarios competitivos para atraer o preservar a los empleados con mejores capacidades; sin embargo, el salario emocional, sencillamente, busca hacer más felices a las personas y puede dividirse en los siguientes elementos: premios subjetivos, estar complacido, sentirse ayudado y obtener satisfacciones profundas como asumir retos para el beneficio personal y de otras personas. Este tipo de salario emocional, poco a poco, conducirá también hacia mejores ofertas monetarias.

Entre los elementos internos del salario emocional, se encuentran aquellos momentos en que se delega una mayor responsabilidad y se hace un reconocimiento por el “esfuerzo” llevado a cabo en una tarea importante. Otros aspectos externos que también forman parte del salario emocional, son aquellos beneficios materiales como los subsidios de natalidad, lactancia, vacaciones pagadas y permisos sin mucho trámite. En esta categoría tienen cabida nuevas fórmulas de retribución flexible como las medidas de conciliación entre la vida personal y laboral, junto con los servicios complementarios como un buen seguro de salud y de vida. Los jefes más imaginativos, inclusive incluyen dentro de la planificación estratégica de sus organizaciones a las iniciativas y proyectos personales de sus empleados más motivados o que son capaces de un desempeño excelente para beneficiar en un sentido multidimensional, tanto a la empresa como a la sociedad.

El salario emocional toma notoriedad en un mundo que se adapta a los cambios de valores de la sociedad actual, como la revalorización del ocio para permitir que las personas tengan más tiempo y realicen sus actividades personales o hobbies. El salario emocional contrarresta los sistemas rígidos de una organización donde, a veces, todo gira en torno a estructuras impersonales, sin dar lugar a la vida individual. Hay una creciente necesidad de conciliar la vida personal con el trabajo. Se trata de lograr más posibilidades de mejorar el trabajo gracias a las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), como trabajar desde la casa utilizando el Internet y fuentes de datos remotas. La idea central es sentirse feliz o en plenitud para rendir de manera más adaptable y sin pensar únicamente en el dinero.

Algunos ejemplos de salario emocional se vinculan con la actual era digital de la generación denominada Alpha. Esta generación representa a los niños nacidos entre el año 2010 y la actualidad, proyectándose como la nueva generación fuerte hasta el año 2050. Nacieron bajo la lógica del touch en las computadoras y los teléfonos inteligentes. Son los nativos digitales al 100%. La tecnología es una extensión de su manera de conocer el mundo. Son los que usan de manera intensiva las redes sociales, convirtiéndose en líderes virtuales influyentes a través de las redes y los tutoriales.

La generación Alpha tiene una sobreabundancia de información. La tecnología atraviesa su existencia, impacta en sus modos de conocer, aprender, expresarse, divertirse y comunicarse. Para ellos es fundamental estar conectados todo el tiempo a las facilidades digitales y el salario económico se convierte en algo secundario porque privilegian a la tecnología y el hecho de estar confortables con ella, antes que el viejo incentivo del dinero.

Otro ejemplo es la flexibilidad horaria. Los trabajadores de hoy quieren una mayor libertad y no estar subordinados a un horario que bloquee sus mejores formas de rendimiento. Hay personas que se desempeñan mejor por la mañana, otras por la tarde o noche. El salario emocional facilita el trabajo con horarios flexibles y la posibilidad de que la gente tenga un mayor compromiso y productividad, según su bio-ritmo profesional y personal. En este caso, el bio-ritmo constituye un ciclo de fenómenos fisiológicos que se repite de manera periódica e incide en el estado anímico, emociones y sentimientos.

Los bio-ritmos influyen en la conducta de las personas. Todo tipo de horarios rígidos desajustan los bio-ritmos de miles de trabajadores eficientes, haciendo que la fatiga se convierta en una amenaza para el buen rendimiento laboral. Es aquí donde el salario emocional hace su ingreso triunfante para mejorar las condiciones del trabajo y el mundo subjetivo del trabajador que quiere ir más allá de los billetes. Lo peor de todo, siempre aparece con los jefes ejecutivos y retrasados funcionarios de recursos humanos cuando dicen: “eso está en contra de la norma”. Camisa de fuerza que hoy día convierte a muchos profesionales en inservibles burócratas que serán derrotados por el salario emocional y por las condiciones insufribles que destruirán a miles de empresas. El trabajo ya no debe significar una carga fatigosa.

Pamela Alcocer Padilla es Socióloga, especialista en desarrollo organizacional

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