Blog Post

News > Etcétera > Una Ilustración para nuestro tiempo

Una Ilustración para nuestro tiempo

Iván Garzón Vallejo

Espíritus del presente. Los últimos años de la filosofía y el comienzo de una Nueva Ilustración 1948-1984
Wolfram Eilenberger
Barcelona, Taurus, 2025
Traducción de Joaquín Chamorro Mielke
440 págs.

Basta pasar por cualquier librería para darse cuenta de que en nuestros días abundan los libros de filosofía que ofrecen consuelo, lecciones, consejos o simplemente, una guía para vivir en este mundo abundante en estímulos sensoriales pero escaso de cosmovisiones. En este contexto, Wolfram Eilenberger, un filósofo alemán que combina exitosamente la escritura con el periodismo televisivo sobresale porque aborda la obra de grandes autores modernos europeos y norteamericanos de modo accesible al público sin formación filosófica. Y si en sus libros anteriores había hecho un ejercicio de traducción para iniciados del pensamiento de Ludwig Wittgenstein, Walter Benjamin, Ernst Cassirer y Martin Heidegger (Tiempo de magos); Simone de Beauvoir, Simone Weil, Ayn Rand y Hannah Arendt (El fuego de la libertad), ahora, en Espíritus del presente. Los últimos años de la filosofía y el comienzo de una nueva Ilustración. 1948-1984. continúa esta suerte de historia de la filosofía contemporánea por entregas con otras cuatro mentes privilegiadas: Theodor Adorno, Michel Foucault, Susan Sontag y Paul Feyerabend.

Por supuesto, historias de la filosofía hay muchas y biografías de sus protagonistas, también. ¿Qué es entonces lo que hace especial este trabajo? Sería de Perogrullo decir que la forma erudita y sucinta de su exposición, pues es lo que se espera en una publicación que ofrece sintetizar corrientes, escuelas o autores. Además de ello, lo novedoso, a mi juicio, es que rehúye el lugar común logocéntrico de nuestra tradición intelectual occidental, pues no escudriña solamente en las ideas sino también y sobre todo, en la experiencia del filosofar. Es allí donde gravita la narración de cuatro vidas que, aunque nunca se cruzaron físicamente, coincidieron en su ethos intelectual. Theodor Adorno, Michel Foucault, Susan Sontag y Paul Feyerabend, «los cuatro “espíritus del presente” aquí presentados guardaban una relación de oposición subversiva a las formas y escuelas de la filosofía que se habían consolidado institucionalmente desde la posguerra. Además, ellos mismos no formaron un grupo ni una escuela; y menos un sistema. Más bien, eran encarnaciones ejemplares de una vida acorde con la Ilustración» (pág. 381). Luego, este no es un libro sobre una escuela, una época o un lugar prolífico en ideas y amistades (como el fantástico Magníficos rebeldes, de Andrea Wulf, comentado acá mismo por Javier Moscoso), sino sobre un modo de ser, una forma de encarnar la filosofía y ejercerla con placer, dolor, angustia, gozo, pero ante todo, como experiencia de emancipación. De allí que los cuatro protagonistas estuvieran en las antípodas de practicarla como una actividad profesional sometida a estándares de calidad científica y al vaivén de las modas teóricas y epistemológicas que aseguran subvenciones y aplausos de la galería, es decir, como oficio de lunes a viernes de nueve a cinco en la torre de marfil de un departamento universitario o de un centro de investigación. A partir de una estupenda narración de la exploración académica, sexual, política y estética de los autores retratados sin atisbos hagiográficos por demás, sino como testigos privilegiados de una época excepcional, Eilenberger desliza una crítica feroz al academicismo de la filosofía de hoy. Y por si quedaran dudas, su declaración de intenciones lo confirman al definir su libro como «el testimonio de una liberación» basado en una concepción que «contradice las formas hoy imperantes del filosofar académico. Pero no la tradición filosófica» (pág. 381).

Eilenberger nos pone ante cuatro filósofos que encarnaron el dictum weberiano de vivir entregados enteramente a una pasión secular que los redimiría del sinsentido del mundo, que libraron una batalla incansable contra el conformismo social y las derivas autoritarias de su tiempo: la guerra de Vietnam, la aridez de la filosofía analítica, las inercias arbitrarias de la vida académica, las egolatrías del mundo intelectual, los procesos de descolonización, la crisis del marxismo y las incertidumbres de los baby boomers, que los llevó a experimentar la angustia, la incomprensión, la soledad y el rechazo en los que desembocó una búsqueda intelectual sin ataduras. También experimentaron un sentimiento de desamparo y estrechez existencial, de un malestar profundo con las «estrecheces» biográficas, temporales y epistemológicas que, no obstante, suscitó en ellos el «coraje de la desesperación» (pág. 381), y el deseo de asumir sus procesos vitales ―como el de hacer su doctorado, por ejemplo― como una búsqueda infatigable por hallar una vía filosófica original, es decir, propia.

Es aquí donde cobra sentido la herencia ilustrada que Eilenberger quiere reivindicar, toda vez que, casi dos siglos después, y cada uno de ellos dentro de las coordenadas biográficas, epistemológicas e históricas que le tocaron, continuaría la conversación que Immanuel Kant empezara en 1784 al responder a la pregunta ¿Qué es la Ilustración? diciendo lacónica pero expresivamente: Sapere aude! ¡Ten el valor de utilizar tu propio entendimiento! Así, la vida y obra de los cuatro encarnarían lo que significa en la turbulenta época de la segunda posguerra y de los convulsos años sesenta y setenta lo que significaba pensar por sí mismos y salir de la minoría de edad, no de forma declarativa o con un postureo lingüístico. Adorno lo haría desde la teoría crítica, Feyerabend desde la filosofía de la ciencia, Sontag desde el ensayo, la literatura y el cine, mientras que Foucault con las arqueologías de lo desviado y las historias generales de los fenómenos marginados. Y como no existe emancipación sin minar la autoridad, esta rebelión desde cuatro frentes tuvo en común la crítica de los moldes de la filosofía analítica dominante (Sontag, Foucault y Feyerabend) y del marxismo (Adorno), prolongando así el diálogo con sus maestros o interlocutores: Hegel, Nietzsche, Freud, Wittgenstein, Austin, Popper y Habermas.

En cuanto experiencia situada en un tiempo histórico, la filosofía supone también una relación con el entorno, es decir, es una búsqueda que se enmarca también en un espacio. Por eso, Eilenberger da cuenta de la relación de los cuatro autores con las ciudades en que vivieron: del aburrimiento que le produjo a Foucault la vida en Estocolmo como funcionario del servicio exterior francés al éxtasis posterior de su vida en el pueblo costero de Sidi Bou Said en Túnez hasta la explosión de creatividad de Vincennes. Del estímulo sensorial que representó para la joven Sontag el París de los años sesenta y la exuberancia cultural de Nueva York, que le permitieron dejar atrás la monotonía de Oxford y Cambridge, Massachusetts. En el caso de Adorno, su recorrido intelectual estuvo marcado por el arco que va de Frankfurt a Nueva York, mientras que Feyerabend dejaría sus huellas en Viena, Bristol, Londres, Berkeley y Zúrich. Como se ve, la filosofía es peregrinaje, no solo intelectual sino también emocional, existencial. Y como filosofar es ante todo una experiencia vital, no se puede dejar de aludir al peso que tiene en esta el amor. El profundo enamoramiento de los últimos años de Feyerabend, el tabú hacia la homosexualidad que Foucault erosionó, el libertinaje del que en una época Sontag hizo su seña de identidad, así como la amistad fraternal que se profesaron Theodor Adorno y Max Horkheimer durante décadas y a la cual tanto le debemos son descritos y recreados en este estupendo libro. Encuentros, uniones, rupturas: experiencias que documenta Eilenberger con la destreza de una revista de célébrités y la finura de quien encuentra en ellas las huellas biográficas para componer un cuadro mayor. Este libro es, en última instancia, una reivindicación del pensar como experiencia moral, es decir, como un modo de situarse en el mundo y de asumir una actitud de apertura ante la realidad.

Ahora bien, que gente que se ha tomado muy en serio la salida de la minoría de edad ―como lo hicieron Adorno, Sontag, Feyerabend y Foucault― hayan experimentado el intento de suicidio, una exploración disruptiva con su identidad sexual, el consumo de drogas, los cambios abruptos de opinión (¿existen hoy?), el desprecio de sus colegas y la interpelación de sus estudiantes puede sorprender en un tiempo en el que, salvo notables excepciones, la filosofía ha sido domesticada como forma sofisticada de mindfulness cuando no de autoayuda, pero constituyen una lección tan antigua como Sócrates: la filosofía como forma de vida, como amor apasionado y hasta desenfrenado por la sabiduría, como pathos al que sobrevienen consecuencias impredecibles. Vivida de este modo, la filosofía es  un árbol frondoso que reverdece en tiempos de crisis dando cobijo a quienes la cultivan, en aquellos momentos en los cuales las nuevas formas de pensar se imponen como una necesidad urgente y hasta desgarradora. Por eso, una de las muchas ironías y recusaciones de nuestra situación actual, anota el escritor alemán, es que «estos cuatro autores se consideren ejemplos paradigmáticos de una despedida de la Ilustración en el sentido de Kant, una despedida políticamente localizada y transformada en activismo. En casos bastante comunes y, por lo mismo, idiotas, esto tiene lugar bajo la clave de un, o incluso el, “posmodernismo”» (pág. 382). Para reivindicar el espíritu filosófico y moral de los cuatro, este libro propone una lúcida defensa del proyecto ilustrado para nuestro tiempo. No de la Ilustración como racionalismo rancio o como enciclopedismo pedante ―como la predican algunos de sus defensores―, sino como proyecto de vida en libertad, como cultivo de la razón y de las emociones. Entendido así, qué duda cabe de que todos queremos ser ilustrados.

Iván Garzón Vallejo es profesor universitario y escritor. Su último libro es El pasado entrometido. La memoria histórica como campo de batalla (Crítica 2022 / Ril editores 2023).

error

Te gusta lo que ves?, suscribete a nuestras redes para mantenerte siempre informado

YouTube
Instagram
WhatsApp
Verificado por MonsterInsights