Mariana Ruiz Romero
La literatura se transmite de manera genética, y la pasión parece saltar generaciones. Con este, su tercer libro de cuentos, Munckel nos demuestra que el talento puede ser hereditario, y, al mismo tiempo, divergir en temática y aproximación.
Y es a cuento porque el nieto de uno de nuestros más eximios representantes literarios, Oscar Alfaro, llega aquí como maestro del terror. Un terror que me recordó agradablemente a Stephen King, rey del género, y que me dejó con ganas de más. Cada cuento podría leerse como el primer capítulo de una novela independiente, donde los pájaros son el motivo recurrente, donde las mujeres están bien representadas y todos los horrores comienzan con un salto lateral hacia lo inesperado, lo grotesco, lo inquietante.
Solamente dos están relacionados entre sí, tomando momentos de la infancia y la vejez de una protagonista. En “Un montón de pájaros muertos”, una niña conversa con la voz achicharrada y disonante de una araucaria. En “La voz del árbol”, esta relación de décadas da a luz a un monstruoso pájaro gigante, y la ahora anciana cometerá un serio error al intentar acercársele.
La continua sensación de que hay cosas allá afuera, cosas peligrosas, que no son de este mundo, nos persigue en cada una de las páginas de este libro.
Tres cuentos, ahora re-escritos, aparecieron en la antología “19 cuentos de terror” que se realizó el 2023 con Parc Editores. Al cuento del título se le añaden “Guía de Aves” y “Rara Avis”. Con esta nueva presentación, de gran factura, -como se caracteriza Nuevo Milenio-, se le aumentan nueve cuentos que demuestran trabajo del lenguaje, una sólida construcción del suspenso, y varias criaturas que invitan a imaginar el horror, antes que atosigarnos con descripciones innecesarias.
Las tensiones entre los protagonistas son algo que destacar, sean esposos, padres o madres, hijos e hijas, compañeros y primos, los diálogos son naturales e inmediatos, cada personaje nos dice mucho de sí mismo a través de sus palabras.
Los diálogos de Munckel nos transportan a escenas cotidianas que se sumergen de pronto en posibilidades surrealistas, los sueños que estos protagonistas tienen casi siempre son ominosos, y me encantaría escuchar más sobre cada uno, cómo se enfrentarían a peligros del más allá, a pájaros de dimensiones desconocidas, a peligros inefables. La docena de cuentos y sus personajes son sólidos y sugerentes.
Así como sólida es su definición del terror: “El terror es una impresión que va más allá del miedo” nos dice, una atmósfera enrarecida, una tensión creciente, una ruptura de las leyes de la normalidad, un encuentro con lo desconocido.
De lo que me quejo, es de la brevedad de las puestas en escena. Son efectivas, sí, pero demasiado cortas. Una se queda pensando, deseando saber más, adivinando si habrá algo más al girar la página. Quién sabe y esto es otra virtud, otra muestra de talento de Munckel.
Fuente: Editorial Nuevo Milenio
