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Tres libros de Poesía

Maurizio Bagatin

Ir por libros de Poesía un sábado por la mañana parece casi inverosímil. Tal vez ya nadie la lea, tal vez todos somos poesía hecha carne y linfa, palabras y silencios. Tal vez no hay materia para definirla: “Podremos definir algo cuando no sabemos nada de ello”, palabras de un Poeta, Jorge Luis Borges.

Y me encuentro con tres libros de Poesía que merecen una narración por separado. Cada uno lleva su historia, su espeso tiempo que los ha acompañado hasta una librería de viejos libros. Le daré, como lo merecen, un orden cronológico. Flor de loto-Mensaje de amor a la Mujer China de Jesús Lara debió ser una joya para los amantes de la Poesía en aquellos años. Transcurría el año 1960 cuando la Editorial América de Cochabamba dio a luz este “librito” que hasta en su formato, en su edición se transforma en Poesía. Las ilustraciones son de Raúl G. Prada, maestro pintor, artista plástico que la Llajta sigue extrañando, pocos como él supieron penetrar la campiña valluna. Y las viñetas son de Carlos Canedo, artista que entró en un triste olvido. La portada es una joya poética de por sí, una reproducción parcial de una acuarela de Chen Tzi-fa, artista de Shanghái. Los clisés fueron preparados por el artista boliviano Luis Castillo. Una belleza. “Se marchitó la luz ante mis ojos / lo mismo que una flor abandonada”, recita Jesús Lara, y continua: “Tú, Flor de Loto, tú que tienes / mi soledad por lago / y arrojas el azul / del cielo y el regalo / del sol en mi tiniebla. / Tú, Flor de Loto.”

Raúl Otero Reiche es el Vate de Santa Cruz de la Sierra. Como Jesús Lara fue a defender la tierra boliviana en la Guerra del Chaco, generación a la cual se le debe un profundo despertar, vendrá la revolución del´52 como también, luego, una gran amnesia. Cuadernos Poesías es una plaquette estupenda -perdonando el abuso de adjetivos- del 1964, editada por Imprenta Emilia, en Santa Cruz de la Sierra en enero del 1964. Amor por una tierra que aun no vislumbraba el cruel destino que le esperaba, lo vernacular fue la esperanza, las tradiciones y el pueblo su vivencia: “Busqué por todas partes el cazador, ni el arco / ni la flecha, tan sólo la bestia en ese charco / nocturnal, con un tiro parpadeando su crimen, / ¿nada más es la vida para concluir tan sola? / mas, súbito la bestia, como tantos que gimen, / espantó la luciérnaga con un golpe de cola.” Todo era Poesía en aquellos años, las portadas, el encuadernado, la palabra, el tiempo, el amor…

¿Quizás quien habrá vaciado la biblioteca de Don Néstor Taboada Terán? Tengo entre mis manos Paso cerrado de Leonardo García Pabón, firmado por el autor al escritor paceño, un libro de Poesía del 1979, editado por “Piedra Libre” de La Paz, con dibujos de Eduardo Velásquez. Otra joya. El eje central la Paz, Cochabamba, Santa Cruz conectados con la Poesía. Y este “librito” viene acompañado por un tremendo prólogo de Blanca Wiethüchter, la Poetisa. Y es ella en adosarse cuanto la Poesía sea “tener conciencia de una necesidad y asumirla…aquel que escribe porque “no tiene más remedio que hacerlo y lo sabe”. “! ¡Qué soledad la de los hombres sin un mundo! / No en Leo. / Toda imagen se consume en sí como un sol.”

Vuelvo donde empecé, a Borges: “La poesía no pretende cambiar por magia un puñado de monedas lógicas. Más bien devuelve el lenguaje a su fuente originaria”.

El Poeta es un fingidor, dijo Pessoa, y cuanta falta de fingidores tiene hoy este mundo irrazonable.

Ir por libros de Poesía un sábado por la mañana, inverosímil como lo absurdo de la vida que sin poesía sería un error.

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