El poemario de Iván Castro Aruzamen, comentado por Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Escribir sobre un libro de poemas debe ser lo más difícil. Cómo enmarcar dentro de una exposición “racional” este género que escapa a todo conjuro que quiera clasificarlo. No me siento idóneo para el caso, por tanto tiro unas líneas sobre el papel hablando –conversando– de y con un amigo querido que un buen día de sus nutridos años se puso a inventar en verso palabras de amor.
Iván Jesús Castro Aruzamen, en su tiempo, y aun hoy aunque bajo opresivo silencio, fue crítico despiadado de un régimen del que no vale –aquí– la pena hablar. Lo saco a colación porque en uno de los poemas incluidos lo menciona. En algún momento o caso, estas aristas de la vida, la lírica y la realidad, se unen. En el caso de Iván tal vez para mostrar al ser amado, ausente y/o renuente que el valor que se tiene para enfrentar el poder se amilana ante ojos de mujer. Decir algo como “yo que me enfrenté a ellos, tiemblo por tu voz”. No lo dice el autor específicamente pero creo que por ahí va la idea.
Poco hablar, mejor, para introducir al lector en el indomable espectro de la duda que es, casi siempre, el mismo del amor.
