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Santa Cruz avanza hacia su destino profético

Cada año se festeja la efeméride del Departamento de Santa Cruz conmemorando su grito libertario del 24 de septiembre de 1810, cuando el pueblo cruceño se alzó contra el yugo español gritando a voz en cuello ¡abajo el mal gobierno! y destituyó al gobernador impuesto por la Corona. De otra parte, han pasado 200 años ya, desde que esta insigne región reivindicó su derecho a la libertad y la autodeterminación, el 14 de febrero de 1825, con una acción militar y la proclama del “Colorau” Mercado, por eso el festejo del Bicentenario cruceño en 2025. Y, si bien Santa Cruz ha ido avanzando desde entonces hacia su destino profético, lo ha hecho a costa de dolor y sufrimiento.

Para hablar de ello con propiedad, hay que conocer la historia, y lo bueno de tener amigos que se las saben todas es que uno, no siendo experto, puede recibir información privilegiada, como la del economista e historiador cruceño, Carlos Hugo Barbery Alpire, quien me compartió unas expresiones del siglo XVI atribuidas al Gobernante Colonial Diego de Mendoza, en la historia novelada escrita por Germán Coimbra Sanz en 1974 y reeditada en 2005:

“Mira ese mapa, si el cartógrafo que lo hizo no está equivocado, Santa Cruz será el centro en donde converjan todos los caminos de esta parte del mundo. ¿Cuántos años pasarán para eso? Nadie lo sabe, pero así sucederá. Aquí está la semilla de lo que un día será árbol. Se irá nutriendo con nuestra vida y nuestra muerte, con la actitud del Capitán; con la humildad de la india, con el orgullo de don Francisco el viejo (…) Pero, escúchame bien: uno de esos factores debe predominar para tipificar una estirpe, para dar fisonomía a una nación. Cuando progresa un pueblo atrae gente de otros climas, con nuevas ideas, con otras costumbres”

“La gente que aquí llegue, de los cuatro horizontes, bendecirá esta tierra, bendecirá su nombre; porque el más poderoso no valdrá más que el pobre, ni el tirano más rudo podrá contra sus hombres. Tal vez sobre estos campos pasarán muchos soles, correrá mucha sangre en torrentes enormes; pero un día, no dudes, en sus ígneos crisoles se forjará una raza trabajadora y noble”

“Benditos serán los que bendigan a esta tierra de Santa Cruz de la Sierra y malditos los que aborrecen a su pueblo (…) a Santa Cruz nadie podrá destruirla ya que por Santa Cruz pasarán todos los caminos, será tierra de paz y progreso y acogerá, alimentará al mundo y será tierra de hombres y mujeres libres”

“¿Sabrán cuánto luchamos los seres de ese entonces? Sabrán, porque esta tierra, con sus rígidos moldes, dará forma al carácter singular de sus hombres que imprimirán la historia de sus generaciones”

Carlos Hugo Barbery, me explicó que tales expresiones invocaban una conversación entre Diego de Mendoza y su esposa Juana de la Torre, y, que el tal “don Francisco el viejo”, era el padre de Diego, don Francisco de Mendoza, gran conquistador de la Corona quien juntamente con el primer Adelantado del Río de la Plata, don Pedro de Mendoza, fundaron Santa María del Buen Aire (hoy Buenos Aires), dejando raíces en la gran Asunción y procreando hijos, entre ellos, Diego y Elvira, esta última, esposa de Ñuflo de Chaves.

Barbery me refirió también que la “corriente constructora” -colonización no saqueadora- que ingresó por el Río de la Plata, tuvo connotaciones opuestas a las “conquistas colonizadoras” que se dieron por el centro (Francisco Pizarro, Perú) y por el norte (Hernán Cortés, México), de ahí aquello del Himno Departamental que reza: “La España grandiosa, con hado benigno, aquí plantó el signo de la redención, y surgió a su sombra un pueblo eminente, de límpida frente y de leal corazón”.

Lo cierto es que tales expresiones, dichas hace siglos, parecen escritas para nuestro tiempo. En efecto, en menos de 70 años Santa Cruz -que hasta entonces no hacía parte del quehacer nacional- se volvió la “locomotora” de la economía boliviana gracias al exitoso Modelo de Desarrollo Cruceño -inclusivo, abierto y resiliente- basado en 5 factores (tierra, trabajo, capital, tecnología e institucionalidad) y 5 valores (libertad, individualidad, competitividad, asociatividad e integración) que lo diferencian de otras regiones.

Con un Producto Interno Bruto (PIB) superior a los 14.000 millones de dólares, aporta más del 30% al PIB nacional, y el 77% del volumen de alimentos se da en la región cruceña, además de liderar la producción maderera. Y, algo no menor, exporta a más de 80 países:¿Acaso Mendoza no dijo que esta tierra “alimentará al mundo”?

Pero, estos no son números fríos, detrás hay familias transformadas, niños con futuro, jóvenes con esperanza a partir del sacrificado trabajo de gente oriunda y migrante, haciendo que su PIB per cápita supere los 4.000 dólares, por encima de la media nacional, con una pobreza extrema que bajó al 3,8%, y la moderada al 20%.

En verdad, Santa Cruz es un símbolo de “lo posible”, y si pudo cambiar tanto en tan poco tiempo para bien ¿por qué no Bolivia? Si aquí se pudo, entonces, sí: ¡Otra Bolivia es posible!

Gary Antonio Rodríguez Álvarez es Economista y Magíster en Comercio Internacional

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