Yessika María Rengifo Castillo
Recordé que nuestra historia nunca se escribió entre rosas y días de sol. Silvia y yo nos conocimos en el bar que solía frecuentar los viernes cuando salía de mi trabajo. Descubrí que detestaba los días de invierno, las comidas chatarra y la música rabalera que le recordaba los golpes de su padrastro. No deseaba que tuviéramos una relación estable lo que presenció en su casa era suficiente para creer que nuestra relación se reducía a conversaciones del mundo, relaciones sexuales y aguardientes, momentos que me alegraban pero alejaban la posibilidad de un nosotros. Cuando le confesé que la amaba su frente se ciñó y permaneció largo rato en silencio, prometiendo que hablaríamos después del tema… Han pasado seis meses y no regresó al bar. Sigo recorriendo sus pasos entre las orquídeas que tanto amaba, y sus fotografías se aniquilan entre mis lágrimas del ayer.