José Luis Bejarano Céspedes
En la inauguración del seminario internacional “Políticas y Acciones Hacia la Calidad Educativa” el Señor Presidente nuestro Estado Plurinacional hizo mención en la educación en valores y el compromiso del maestro en su rol con la sociedad y su vocación de servicio.
El hablar de una educación despatriarcalizadora que enseñe la no violencia contra las mujeres, la lucha contra la corrupción, el amor al país, a través de los valores y principios que podemos transmitir a nuestros estudiantes, pidiendo a los maestros ser el ejemplo para poder enseñar desde el mismo porque esta es la mejor forma de educar afirmo el primer mandatario.
Solo esta primera parte nos debe hacer reflexionar, de quien es esta loable labor de educar en principios y valores, si muchos estudiantes viven hoy en familias disgregadas, por diversos factores, niños y adolescentes que ven como sus padres disputan su tutela como si fueran un objeto cualquiera y no queriendo cumplir con una paternidad o maternidad responsable, muchas veces siendo testigos de cómo buscan hundir a alguno de sus progenitores, exponiéndolos a entrevistas y test psicológicos que lo único que causan es hacer que el niño, niña, adolescente o joven tenga que elegir entre padre o madre, de que valores podemos hablar si en el hogar solo se vive un ambiente de violencia y agresividad, ¿servirá de algo que el maestro o maestra le enseñe el valor de la paz, del buen trato, de la no violencia, cuando en “su hogar” que debe ser el lugar donde él o ella pueda vivenciar estos valores no lo hay?
En un aula donde hay más de 40 estudiantes cada uno con una historia propia y se desea inculcar valores como la responsabilidad, la honestidad, se tiene también 40 o quizás más padres que fiscalizan desde el grupo de wasap la labor del maestro o la maestra, muchas veces molestos por la metodología de enseñanza del maestro, si algún estudiante llega reiteradas veces tarde y no se lo deja entrar para que aprenda a ser puntual, los padres se molestan, si se le exige uniforme, vestir decorosamente como debe ser, sin usar maquillaje, tinte en el cabello, tatuajes, piercing, cortes a la moda, etc. Muchas veces se tilda al maestro, maestra director o directora de anticuado, cerrado en sus ideas, incluso se lo amenaza con demandas porque atenta contra la dignidad “del menor” si es menor quien es el encargado de enseñarle a cumplir normar y reglamentos que cada Unidad Educativa tiene, si es menor quien apoya cada una de estas acciones y o conductas, en mis casi 20 años de experiencia como maestro y 7 años como director he tenido que aprender a lidiar con padres que quieren llenar su ausencia con ser permisivo con sus hijos, dejándolos que si deseen se tatúen, que se coloquen piercing en varias partes, que se pinten el pelo y se vistan como deseen aludiendo que es su elección y su personalidad, cuando la formación de la personalidad debe estar orientada por los padres.
La sociedad también juega un rol fundamental, porque nuestros estudiantes tienen hoy acceso a la información de primera mano a través de las redes sociales ¿Cómo puede hablar un maestro o maestra de la lucha contra la corrupción si es lo que más ve a diario? Si sabe que puede conducir un vehículo o una moto sin tener edad ni licencia porque si lo encuentran lo soluciona con una coima, si ve a diario que no hay un buen trato y los videos de violencia se viralizan más rápido y para muchos de nosotros esto es normal, peleas, insultos, agresiones en la calle, los medios de transporte, la violencia se campea por toda nuestra ciudad y nuestros estudiantes ven toda esta realidad que hay en nuestra sociedad, ver madres peleándose en las puertas de los colegios, padres a punto de llegar a los golpes que no han logrado solucionar sus conflictos o desacuerdo de manera pacífica a través del dialogo, casos podríamos cada uno compartir pues en algún momento hemos sido testigos de algunas acciones violentas, como personas pensantes que gozamos del raciocinio debemos siempre ser nosotros el ejemplo para quienes están detrás nuestro que no solo el maestro o la maestra sea el ejemplo para las futuras generaciones, sino que sea un compromiso de toda la sociedad la búsqueda de la cultura del buen trato, que vuelva a ser parte de nuestra esencia y que no solo quede en palabras el decir que “es ley del cruceño la hospitalidad”.
Juntos trabajemos por la cultura del buen trato y la trasformación de una sociedad en la cual todos practicamos los valores.
Lic. José Luis Bejarano Céspedes – Maestro.
