Angélica Guzmán Reque
La trayectoria en la escritura de esa obra tiene un contexto muy especial y expectante.
Cierto día recibí un correo virtual de un señor Crespo, que escribía de Sucre. Sus palabras textuales fueron: “Leí sus obras de novelas infantiles y me encantaron, entonces pensé que había encontrado a la persona que podría escribir sobre la personalidad del gran prócer de la independencia de nuestro país, Andrés de Santa Cruz”
Me emocionaron sus palabras, pero al mismo tiempo, le dije que, en mis años escolares apenas había conocido el nombre de Andrés de Santa Cruz, por lo que no me atrevería a escribir una novela con quién apenas lo conocía.
El señor Crespo, me respondió que, eso era lo de menos porque él se encargaría de enviarme libros de historia para conocerlo mejor y, fue así, que muy gentilmente, a vuelta de correo me envió cinco libros de historia, donde se contaba la trayectoria histórica de este insigne ser de nuestra historia.
Esas lecturas despertaron en mí, admiración y respeto por esa personalidad que tuvo el país y que, no sé por qué, se recuerda más a Bolívar y Sucre, que sí, tuvieron importancia, pero Andrés de Santa Cruz, luchó al lado de ellos y recibió todo el apoyo necesario, por lo que, desde mi humilde objetividad, los tres debían merecer el mismo elogio y gloria en la independencia de nuestro país.
Mi intención, al escribir este libro es que, los niños y jóvenes deben conocer esta figura, que después de 200 años, se puede decir que lo resucito y me siento feliz porque, después de pedir a una y otra Editorial, pude conseguir la benevolencia de la familia Artigas en la Editorial Comunicarte y, ellos, con toda la voluntad necesaria, aceptaron publicar mi obra. Les estaré siempre agradecida.
La obra, es una novela corta, ideal para niños y jóvenes, que es donde mejor me desenvuelvo. Quiero que conozcan a esta insigne soldado primero y militar después, que tuvo que enfrentarse en los campos de guerra ante temibles fuerzas de países limítrofes, como son Argentina y Chile, que fueron contendores fuertes y de espíritu egoísta y cruel, pero nada pudieron hacer ante la fuerza y el amor con qué Andrés de Santa Cruz, se enfrentaba con ellos.
Fueron quince largos años de campos de batalla sangrienta. Luego, Bolívar, con toda la confianza que tenía en él, le encargó la presidencia del país. Era un país destrozado por tantas luchas, no contaba con leyes, el hambre se ensañó, huérfanos y desolación circundaba nuestro país y, Andrés de Santa Cruz, hijo de una descendiente incaica y de un militar español, fue criado y educado con todas las virtudes y valores de la persona aguerrida, voluntad férrea, visión señera; nada lo hacía retroceder. Leía a los grandes próceres de contiendas y organizaciones en el mundo. Se rodeó de gente capaz y responsable y así pudo reorganizar el país, y, lo mismo hizo con el Perú; por eso soñaba con la Confederación Perú – Bolivia, sin embargo, fuerzas opositoras, de su misma gente, no le permitieron continuar y murió con la pena de no haber cumplido con su sueño de ver floreciente a su país.
Se dice que muchas de las leyes que dictó, todavía están vigentes y se los aplica con seriedad y responsabilidad.
Creo que, mi novela Andrés de Santa Cruz, A todo galope, podrá despertar, no importa a unos pocos esa semilla del bien y de ver florecer un país próspero y bendito, en todo los quehaceres político – sociales y culturales. Nuestro país lo necesita y, todos los que amamos de verdad el suelo que nos vio nacer, sienten ese ímpetu de contagio de este insigne y glorioso ser que tuvimos en nuestra historia, debe contagiar su infinito patriotismo.
Muchas gracias.