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¿“Narcotráfico, ese que usted produce…”?

La respuesta (8/3/18) del expresidente colombiano Andrés Pastrana (1998-2002) a nuestro presidente boliviano es muy dura: “Plan Colombia salvó a Colombia de las garras del narcotráfico, ese que usted produce, alienta y protege hace décadas, ese que alimenta cárteles como el de mi secuestrador Pablo Escobar y a sus amigos de las FARC. 2016 Bolivia dijo No a su reelección, Colombia dijo No a las FARC”.

Ante semejante mensaje, el Gobierno y ningún boliviano deberíamos quedarnos callados. El Gobierno nos debe una explicación. Los ciudadanos, por nuestra parte, deberíamos preguntarnos, quién nos gobierna. ¿Por qué un expresidente, de una potencia extranjera, acusa a nuestro actual Presidente de alimentar cárteles como el de Pablo Escobar? ¿Por qué Evo Morales es sindicado, sin usar siquiera cremita, de producir, alentar y proteger al narcotráfico desde hace décadas? ¿Qué intereses defiende el Gobierno actual?

Son acusaciones que no vienen de un terrorista mediático o de una sinvergüenza lengua suelta. El expresidente Pastrana, a diferencia de las respuestas de EMA, se tomó seis horas en redactarla y enviarla. Es decir, que la pensó y repensó antes de hacerla pública. Me basaré en Gustavo Duncan, autor del libro Más que plata o plomo. El poder político del narcotráfico en Colombia y México (2015) para sentar algunas preguntas que debemos resolver los bolivianos.

Duncan explica que Pablo Escobar “ante un Estado que no daba oportunidades, en lugar de crear un partido, creó una organización criminal”. Certifica también que en la “Colombia de los 80 y 90, convertirse en delincuente era una forma de realización social y que el narcotráfico era una empresa de producción de poder político y económico”, que llevó a  que la clase política ceda porciones  de su  poder  a  cambio  de participación  en  los  excedentes  del  narcotráfico.

Bajo esta lectura y las temerarias acusaciones de Pastrana, podemos inferir que ¿los cocaleros del Chapare, antes que crear un partido, forjaron una organización criminal para tomar el poder? En la Bolivia de hoy, ¿el ser delincuente de cuello blanco o negro, es una forma de realización social?

Desde el Chapare, en base al poder económico que genera la actividad de la coca (92% de su producción destinada a actividades ilícitas), ¿se ha construido un poder político que hoy domina el Estado boliviano?  ¿Son estos excedentes los que han llevado a que, hoy, el tema del narcotráfico no sea visto por la clase política boliviana como un problema sino como un factor de movilidad social y dinamizador económico a través de su “reinversión” en el contrabando, la construcción y el pujante sector de servicios?

En su segunda hipótesis, Duncan demuestra, con abundantes datos de México y Colombia, que las  relaciones  de  la  clase política  “nacional y regional” están vinculadas con el narcotráfico y cómo  estas relaciones se reflejan  en  cambios  en  las decisiones de las políticas nacionales.

En el caso boliviano, ¿es esta relación la que permite que en el Trópico cochabambino se concentren grandes inversiones públicas en empresas (insostenibles por cierto) y obras (aeropuerto, estadios)?  ¿Es esta relación la que ha llevado a que se anule la Ley 1008 que definía  la coca del Trópico como ilegal y que, ahora, con la Ley 906 se ha convertido en producción legal?

“El tema de las instituciones estatales se resuelve mediante el soborno. La mafia paga una parte de sus ganancias a las autoridades a cambio de evitar que repriman las empresas criminales” (Duncan, 2013).

Como se podrá ver,  las acusaciones del colombiano Pastrana, que conoce muy bien lo que significa el narcotráfico (estuvo secuestrado por este) y su combate (fue el que inició el Plan Colombia) no pueden quedar en un simple tuit. O nos está mintiendo o nos está advirtiendo de una realidad que no queremos ver.

El ultimo informe de la JIFE expresa su preocupación de que la ampliación de los cultivos de coca de 11 a 22.000 hectáreas en zonas ilegales “haya  afectado la capacidad del Gobierno para controlar la disponibilidad de hoja de coca para el consumo tradicional interno y aumentado el riesgo de que la hoja de coca se desvíe para la fabricación ilícita de cocaína”.

Y dejo la pregunta, ¿estamos ante un Estado democrático de derecho o estamos ante un Estado que se parece cada vez más colombiano de los 80 o al venezolano y cubano de hoy?


Ivan Arias Duran es ciudadano de la República de Bolivia.
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