Maurizio Bagatin
“Brilla el sol de septiembre radiante”, ya se acercan los treinta años en esta tierra. Nada ha cambiado, y sin embargo todo ha cambiado. No han cambiado las mañas para obtener y conservar el poder y las artimañas para sobrevivir, van cambiando continuamente las fisonomías de la gente y algunos eventos. Varía el flujo del tiempo, la primavera que invita al verano, la adolescencia a la madurez, la euforia al desencanto, el otoño al invierno.
En este septiembre miro las alfombras de las flores de los jacaranda, esta tarde he regado algunas plantas con mis nietos, un poco riendo, un poco renegando. Lucas me ha pedido que dibuje algunos peces en una hoja, y un corazón como yo creo que sea. Cuando inician a cantar los grillos en el jardín está oscureciendo, María Victoria sigue andando descalza inventándose historias fantásticas. Me acordé de un cuento del Chueco Céspedes, La paraguaya, ella tiene también sangre de “la isla rodeada por la tierra”, “nadie existe sin un pasado” recitaba una frase de un film que estaba viendo anoche. Los “pata pila” siguen en nuestro imaginario, hasta que mi suegro se casó con una paraguaya. Ironía de la vida, ella festejará mañana 14 de septiembre su cumpleaños.
“El irlandés” Fabrizio está durmiendo sobre un colchón improvisado, él nació en Dublín y tiene huella de Leopold Bloom, la estética de Oscar Wilde y la mirada de sus ojos celestes es encantadora como la mirada de la serpiente. Hago pasear al último de mis nietos, Daniel, sonrisa que verá todo un otro mundo, espero otro mundo posible. Ha pasado mucho tiempo, las nuevas presencias te avisan, te lo recuerdan a cada momento.
Retornar de un viaje hace recordar otros viajes. Viajamos y retornamos siempre al mismo lugar. Vemos cosas nuevas con los ojos de siempre. Si retornamos a viejos lugares los veremos con otros ojos. No será lo mismo, pero tampoco será tan diferente, todos era más grande cuando éramos más pequeños, ahora que somos más grandes todo nos parece más pequeño.
Cuatro nietos que confunden la línea de tiempo que tal vez un día hemos querido trazar. Estar al juego, confabular con la suerte, reconocer los errores que han hecho nuestra experiencia. Una mirada atrás y alumbrando adelante, amasar la melancolía con una sonrisa, acordarme la poesía en quechua que recitó mi hija Nicoletta un 14 de septiembre, recordar esta fecha porque mañana es cumpleaños de Simonetta.
