Circo beat
Norma Yurié Ordóñez – Guatemala
Antes de morir de hambre, el ilusionista decidió desaparecerse a sí mismo. Nadie preguntó por él.
El odio
Araceli Otamendi – Argentina
Llevaba años con el odio oprimiéndole el corazón, le guardaba rencor y quería escribir una nueva página en su historia, borrar lo anterior, que no quedara ningún rastro. Empuñó un revólver, se introdujo en la máquina del tiempo y lo buscó, estaba ahí, como siempre, con esa sonrisa sarcástica. Ella le disparó tres tiros, se aseguró que estuviera bien muerto
Enseguida volvió al presente, alguien tocó su hombro:
-Es tarde, dijo él con un hálito helado.
De pesca
Manuela Vicente Fernández – España
Anoche soñé que me sumergía en un río desconocido y salía de nuevo a la superficie con un pescador en la palma de mi mano.
Virus subversivo
Biyú Suárez – Bolivia
El fármaco empleado no es de ayuda para esta enfermedad, dijo el médico residente antes de expirar
Crisis
Amalia Cordero – Cuba
Esta mañana llegaron muy pocos obreros. Una extraña coincidencia ahuyentó a la mayoría. Algunas máquinas se encendieron en vano. Necesitaron de las silenciadas. Se dispararon las alarmas. Llegó la orden de cerrar la fábrica. Nadie les preguntó cómo harían para pagar el gas, el agua y el hospital a donde se suponía, que debían llevar a los contagiados. Las calles se maquillaron de rostros decepcionados, de bolsillos vacíos. Los obreros no pudieron alcanzar ni las plazas ni los salarios, por lo menos, para comer y enterrar sus muertos.
Siempre rebelde
José Miguel Sandoval Bleyer – Bolivia
El sujeto ese llevaba más de una hora gesticulando mientras escupía amenazas e insultos contra todos.
—¡BASTA! — grité mientras golpeaba la mesa.
—¡Sino, ¿qué?! — insistí desafiante.
Y ante su silencio cobarde, continué:
—Eso pensé — y me retiré de la oficina.
Ahora tendré que buscar otro trabajo.