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Joselma Noal – Brasil
La mujer pajarita abandonó la ventana al oír la melodía. La voz Flautista de Hamelín acunar su sueño.
Tour por México
Adriana Azucena Rodríguez – México
Te ofrecí mi corazón, pero tú exigías uno cada atardecer.
Forjando nuevas alianzas: cómo la letra “C” encontró su voz
María Elena Lorenzin – Argentina
Aunque la letra C se sentía atrapada en tercer lugar, descubrió que podía destacar al combinarse con otras letras para formar nuevas palabras como «crisálida», «cisne», «cosmovisión», “cuántico” o «conciso». De esta manera, la letra C aprendió que su ubicación en el alfabeto no era lo más importante y encontró nuevas formas de brillar y destacarse.
Caperucita y el lobo I
Rodolfo Lobo Molas – Argentina
Todos los veranos iba al bosque a visitar a la abuelita. Ansiaba ese tiempo de verdes exuberantes porque entre la vegetación la esperaba el lobo, con quien –luego que se sacara el disfraz de feroz animal- daba rienda suelta a su ardoroso amor. Después los jóvenes inventarían la conocida fábula para esconder su romance. La abuelita que sufría de demencia senil, jamás pudo desmentir nada y fue así como la historia llegó a nosotros como si fuera un cuento.
La apuesta
Carmen Dorado Vedia – España
Tres cartas, dos jugadores, un desafío.
Mientras la noche se disipa en volutas de humo, los tahúres se miran, piensan, lanzan sus órdagos, se descartan. No es la primera vez que se enfrentan, tampoco será la última.
Sobre la mesa el pasado y sus engaños. Enfrente el futuro con los sueños, forman pirámides imposibles.
Se apresuran pues saben que al sonar la duodécima campanada como cada treinta y uno de diciembre, el presente se incorporará a la partida y ganará la apuesta. Ha pasado otras veces.
Tras la derrota, añoranzas y quimeras abandonarán la sala hasta la próxima jugada en la que, tal vez, le ganen la partida a la realidad.