O
Armando Alanís – México
La O es un rostro anónimo.
Biblioteca viviente
Carlos Gutiérrez Andrade – Bolivia
Si querías leer un libro de un autor simplemente lo convocabas, aparecía y luego charlaba acerca de él.
62
Joselma Noal – Brasil
El diploma de la chica es catalejo para estrellas escondidas en un nuevo cielo posible.
De película
Manuela Vicente Fernández – España
Cuando trabaja en la ferretería, me comunIco coN ella a través de los CrUcigramas. Es fácil eNviárselos por cualquiera; solo Tengo que mArcar las letras que me intereSa resaltar, repasándOlas una y otra vez: Mañana a las cinco en el bar de aBajo. Ella me Responde en los autodefinidos: en cAsa que estoy Sola. En la sopa De letras le pido quE se ponga el liGuero negRo y las mEdias de encaje Y ella me pide en los cruza- palabras que recuerde traer el nuevo látigo que encargué.
Descuido
Virginia González Dorta – España
Su mundo era circular. Todo equidistaba del centro con la perfección imposible del maníaco. No había un punto fuera, la circunferencia de su vida daba vueltas, siempre las mismas, siempre iguales. Hizo con ello una esfera, pulida y brillante, donde nada entraba, ni nada salía.
Hasta que, en un descuido, se abrió un hueco.
Por allí, sin control, se le escaparon todas las equidistancias.