Escupitafio
Daniel Frini –Argentina
Se sabe: la gota horada la piedra. La puntería y velocidad de la saliva de Indalecio Zoróndez grabaron, con paciencia, la lápida de su enemigo:
«Baracio Trollópez. 1906-1963. Un día tuvo la osadía de
Al fin, Indalecio también murió. Las generaciones futuras no sabrán jamás cuál fue la ofensa.
Perspectiva
Karla I. Herrera – Honduras
En el óleo sobre lienzo de Elizabeth J. Gardner en torno al mito de Tereo, Procne y Filomena, la hermandad adquiere el ribete de complicidad y esta, a su vez, preludia un tipo de sororidad, justo la que respalda los pros y procesa los estropicios genéricos
La huida
Luis Ignacio Muñoz – Colombia
Conduce el auto por aquella carretera. No sabe cómo desembocó en esta vía que ha sido invadida por la maleza que brota del pavimento y el tiempo parece detenido. Solo quiere olvidar a la mujer que quedó en la ciudad. Cree que entre más lejos esté todo será mejor. A medida que desacelera por cierto cansancio, la mano de ella, sangrante, ensucia la ventana y entra por el borde abierto y se empieza a posar en su hombro.
El color del sueño
Felicidad Batista – España
Se pregunta por qué sueña en verde. Los montes son verdes, los mares verdes, los pájaros verdes, el cielo verde, la lluvia verde, los seres humanos también, verdes. Y no encuentra respuesta alguna.
Al amanecer se despierta y se despereza. Las aves echan a volar y el rocío cae en una llovizna esmeralda. Después se mira aquella horrible cicatriz negra, recuerdo de un incendio en el bosque, que tanto afea su figura esbelta de pino.
Mosquita muerta
Rodolfo Lobo Molas – Argentina
A mi hijo Exequiel Lobo Heredia
Volaba desafiadora entre los utensilios que estaban sobre el mantel blanco, para molestia de los comensales. Hasta que un hábil golpe de mano la convirtió en el título de este cuento.