Márcia Batista Ramos
En mi Patria América Latina, hay manos que amasan el barro. Hacen adobes y construyen las naciones. También, hay pueblos vacíos… Habitados por el silencio, todos escaparon del hambre y de otros asesinos. Mi gente es risueña, fiestera y trabajadora. Habita en sus propios sueños. Donde se yerguen rascacielos de maíz, en avenidas asfaltadas con frijoles o café. Bajo nubes de algodón o azúcar, frente al mar o en la serranía o en la selva… Mi Patria América Latina, es grande es bella, en ella hay manos que tejen. Hacen textiles, que cuentan historias lejanas, en cada hilo de algodón o lana. Habitados, por mitos, leyendas, sahumerios, preces y ritos. Tisanas y otros tragos. Mi gente es creyente, en la fe de los originarios, de lo católicos y de los esclavos. Habitan sus propios sueños, con palabras olvidadas… Idiomas interrumpidos… Nacimiento de otras estructuras, mezcla étnica y cultural. Resultó: ¡fenomenal! Mi Patria América Latina, es grande, es rica, es bella. Hay manos que amasan el pan. Hacen tortillas y alimentan al mundo sonriendo. También, hay gente que llora… Habitados por el dolor, víctimas de los malos políticos y de otros asesinos. Mi gente es fuerte, tiene aguante. Habita en sus propios sueños. Donde erguidos, cantan y bailan, disfrutan de la abundancia, de la alegría y del amor. Bendecidos por la Virgen María, por Santiago y por Jesús Nuestro Señor… En mi Patria América Latina, hay manos trabajadoras que no miden esfuerzos. Hacen el trabajo del campo, de la ciudad. Mueven las fábricas y escarban las minas. Habitantes de la urbe: obreros, ingenieros, poetas. Profetas que brotan de la mar. Mi gente es sabia, inteligente, creativa. Habita en sus propios sueños. Donde una guitarra marca el compás. También sufren en miles de despedidas. Engrandecen a otras tierras con su trabajo. Escapando de la droga y de otros asesinos. En mi Patria América Latina, hay manos que se unen para orar. Por los hijos desaparecidos. Por las hijas prostituidas. Por todo lo que no está bien. Sus plegarias son en silencio, con cascadas de lágrimas que alimentan al mar. Mi gente es buena, tiene a Dios. Habita en sus propios sueños. Donde construyen, aman, desparraman felicidad. Porque mi gente es amiga… Habitantes de la caña, del banano, de la papa, del palto, del trigo y de la paz.