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Mi año nuevo andino

Querido diario:

Ayer no pude anotar nada en vista de que entré en una confusión de tipo cronológica, más bien celebratoria, puesto que de acuerdo al Calendario Gregoriano que creí que era el que seguíamos, tenía entendido que la fiesta de Año Nuevo, ya había pasado. No tengo recuerdos claros de cómo pasé esa fiesta, todavía me vienen flashes oscuros y sombríos, sólo recuerdo que desperté en Cuzco, pero me acuerdo de que sí hubo. Año Nuevo, digo. Entenderás, Diario, cuán grande fue mi confusión y sorpresa al enterarme de que ayer ¡otra vez era año nuevo!

Al parecer, hace 14 años, Bolivia ya no sigue el Calendario Gregoriano sino el Calendario Evoriano. En él, se celebra el tradicional Año Nuevo Andino, que después descubrieron que también era año nuevo amazónico, y ahora ya tambien aclararon que es año nuevo chaqueño, o sea que es un año nuevo quechua, aymara, guaraní, moxeño, pacahuara, sirionó, mosetén, ese’ejja, asedejé y la put4 que lo recontraparió. Al parecer, antes de la llegada de los malditos españoles, todos esos pueblos celebraban año nuevo estas fechas, aunque algunos ni siquiera tenían calendarios, así que me dije «qué verg4s», año nuevo, chupa nueva, viva el proceso de cambio… Cambio de calendario. Y salí a ver qué onda.

Por ahí me dijeron que la idea era salir a esperar que los primeros rayos del sol te purificaran y llenaran de energía cósmica. Presto y feliz, me fui a la mística serranía de San Pedro pero me asaltaron dos cleferos que me quitaron mi cangurito y me dejaron ahí cagand0 de frío esperando los primeros rayos del sol. A esas alturas, la purificación y la energía cósmica ya me importaban una mierd4 porque la put4 serranía mística estaba pelada y hacía un frío de las mil put4s así que, como sea, llegué hasta la zona ritual que estaba atestada de mariguanos y fieros defensores del proceso con apellidos alemanes. La celebración no la entendí un caraj0, pinche Diario, porque cuando me acerqué a ver lo que hacía el chamán que hablaba aymara e inglés, me saltó a los ojos un pedazo del estómago de una llama a la que habían sacrificado por la buena suerte del presi en octubre, me dijeron. Muerto de frío y ciego traté de pedir ayuda y un man solidario me hizo beber alcohol en lata que me quemó el esófago y comencé a toser sangre. No te rías, put0 Diario.

Arrastrándome y a tientas, intenté abrirme paso entre la multitud que a esas alturas ya bailaba en círculos, pero la fuerza sinérgica de esa mágica musiquita que se repetía y repetía y repetía y repetía, hizo que mas bien mi cuerpo sea arrastrado hacia el centro de la mesa ritual donde el chamán le explicaba en francés a una estudiante de la Alianza, cómo se debía comer el peyote. La mina siguió las instrucciones pero algo hizo mal, la hija de put4, porque terminó vomitándome entero. Gritando con desesperación logre incorporarme y retroceder pero caí por el acantilado y quedé lesionado de mi pierna, ciego, escupiendo sangre, vomitado y c4gando de frío. Huelga decir, querido Diario, que me desmayé. No sé cuánto tiempo estuve inconsciente pero me despertaron los primeros rayos purificadores del místico sol andino, chaqueño y amazónico que penetraron mi carne como cuchillos y me quemaron la cara como a vampiro en Miami. Ya valí verg4, Diario hijo de perra, si te cuento esto, es no mas para dejar constancia que los celebradores del 21J, se pueden meter su año nuevo en el fondo del cul0.

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