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Matar al puma

En plena pandemia y cuarentena estricta en Bogotá, la entonces flamante alcaldesa de esa ciudad, Claudia López, decidió que el sistema municipal de transporte (Transmilenio) debía seguir prestando servicios 24 horas al día con todas sus unidades para que trabajadores del sector salud y de otros servicios esenciales pudieran desplazarse de manera gratuita. Gran ejemplo de una alcaldía que supo priorizar a los ciudadanos por encima de los centavos.

A más de cien días de asumir su cargo en la ciudad de La Paz, el nuevo alcalde procede con una lógica contraria. Ha descubierto que si retira la mitad de los PumaKatari de la circulación, ahorra el 50% de gasolina… Es decir, cuando termine de liquidar el servicio, ahorrará el 100%.

El equivalente en un núcleo familiar, sería que el jefe de familia, al haberse quedado sin trabajo, decida disminuir a la mitad las raciones alimenticias de sus hijos o servirles un plato vacío, en lugar de buscar nuevos ingresos para mantener el bienestar de su familia.

La mezquina aritmética de cortar gastos (más ahorro = peores servicios) pone al PumaKatari, uno de los bienes más preciados de los paceños, en riesgo de extinción.

Con la excusa de la falta de carburante y los costos de personal se pretende justificar la liquidación del PumaKatari privatizando el transporte municipal, entregándolo precisamente a quienes se opusieron a su existencia desde el inicio, a los transportistas que apedrearon los buses, a los que bloquearon nuevas rutas, a los aliados del MAS que recibían por debajo de la mesa dinero proveniente del peaje de la autopista y a los que fueron cómplices de la quema organizada y premeditada de 64 PumaKatari en los días del fraude electoral de 2019.

El sector de transporte privado es el principal enemigo del PumaKatari. A esos vándalos pretende el alcalde entregar el servicio impecable y moderno que era el PumaKatari. Digo “era”, porque para preparar el terreno de su extinción retiró unidades de circulación, redujo la periodicidad, aumentó la ocupación al 70%, canceló así el distanciamiento físico esencial en tiempos de Covid, anuló los asientos para adultos mayores, suspendió el internet en los buses y también la aplicación móvil que mediante GPS permitía saber con exactitud dónde se encontraba cada unidad. Ahora hay una “nueva” aplicación tan complicada (a propósito), que pone en desventaja al PumaKatari. Nada tenía de malo la anterior, ¿para qué cambiarla? Si antes había que esperar entre 7 a 10 minutos en la parada, ahora son 20 a 25 minutos, con la incertidumbre de no saber si llegará o no. 

La alianza tácita del alcalde con los transportistas privados es una puñalada por la espalda. Los minibuseros no acatan normas, no tienen paradas fijas, recogen pasajeros en medio de la calle, a veces en segunda fila, no ofrecen seguridad ni bioseguridad, no respetan los semáforos ni la velocidad, y provocan el mayor caos vehicular en la ciudad. El alcalde ya declaró que “modificará” las rutas del PumaKatari para dejar la plaza abierta al transporte privado (que en otras ciudades de América Latina ya desapareció, pero que en La Paz tendrá un nuevo aire de vida), en detrimento del transporte municipal y de los ciudadanos.

Pareciera que la verdadera motivación del alcalde Iván Arias es no dejar en pie ni la sombra de su predecesor. La argucia de echar la culpa al anterior, es la que utiliza Arce Catacora con Añez para justificar su incapacidad en la gestión pública. La paradoja es que Arias fue ministro del gobierno constitucional de Añez, pero ahora poco se acuerda.

Los usuarios del PumaKatari nos sentimos traicionados porque pusimos el voto en el lugar equivocado, era mejor anularlo. No supimos ver que la alianza entre Arias y los transportistas del MAS ya existía durante la campaña y se confirmó con el nombramiento del encargado de movilidad ciudadana.

El PumaKatari nos hace sentir un poco menos “tercer mundo”, menos atrasados y más cerca de las ciudades que se modernizan. Ciudades con normas que se respetan, donde la educación, la responsabilidad y la disciplina ciudadanas mejoran gracias a proyectos como el PumaKatari o las cebras. Vamos a perder eso por la miopía del alcalde y sus alianzas políticas.

Alfonso Gumucio es escritor y cineasta.

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