En pleno siglo XXI en nuestra sociedad lamentablemente y a pesar de todas las luchas y marchas por la igualdad de condiciones de ambos géneros, la mujer al ser madre se le sigue dando la mayor parte de la responsabilidad como progenitora, siendo que para que se cree una nueva vida tuvieron que haber dos participantes, padre y madre y a esto un plus es que la mujer madre trabaje ganando sus ingresos propios, que si bien es una tarea muy loable y sacrificada puesto que supone mayor sacrificio ya que el terminar la jornada de trabajo llegar a casa y hacerse cargo también de los quehaceres del hogar y además cuidar y atender a los hijos supone un mayor esfuerzo, en muchos casos no se puede negar se cuenta con un compañero y padre responsable pero por el machismo aún muy arraigado en nuestro país sabemos y no es nada nuevo que no se dá de esta manera.
El enfoque cambia totalmente cuando existe una ruptura conyugal y la madre queda bajo la guarda de los menores, pues entre ser madre y trabajadora y ser cabeza de hogar siente una presión emocional entre las obligaciones como madre y las obligaciones laborales lo que crea una desprotección en el campo emocional y psicológico que muchas veces termina en una depresión inevitable sin contar el auto cuestionamiento que una se hace, si vale la pena seguir trabajando?, si está dando tiempo de calidad a sus hijos?, si no se está descuidando el rol de madre que se tiene?, dudas que en un silencio sepulcral pueden ir calando en los pensamiento lo cual crea una inestabilidad emocional en la mujer.
Si bien sabemos que en nuestro país se ordenó que las instituciones públicas debieran contar con guarderías para los niños mientras las madres trabajan, no es menos cierto que las mismas no están dotadas de elementos esenciales, como para un crecimiento óptimo de los menores, por lo que se acude a familiares o niñera que den cuidado a los hijos.
Y lógicamente en el trabajo esta mujer y madre debe rendir al cien por ciento obviando que está en una notable desventaja frente a sus compañeros o compañeras que aún no tienen hijos, es cierto son casos en los que uno toma la decisión de asumir esta responsabilidad pero sin el ánimo de caer en un drama de novela sabemos que estos casos se dá y en su amplia mayoría podríamos estar al lado de una compañera de trabajo nuestra que detrás de una sonrisa hay un mundo derribándose y cayendo en depresión.
