“Unos 100 pastores evangélicos en el país aproximadamente perdieron la vida a raíz de la Covid-19. Algunos se contagiaron cuando hacían servicio humanitario en las calles, en centros de salud y en recintos carcelarios”, informó el Presidente del Consejo Nacional Cristiano, Pastor Luis Aruquipa, mientras que el Vicepresidente de la Asociación de Iglesias Cristianas de Santa Cruz, Belfort Guthrie, explicó que “el contagio se dio por asistir a la gente que no podía salir a realizar sus compras, recabar víveres y ayudar a hacer las ollas comunes” (“Iglesias evangélicas reportan la muerte de 100 Pastores”, Página Siete, 9.07.2020). Datos escalofriantes sin contar los decesos en comunidades o pueblos de Bolivia. Cuánto dolor, cuánta necesidad y cuán grande llanto provoca ello.
¡Cuántos Pastores son objeto de injustas críticas en su labor espiritual, cuando esta pandemia demuestra el sacrificio de quienes están cerca de su rebaño oliendo a oveja!
¡Cuánto duelen las ácidas críticas contra los Pastores por causa del falso “evangelio de la prosperidad”, que distorsiona la enseñanza cristiana de las Buenas Nuevas de salvación del alma, por las engañosas promesas que desde un púlpito se lanzan para cautivar a la gente prometiéndoles riqueza, salud y felicidad! Cuántos Pastores lloran por su rebaño, enferman y dan su vida por él y hay quienes critican hasta esto…
¿Puede un Pastor llorar? ¿Por qué no, si el mismísimo Jesucristo lo hizo varias veces? ¿Puede un pastor enfermarse? ¡Cómo no, si Pablo, el mayor de los apóstoles lo sufrió en carne propia! De igual manera Epafrodito, su colaborador, y Timoteo a quien instruyó en la sana doctrina; o, grandes hombres de la fe como David y Eliseo; o Job, que sufrió una sarna maligna en todo su cuerpo, pese a ser un “varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”.
¿Por qué criticar, entonces, si un Pastor o su familia sufren del Covid u otro mal? Lo hacen quienes, lejos de la Palabra de Dios, desconocen que esto pasó y puede pasar.
Durante esta cuarentena motivada por la pandemia he visto mucho dolor en Pastores que han perdido a sus padres o familiares cercanos, y sufrir ellos mismos, y llorar por esta causa, simplemente porque -así como Ud. o yo- son seres humanos…
¡Cuántas veces se hace escarnio de los Pastores, sin saber que prodigan su vida en beneficio de la sociedad y que, pese a ser la mayor parte de ellos pobres, en su amor no dudan en dar de lo poco que poseen al más necesitado! Mis respetos para esos Pastores…
Gary Antonio Rodríguez Álvarez es Pastor