Todos ya sabemos que el congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS) celebrado en Lauca Ñ, que según el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no hizo observancia de algunos requisitos establecidos en el propio estatuto orgánico del instrumento político, fue invalidado por el propio Órgano Electoral.
Finalmente, Evo Morales, convencido de las irregularidades del evento, anunció la celebración de un nuevo congreso que renueve su directiva; sin embargo, de acuerdo con las circunstancias por las que atraviesa el MAS, no parece que en el marco de la ley vayan a conseguirlo. Téngase en cuenta que los congresos deben ser convocados entre otras instancias, por el presidente, que se sabe es Evo Morales, y todas las organizaciones sociales que, conforme al instrumento, conforman la dirección nacional. Mas es también de dominio público que el ala evista adolece del apoyo de buena parte del Pacto de Unidad, que se inclina hacia el gobierno de Arce Catacora.
El TSE ya ha conminado a ambas fracciones a la subsanación de las omisiones en que sus convocatorias han incurrido. El incumplimiento de ello dará lugar a la cancelación de la personería jurídica del partido. Es decir, hasta que no haya una convocatoria única a congreso, la sigla del MAS está caminando por la cornisa.
Pero bien, el fallido congreso del trópico cochabambino, no obstante sus serias deficiencias, ha proclamado además a Evo Morales como candidato a la Presidencia en las próximas elecciones generales, mandando un mensaje a sus ya encarnizados rivales de que para el líder cocalero aún no ha nacido quien pueda hacerle frente. Del otro lado, las cosas están siendo manejadas con más prudencia, lo que no significa que no tengan una estrategia armada para, en su momento, pelear por la sigla con un candidato propio, que de más está decir no será otro que Luis Arce Catacora.
Por otro lado, se puede entender que el TSE, además de exigir que tanto arcistas como evistas cumplan con los presupuestos que el estatuto orgánico prevé para el verificativo de sus congresos, no esté pronunciándose sobre el impedimento que tiene Evo Morales para postularse a la primera magistratura, simplemente porque el congreso no tiene por finalidad la proclamación de nadie como candidato, sino únicamente el nombramiento de su directiva, lo cual a la militancia radical no parece importarle.
Eso en lo político, que al final es lo que menos importa, porque en países como Bolivia en esta materia puede decirse y hacerse absolutamente todo. Pero en lo legal, Evo Morales está inhabilitado de ser candidato a la presidencia de Bolivia por determinación del Tribunal Constitucional Plurinacional en la sentencia constitucional 1010/2023 de 29 de diciembre de 2023, en una interpretación de lo que señala el Art. 168 de la Constitución Política del Estado.
Como en política puede suceder cualquier cosa por el oportunismo de sus actores, no puede descartarse que ante la imposibilidad de una reconciliación o consenso entre masistas únicamente con fines de poder, ambas fracciones presenten sus candidatos con otras siglas partidistas, que acá, ya lo sabemos, se compran, se venden, se alquilan, se prostituyen sin ningún problema. El problema es que Evo Morales no puede ser candidato por imperio de la justicia constitucional. Ni siquiera puede ser proclamado en esa condición porque la Ley de Organizaciones Políticas obliga, aunque no exista competencia interna, a unas elecciones primarias que solo en este país puede ocurrírseles legislar algo así.
Pero la inseguridad jurídica de nuestro país ya no es preocupante, sino pavorosa, pues más allá de la rectitud o arbitrariedad de los fallos judiciales, a nuestros jueces les vale un sorete los principios universales del derecho, como la cosa juzgada que determina que los fallos no pueden ser cambiados y menos por los mismos juzgadores, o la preclusión, que tiene que ver con los plazos que hacen de aquellos, firmes, inmodificables y de todo valor jurídico. Por algo la doctrina del derecho ha establecido que las sentencias judiciales también son fuentes supletorias del derecho, pero cuando de las sentencias se hace el carnaval que en nuestro pobre sistema judicial se hace, no puede recurrirse a ningún fallo como jurisprudencia, porque, contra todo principio universal del derecho, acá no hay fallo definitivo.
Si en los próximos meses no pasa algo muy extraño con relación a la prohibición a Evo Morales de inhabilitarlo como candidato a las próximas elecciones (lo que no sería de extrañar), Evo Morales pierde su tiempo forzando proclamaciones.
Augusto Vera Riveros es jurista y escritor