En el Día del escritor y escritora de Bolivia, les traemos las confidencias de los textos preferidos de Homero Carvalho, libros, cuentos, poemas y autores que marcaron su vida literaria.
- Cinco cuentos de la literatura universal que te hayan tenido influencia en tu obra literaria.
– Luvina, de Juan Rulfo, es un cuento sobrecogedor, cargado de innegable misterio que atemoriza, porque uno sabe que en cualquier viaje puede encontrarse con un pueblo fantasmagórico como Luvina y el encargado del hotel sin conocernos y sin saber que íbamos a llegar nos recibe diciéndonos: “Pase, lo estábamos esperando.”
–Un día de estos, de Gabriel García Márquez, un cuento sencillo, pero de una gran profundidad; la rabia contenida, la bronca contra el abuso, contra las dictaduras, narrado como si alguien nos estuviera contando, en un café, que el dentista de su pueblo le extrajo, sin anestesia, una muela al alcalde, un teniente, que es la representación patética de las dictaduras latinoamericanas. “Con esta muela nos paga veinte muertitos”.
–El Aleph, de Jorge Luis Borges, creo que es la metáfora perfecta de la literatura, el punto que contiene el universo. La literatura es el punto que contiene todas las palabras, las que se dijeron, las que están diciéndose ahora mismo y las que aún no se han dicho, que aguardan por nosotros en algún lugar del tiempo y del espacio.
–Bola de sebo, de Guy de Maupassant, un descarado y descarnado retrato de los prejuicios y de las injusticias sociales. Después de leerlo dan ganas de entrarse al cuento y castigar a los infames y crueles viajeros de la carroza por quienes la mujer protagonista perdió dignidad.
–Casa tomada, de Julio Cortázar, la metáfora del ser humano indefenso ante las fuerzas oscuras de la naturaleza. La vulnerabilidad de la razón frente a lo incomprensible, frente a lo invisible. Creo que bien puede ser clasificado como un cuento de misterio y de terror.
- Cinco cuentos bolivianos que te hayan producido un impacto similar al punto uno, con explicaciones.
– El Pozo, de Augusto Céspedes, la cruel metáfora de la Guerra del Chaco. A medida que leemos el texto escrito como si fuera un diario acompañamos a Navaja a revivir la tragedia que nos va contando, día tras día; como buen cuentista Céspedes no solamente narra la miseria de la guerra, sino que nos permite atisbar otros dramas tan propios de los seres humanos. A través del cuento también nos podemos dar cuenta de la discriminación social de ese entonces.
–El cañón de Punta Grande, de Néstor Taboada Terán, el cuento de la Revolución Nacional y de los “vivillos” que se aprovecharon de ella. El altiplano paceño en todo su esplendor social y lingüístico. Una de las mejores narraciones del autor de “Manchay puytu”. Lo comparo con un cuento de Antonio Carvalho Urey, mi padre, titulado “En luna nueva”.
–El otro gallo, de Jorge Suárez, la sublimación del relato, de la historia contada oralmente. Suárez nos obsequia un maravilloso cuento que atrapa la atmósfera oriental tanto en el lenguaje como en la idiosincrasia de Santa Cruz, la verdad y la mentira fundidas en un personaje inolvidable.
–Los buitres, de Óscar Cerruto, creo que es un magnífico ejemplo de narrativa surrealista, es el cuento que todo poeta quisiera escribir. Cerruto lo remató con uno de los mejores finales que haya leído: “Tuvo la visión del tranvía, que fugaba por la meseta lunar, en un altiplano de luz difusa, y se perdía rápidamente en el horizonte, perseguido por una obscura humareda de alas”.
– La Emboscada, de Adolfo Cáceres Romero, el cuento de la guerrilla del Che, contado poéticamente. El testimonio de una época que sacudió al mundo y que sigue dando material para escribir.
- Cinco poetas que influyeron en tu poesía
-Fernando Pessoa, la poesía de Pessoa fue para mí como una epifanía y le pedí a la Divinidad que si alguna vez escribía poesía me permita escribir con la profunda sencillez con la que el lisboeta nos legó sus versos. Pessoa nos enseñó que el poeta es uno y es otro al mismo tiempo, que cuando escribe la humanidad escribe con él
-Constantino Kavafis, el poeta de la historia de la humanidad, especialmente su poema Ítaca, una metáfora en sí mismo, que nos enseña que la vida es un viaje que hay que navegar sin temor y dispuestos a aprender y mejorar cada día: “Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, / entenderás ya qué significan las Ítacas”.
-Pablo Neruda, sin duda alguna el poeta de mi juventud que me enseñó quelos límites del infinito son los de tus palabras; Neruda fue ser humano capaz de poetizar desde hecho triviales hasta grandes epopeyas. Gracias a él vuelo dentro de mí: “Volando/ solo dentro de mí, /solo y a oscuras”.
Alejandra Pizarnik, nos enseñó que el dolor y la soledad son poesía esperando ser escrita. La soledad tuvo sentido y comprendí que estar solo no es la ausencia de compañía, es la ausencia de nosotros mismos; el silencio fue la epifanía de la poesía.
Yolanda Bedregal, nos mostró que la ternura solo necesita ser evidenciada como poesía; sus versos, naturales y profundos, traen la infancia en cada metáfora.
- Cinco novelas universales que consideres capitales para tu formación.
-La metamorfosis, de Franz Kafka, recuerdo que cuando terminé de leerla supe porque García Márquez había exclamando: “Carajo estas cosas se pueden escribir”. Creo que el complemento de este monumento literario es Frankenstein, de Mary Shelley, libro en el que revela al verdadero monstruo: el hombre. Hace años escribí un cuento, “Evolución”, evocando esta novela y cumpliendo con mi homenaje a este autor.
–Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, es el mejor ejemplo de la palabra inventando la realidad cotidiana. Lo mágico no necesita explicación, sucede como la vida misma y como el amor que sustenta a todas las generaciones. Este es el libro al que siempre vuelvo porque contiene la realidad e irrealidad de nuestra América latina que, en nuestros territorios, es lo habitual.
—Pedro Páramo, de Juan Rulfo, “estamos hechos de la misma materia de los sueños, nuestro pequeño mundo está rodeado de sueños”, creo que esta tesis de Shakespeare explica mejor mi definición de esta maravillosa novela en la que los vivos dialogan con los muertos a tal punto que ya no sabemos quienes realmente son los vivos.
–El Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, el sueño o la pesadilla de todo escritor es volverse un libro y eso lo logró Cervantes. Su tradición es tan grande que las historias de caballero de la triste figura y su escudero ya son anónimas, es decir son universales; citado por todos leído por pocos.
– La Odisea, de Homero, el relato de mi infancia, el descubrimiento de mi nombre, la fatalidad de los dioses decidiendo desventuras para que los hombres tengamos algo que contar. A este libro le debo mi vocación de escritor porque fui bautizado con el nombre del griego.
- Cinco ensayos de igual rango en tu valoración.
–El arco y la lira, de Octavio Paz, en este libro se me reveló que escribir, es intentar responder a las preguntas esenciales de nuestra existencia, somos pasajeros del infinito y palabras son seres vivos, que poseen sonidos, colores, olfato, tacto, gusto y también significados. Aprendí que la palabra es la mayor invención de la humanidad y posee carácter mágico.
–Historia de la Filosofía, de Julián Marías, el conocimiento de las grandes escuelas filosóficas y los grandes filósofos me ayudó a pensar y formular de manera comprensible para mí mismo las preguntas que tenía en mi interior sobre la vida, la muerte, el amor, la amistad y esas otras cosas inútiles que no ayudan a comprar comida, pero sin las cuales no valdría la pena vivir. La filosofía me ayuda a hacer las preguntas y la poesía a resolverlas.
–Nacionalismo y Coloniaje, de Carlos Montenegro, fue el descubrimiento de la otra historia, de la oculta; este libro está considerado como un texto fundacional, un hito en la percepción de la historia de Bolivia, restablece la verdad del devenir boliviano, desconocida o falsificada por el pensar y el sentir patriótico.
–Historia de Bolivia, de Humberto Vásquez y Teresa Gisbert, la historia oficial con sus nombres y sus fechas que me ayudaron a comprender de dónde vengo. Sin la lectura de los libros de historia me hubiera sido imposible cuestionar lo que ahora cuestiono en mis novelas, en mis cuentos y en mis poemas. La historia me permite afirmar que el futuro de la literatura boliviana se encuentra en su pasado.
–El arte de la ficción, de David Lodge, los secretos de un arte que me apasiona. Con su lectura descubrí que era necesario aprender ciertas técnicas narrativas, pero también aprendí que cuando se escribí hay que olvidarse de todas ellas y dejar que las palabras fluyan libremente en la escritura. Después de estudiar este libro me acordé del poeta Rainer María Rilke que aconsejaba que si uno puede vivir sin escribir es mejor que no escriba. Yo, definitivamente, no puedo vivir sin escribir y no sé si eso es una bendición o una condena.