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Lecciones de la caída del gobierno de Evo Morales, movilización popular, convulsión social y perspectivas

Alex Chaman Portugal

Antecedentes

Bolivia, desde su fundación hasta la actualidad, se caracteriza por ser una nación oprimida que ha viabilizado un sinnúmero de combates y resistencias contra un Estado opresor y gobiernos de turno que en contubernio con las clases sociales dominantes no solo instrumentalizaron el poder en función de sus antinacionales intereses, sino también son carentes de trabajar un Proyecto de Desarrollo Nacional Integral, lo que ha llevado al país a la ausencia de una estructuración económica, social y política en aras del progreso y bienestar. Expresión de las innumerables luchas populares lo constituye el hecho de que Bolivia sea el país que ha experimentado la mayor cantidad de golpes militares en Sur América, siendo ahogadas en sangre la mayoría de sus justas y legítimas aspiraciones.

La convulsionada segunda mitad del siglo XX conllevó trascendentales rebeliones populares e intentos de lucha revolucionaria. Por ejemplo, la llamada Revolución Nacional pequeña burguesa de 1952 no solo reconfiguró el Estado nación, sino también arrancó importantes reformas (Agraria, voto universal, nacionalización de las minas, etc.), especialmente para las masas populares.

Durante la década del sesenta y setenta se tuvo varias abortadas experiencias revolucionarias huérfanas de una verdadera línea ideológica-política, vanguardia comunista, ejército de nuevo tipo y férrea organización, pero también la presencia de gobiernos militares profundamente genocidas, proimperialistas, antipopulares y corruptos que no dudaron en ahondar la dependencia, explotación, opresión y conculcación de derechos demoburgueses.

El terrorismo de Estado contra el pueblo movilizado, los luchadores sociales y revolucionarios fue una constante.

Retorno a la democracia liberal burguesa y neoliberalismo

Los inicios de los 1980 se distinguió por la recuperación de la democracia liberal burguesa. Prontamente la llamada “izquierda” llegó al gobierno más no accedió al poder y se vio envuelta en una espantosa crisis económica, social y política que precipitó su caída, viéndose obligada a adelantar las elecciones generales, gracias a la cual se hizo del gobierno de turno el nefasto partido político Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) quien prontamente se someterá a las políticas imperialistas y acogerá el neoliberalismo y lo viabilizará mediante la Nueva Política Económica (NPE), vía el D.S. N° 21060. Neoliberalismo que representó un conjunto de inicuas políticas contra la nación, el pueblo y el proletariado, ahondando la explotación capitalista, la opresión sociopolítica, el desmantelamiento del Estado mediante las privatizaciones, la criminalización de la protesta popular, la persecución política contra luchadores sociales, etc. En siniestro neoliberalismo fue combatido por el pueblo desde un primer momento, aunque sobre él derramaron la más ignominiosa represión y masacres.

Rebeliones populares antineoliberales

Las crueldades del neoliberalismo y el accionar de sus esbirros que lo desenvolvieron durante la década de los 80, 90 y principios del 2,000 acrecentaron la gran ley de la lucha de clases, gracias a la misma las masas populares expulsaron en Cochabamba a la primera empresa transnacional en el marco de la “Guerra del agua”, posteriormente, en “Octubre rojo”, el torrente de la rebelión popular logró destituir al gobierno ultraneoliberal y antipueblo presidido por “Goni y su mafia antipatriota”. La gesta popular de la también denominada “Guerra del gas” significó un golpe al capitalismo y su expresión neoliberal, por cuanto reivindicó banderas patrióticas, progresistas, democráticas, populares, revolucionarias y antimperialistas. El clamor popular se concretizó en la “Agenda de octubre” en la que las clases explotadas y oprimidas sublevadas exigían grandes transformaciones de tipo estructural como la nacionalización e industrialización del gas, Asamblea Constituyente con el pueblo y para el pueblo con nueva Constitución Política, lucha contra el neoliberalismo y restitución de derechos fundamentales, etc. En ese formidable escenario sociopolítico, nuevamente la tragedia boliviana se expresó en la ausencia de una vanguardia comunista de nuevo tipo -crisis de Dirección- que junto a las masas populares marche resueltamente a la conquista del poder político para el proletariado y el pueblo. Situación que incidiría en que prontamente se desvanecería la musculatura radical y terminaría desviándose la explosividad popular para caer en manos de líderes reformistas, populistas, nacionalistas y “antimperialistas”.

Gobierno de Evo Morales (MAS – IPSP)

En el marco de la democracia representativa, en el 2005 se realizó las Elecciones Generales saliendo airoso el presidente Evo Morales representando al Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS – IPSP), quien históricamente alcanzó el 54% del respaldo del electorado por lo que no solo venció en la primera vuelta, sino también obtuvo mayoría en la Cámara de Diputados y Senadores. En enero de 2006 asume el gobierno y con la presión popular encima, paulatinamente viabilizará una serie de medidas acordes al “Socialismo del s XXI”. En aquel entonces el contexto internacional, regional y nacional resultó bastante favorable para los “gobiernos progresistas”.

Internacionalmente las materias primas (petróleo, minerales, gas, etc.) alcanzaban elevadas cotizaciones lo que significó importantes ingresos económicos que permitieron encaminar múltiples políticas sociales. Regionalmente la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos abrazaban posiciones “socialistas” o “izquierdistas” lo que no solo llevó a la reconfiguración política, sino también a la materialización de bloques regionales “progresistas y antimperialistas” con acercamientos a otras potencias capitalistas como China y Rusia. El presidente Hugo Chávez se constituyó en el líder incuestionable que unificó a las fuerzas políticas avanzadas de la región en torno al Proyecto de la Revolución Bolivariana, siendo uno de sus principales méritos batallar frontalmente contra el establishment encabezado por el Imperialismo Yanqui, erigirse no solo como portavoz de las naciones oprimidas y pueblos del mundo, sino también identificarse a plenitud con sus justas reivindicaciones. Los gobiernos de Venezuela y Bolivia ejecutaron un conjunto de políticas sociales que beneficiaron al país, especialmente a los sectores populares.

Logros de la gestión del MAS – IPSP

La gestión del presidente Evo Morales y quienes lo acompañaron en estos 13 años de gobierno se caracterizó por presentar logros para la nación, la sociedad y, especialmente, para el pueblo, pero también un conjunto de problemas que ayudan a comprender el porqué de su actual caída. Los principales logros alcanzados fueron los siguientes:

-Viabilización de una Asamblea Constituyente y una nueva Constitución Política del Estado destacándose la democratización de la sociedad, del Estado, así como una nueva reestructuración del mismo con orientación popular.

-El país, en los últimos cuatro años, experimentó el mayor crecimiento económico de la región, así como una mejor redistribución de la riqueza social que incidió en la reducción de la pobreza y la extrema pobreza. Los salarios experimentaron un sustancial aumento.

-Estatización de servicios básicos como agua potable y alcantarillado, electricidad y gas domiciliario, estableciéndolos como derechos humanos fundamentales.
-Dignificación de las masas indígenas, campesinas y sectores populares.
-Reformas laborales otorgando mayores derechos y beneficios a las masas trabajadoras.

-Mayor presupuesto al sector educativo (9%) y lucha contra el analfabetismo.
-Expulsión del territorio nacional de Bases Militares, la CÍA, la DEA y la USAID pertenecientes al siniestro imperialismo yanqui, enemigo de los pueblos del mundo.
-Creación de empresas estatales en los rubros de Litio, Boliviana de Aviación, Cemento, teleférico, lácteos, azúcar, alimentos, papel, etc., y estatización de otras empresas antes privatizadas por los neoliberales, como: YPFB, ENTEL, COMIBOL, etc.

-Reconocimiento de la autodeterminación de los pueblos a través de la conversión en Estado Plurinacional de Bolivia.

-Creación de Bonos sociales: Juancito Pinto para estudiantes y Juana Azurduy de Padilla para mujeres gestantes.
-Construcción y mejoras de infraestructura en todo el país: carreteras, centros deportivos, unidades educativas, centros médicos, etc.

¿Cuáles fueron los desaciertos del MAS – IPSP?

  • El llamado proceso de cambio soslayó el trabajo ideológico y político conducente a la conciencia de clase y combatividad organizativa de las masas trabajadoras. Esto conllevó a una precaria base social ideologizada y politizada. Lamentablemente en el mayor de los casos fue reemplazado por el prebendalismo o clientelismo y los bonos asistencialistas.
    -Desviación ideológica-política y descomposición moral en buena parte de los integrantes que llevó a serios problemas internos y su incidencia en su accionar político.
    -Desconocimiento a los resultados adversos del Referéndum del 21F 2016, que inhabilitaba constitucionalmente al binomio Evo y Álvaro repostularse.
    -Irregularidades en las últimas Elecciones Generales que generó susceptibilidades en la mayor parte de la población y fue catalogada como “fraude” por importantes instituciones universitarias, organizaciones sociales, personalidades, por último, refrendada por la OEA pro imperialista.
    -Casos de corrupción en que se vieron envueltas varias instituciones (FONDIOC, YPFB, BOA, CAMSE- Zapata, ANAPOL y autoridades de su entorno.
    -Cooptación de organizaciones sindicales o paralelización a las “opositoras”. Horas antes de la renuncia del presidente Evo Morales, su aliada la Central Obrera Boliviana (COB) recomendó que renuncie. Lo propio ocurrió con otras organizaciones sindicales.
    -Represión a sectores populares contestarios: Achacachi, Potosinos, indígenas y campesinos del TIPNIS (Chaparina), discapacitados, médicos, cocaleros de los Yungas, universitarios, etc., los que paulatinamente se convirtieron en activos opositores.
    -Entrega por más de 50 años la explotación del litio a una empresa transnacional alemana.
    -Sometimiento a condicionamientos e intereses chinos en desmedro del interés nacional.
    -Expulsión de asilados políticos de izquierda y revolucionarios, muchos de los cuales terminaron en manos de los respectivos Estados represores.
    -Alianza entre el gobierno del MAS-IPSP con grupos oligárquicos cruceños.

Debilitamiento y salida del MAS – IPSP
En un contexto tirante se realizó las Elecciones Generales. ¿La razón? Tanto las distintas agrupaciones políticas opositoras, Comités Cívicos departamentales, el Comité de Defensa de la Democracia (CONADE), grupos juveniles, universidades, organizaciones sociales, personalidades y muchos ciudadanos de a pie cuestionaban la habilitación y postulación del binomio Morales – García después de haber sido derrotados en el Referéndum, empero, fueron habilitados gracias al control de los poderes del Estado. Asimismo, las encuestadoras arrojaban resultados preliminares que daban una diferencia de casi 10% en favor del presidente Morales respecto al candidato Carlos Mesa de la agrupación política Comunidad Ciudadana (CC). Hubo encuestas de universidades públicas, de empresas próximas al gobierno y a la oposición, así como las “independientes” en la que unas más que otras establecían que las diferencias entre los dos principales candidatos se iban estrechando a medida que se acercaba la fecha de los comicios y se intensificaban denuncias por efectos de los incendios forestales superiores a las 3.5 millones de hectáreas en la Chiquitania boliviana. La campaña mediática fue intensa y se denunció que el gobierno fue responsable en aquel desastre natural por su negligencia para enfrentarla y no declarar oportunamente la “emergencia nacional” en función de acceder al apoyo internacional, aunque, después gestionó la llegada de aviones gigantes de USA, China y Rusia para apagar los incendios.

El domingo 20 de octubre se efectuó las Elecciones Generales y según los resultados extraoficiales de la empresa Vía Ciencia (única autorizada por el gobierno boliviano) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE) otorgaron una diferencia de 5 a 7 puntos lo que llevaría a una eventual segunda vuelta. Una vez que se empezó a emitir los resultados oficiales surgieron una seguidilla de anormalidades que se prolongó por días. Candidatos opositores a la presidencia, grupos de ciudadanos juveniles, organizaciones sociales, autoridades universitarias, parlamentarios, Comités Cívicos y otros aseguraban que se “cocinaba un fraude” y que el gobierno daría resultados oficiales superando la diferencia de 10% para evitar una segunda vuelta y dar como ganador al MAS – IPSP en la primera vuelta.

Prontamente emprendieron vigilias a los centros electorales en La Paz y los demás departamentos, las principales consignas, durante todo esto tiempo, fueron “respeto al voto” y “defensa de la democracia”. Se robusteció la polarización social en el país y se inició una ofensiva por parte de los movilizados, no solo en las calles, sino también en los medios masivos de información y en las redes sociales. El gobierno, mientras tanto, desmentía las denuncias de fraude y se ratificaba en el triunfo inobjetable, por lo que aspiraba a estabilizar el país y ser nuevamente posesionados para un cuarto periodo. Se atizó la crisis y las movilizaciones se radicalizaron al extremo que los Comités Cívicos se convirtieron en principales actores determinando paros cívicos que implicaban paralización de actividades y bloqueos por doquier, también se incendio algunas oficinas de los Tribunales Departamentales Electorales. Emergió la figura del líder cívico José F. Camacho del departamento de Santa Cruz de la Sierra (región considerada como la locomotora del país y con la mayor población, en donde se incuban las ideas y organizaciones políticas más reaccionarias) quien ha desempeñado un papel protagónico en todo este conflicto. La prensa reaccionaria nacional e internacional se encargó de fabricar la figura de líder hasta convertirlo en un interlocutor de la oposición. El “bolsonaro boliviano”, así también conocido por su dogmatismo teológico y sus posiciones políticas conservadoras, ha mediatizado la instrumentalización de la biblia para presentarse como el buen samaritano y defensor de la democracia. En tanto, muchas papeletas electorales fueron encontradas en distintas partes del país lo que fue denunciado como pruebas de fraude elevando la susceptibilidad en la población. Algunos profesionales informáticos y analistas refrendaban las denuncias de anomia electoral lo que coadyuvó a que esas aseveraciones sean acogidas cada vez más por la mayor parte de la población, especialmente la movilizada. El gobierno logró contar con el pleno respaldo a los resultados electorales y al Estado de Derecho por parte del poder ejecutivo (ministros, viceministros y la mayoría de los gobernadores), legislativo a través de su abrumadora mayoría parlamentaria, poder judicial y el Tribunal Supremo Electoral. También tuvo el respaldo de los medios masivos en poder del Estado y los medios alternativos, incluso las redes sociales a través de su ejército denominado “los guerreros informáticos”. Las fuerzas policiales y armadas, representados por sus respectivos altos mandos, ratificaron su lealtad al “Proceso de Cambio” lo que fue censurado por una abierta toma de posición en favor del gobierno. Por su parte la iglesia católica convocaba al “diálogo”, así como “el respeto al voto y a la democracia”. En pleno conflicto la caravana opositora con mineros y universitarios de Sucre y Potosí con dirección a La Paz fueron emboscados por las bases o aliados del gobierno, quienes, según los afectados, sufrieron agresiones y abusos, situación que enervó más a los movilizados e iniciaron la quema de casas de algunas autoridades del gobierno en ciudades de Oruro y Potosí.

El país se convulsionó a más no poder y la radicalización por parte de los movilizados y del gobierno se acrecentó haciendo más crítica la situación. El domingo 10 la Organización de los Estados Americanos (OEA) emitió un informe provisional de la auditoria referente a las elecciones generales, en la misma se aseguró que hubo una serie de irregularidades lo que cuestionaba seriamente al proceso electoral en cuestión. Esta noticia encendió las exigencias de los movilizados y/o opositores, por un lado, y diezmo al gobierno y sus aliados, por el otro lado. Casi de inmediato muchas de las autoridades del gobierno (ministros, gobernadores, alcaldes y parlamentarios) comenzaron a renunciar afirmando que lo hacían por la “pacificación del país”. La policía boliviana, cuyos miembros recibieron días atrás un “bono de lealtad” de Bs. 3,000 ($ 430 dólares estadounidenses), se amotinaron en la ciudad de Cochabamba y gradualmente se extendió a todas las guarniciones departamentales del país. El gobierno se vio muy disminuido, y los sectores sociales que lo acompañaron durante todos estos 13 años convocaban a reuniones para evaluar el adverso contexto y asumir determinaciones en defensa del “proceso de cambio” y el rechazo al “golpe de Estado” planteado por el presidente Morales. En horas de la tarde el comandante de las fuerzas armadas planteó públicamente: “sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia”. Si bien en el transcurso del día el presidente Morales llamó a nuevas elecciones generales y el cambio de la totalidad de los vocales, aquello resultó insuficiente por lo antes referido. La “traición” por parte de la columna vertebral de un Estado: las fuerzas policiales amotinadas y las fuerzas armadas que le recomendaban renunciar, obligó al gobierno a emitir un comunicado en que el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García expresaron públicamente su dimisión a la dirección del país. En su carta, destaca que se ve obligado a renunciar ante la consumación del “golpe de Estado político, cívico-militar” y concluye planteando que “La consigna es resistir, para mañana volver a luchar… ¡Patria o muerte!”.

El martes 12 los sectores movilizados -opositores al gobierno- consensuaron brindar su apoyo a la vicepresidenta segunda del Senado, Jeanine Añez quien se proclamó presidente de Bolivia, aunque sin el debido quórum. Si bien se maneja el criterio de que hay que estabilizar y pacificar el país, la Sra. Añez ya consolida su gobierno transitorio con el cambio de los mandos de la Policía y las Fuerzas Armadas, así como con la conformación de su gabinete ministerial de corte neoliberal y fascistoide.

¿Situación de Bolivia en el gobierno transitorio?

Desde que asumió temporalmente el gobierno la Sra. Añez -racista, antipopular, neoliberal y proimperialista- el país se ha convulsionado. Al igual que esta señora el Sr. Camacho mezclan religión y política para imponer su totalitarismo mediante la extorsión religiosa y el miedo. Sectores del MAS – IPSP y movimientos sociales que lo apoyaron en todo este tiempo han radicalizado sus movilizaciones a lo largo y ancho del país, especialmente en La Paz (sede de gobierno), El Alto, Cochabamba y Sucre. No solo denuncian el “golpe de Estado”, sino también reivindican los logros del gobierno de Evo y su símbolo la whipala que sufrió una afrenta pública, quienes expresan su inconformidad ante la asunción de la presidente interina alegando que fue ilegal. Los movilizados han incendiado casi todas las instalaciones policiales de la ciudad de El Alto y con la participación de decenas de miles de personas han realizado cabildos populares, para luego dirigirse a la ciudad de La Paz sitiando los ambientes del poder ejecutivo y legislativo, así como las principales avenidas del centro de la ciudad. Estas protestas se han desbordado causando desmanes a hogares, negocios y calles. Por su parte la policía los ha reprimido severamente. A la fecha se tiene más de 10 fallecidos, decenas de heridos y más de 500 personas detenidas. En la ciudad de La Paz y El Alto prácticamente no hay normalidad en las actividades económicas, educativas, etc. Todo hace indicar que los próximos días la situación será muy conflictiva porque además los campesinos han declarado un bloqueo general de carreteras y cerco a las ciudades de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Sucre, etc. En tanto la presidenta interina Añez, quien representa a los sectores más ultrarreaccionarios, conservadores, retrógrados, fascistas, racistas, pro imperialistas, etc., lejos de centrar sus fuerzas en ejecutar su principal misión: garantizar la realización de las Elecciones Generales en el más breve plazo, hace coro y plantea irresponsablemente que reconocerá al embajador de Juan Guaidó (títere del imperialismo y socio de los paramilitares colombianos), convoca a retornar a los exiliados neoliberales a sabiendas que muchos de ellos tienen deudas de sangre con el pueblo y presentan serias denuncias por corrupción, también han mencionado que romperán relaciones diplomáticas con los países hermanos de Cuba y Venezuela que mucho le han dado al pueblo boliviano. En suma, además de tener una creciente convulsión social en las calles (cabildos y asambleas, enfrentamientos callejeros y la respectiva represión, incendios, dinamitazos, etc.) acontece lo propio con la guerra psicológica a través de las redes sociales y la difusión de noticias falsas (fake news), es decir, el campo popular se reorganiza para defender lo conquistado en 13 años de gobierno populista y el campo conservador fascistoide se recompone con el auspicio de gobiernos neoliberales y el despreciable imperialismo yanqui y sus aliados.

Lecciones y perspectivas

El denominado Socialismo del siglo XXI representó a gobiernos nacional populistas que viabilizaron ciertas políticas que favorecieron a la nación en su lucha contra el imperialismo, al pueblo en la recuperación de sus derechos fundamentales y asunción de una calidad de vida más justa y digna, sin embargo, referido proyecto político expresó sus limitaciones ante la vorágine del sistema capitalista y hoy se tiene el riesgo de la restauración neoliberal, por lo que concluyó siendo insuficiente y no estar en la capacidad de transformar radicalmente la estructura y superestructura de la sociedad en aras de marchar al socialismo proletario como antesala de la sociedad comunista, para concretar lo anterior es imperioso forjar un Partido Comunista de nuevo tipo que asuma su responsabilidad histórica junto al pueblo y sus organizaciones. Lo rescatable es que se logró muchas conquistas económicas, sociales y políticas en favor de la nación y el pueblo. Conquistas, derechos, beneficios y libertades que deben ser defendidas organizativa y decididamente por el pueblo. Una vez más la historia debe enseñarnos que la derecha y sus aliados antipueblo junto al imperialismo jamás permitirán que un gobierno, así sea populista o progresista, atente contra sus despreciables intereses y beneficie realmente a los sectores populares. El imperialismo Yanqui, sus rapaces organismos financieros internacionales (FMI, BM, OMC), la Comunidad Europea, los grupos de poder económico foráneos y nativos, los mafiosos gobiernos neoliberales como Bolsonaro, Macri, Luque, entre otros, la alta jerarquía eclesiástica católica y evangélica boliviana, los reaccionarios medios masivos de información han conspirado exitosamente contra el MAS – IPSP quienes por sus propios desaciertos -arriba precisados- tuvieron que ceder y hoy no solo se dispersan dentro y fuera del país, sino que castraron las esperanzas de todo un pueblo que aspiraba a la plena conquista del poder político y encaminar grandes e históricas transformaciones. El pueblo debe aprender que sin una línea ideológica-política científica y transformadora (el marxismo y su desarrollo), sin una férrea organización, sin un frente y ejército revolucionario de nuevo tipo será presa del oportunismo o populismo, o será aplastado por el oprobioso sistema mediante el Terrorismo de Estado como viene sucediendo en la hermana república de Chile, etc. Así como ayer los conquistadores y colonizadores nos aplastaron con la espada (fuerza militar) y la cruz (cruzada religiosa) hoy los Camacho, Añez y otros pretenden legitimar su fanatismo instrumentalizando la religiosidad popular a través de la biblia.

¡Salvo el poder todo es ilusión!
¡Las masas hacen la historia y la rebelión se justifica!

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