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Las cosas que nos unen a los bolivianos

Homero Carvalho Oliva

En esta época de horror que nos quieren hacer creer que no tenemos nada en común como nación, he aquí una pequeña lista de las cosas que nos unen:

El segundo himno cruceño fue escrito por el orureño Gilberto Rojas y “Niña Camba”, uno de los taquiraris más hermosos es de otro compositor de la ciudad de la espectacular Diablada: César Espada. El segundo himno beniano “En las playas desiertas del Beni”, fue escrito por el cochabambino José Aguirre Achá. El segundo himno paceño, Collita, fue compuesto por el cochabambino Fernando Román Saavedra en ritmo de taquirari que es un ritmo oriental. ¡Oh Cochabamba querida!, el segundo himno de la llajta es un taquirari.

Nadie puede negar que la voz más hermosa que se haya escuchado en nuestro país haya sido la de la cruceña Gladis Moreno, a quién la Universidad de San Simón y el Concejo Municipal de Cochabamba le brindaron un merecido homenaje que ni siquiera en su tierra cruceña se lo brindaron.

Una pregunta de referéndum: ¿Sabe usted cuántas veces ha cantado “Viva mi patria Bolivia?

Siempre que canta la orureña Zulma Yugar Párraga nos emocionanos.

¿Sabe usted que en el gran corso cruceño ya se baila la paceñísima danza caporal y que una fraternidad cruceña ganó el concurso nacional de caporales?

En la literatura:
Jorge Suárez, poeta y narrador yungueño, escribió “El otro gallo”, uno de los más simpáticos y representativos cuentos de la idiosincrasia cruceña. Un paceño Raúl Botelho Gosalvez y un cochabambino Augusto Céspedes escribieron las novelas “Borrachera verde” y “Trópico enamorado” respectivamente, ambas situadas geográficamente en El Beni
No creo que exista algún boliviano que no se conmueva leyendo los versos de la chuquisaqueña Matilde Casazola, de los paceños Yolanda Bedregal, Jaime Sáenz y Oscar Cerruto, del cruceño Raúl Otero Reiche, del tarijeño Octavio Campero o de la cochabambina Adela Zamudio y de muchos otros escritores y poetas.

En la religión:
Sabemos que Bolivia es un país de mayoría católica que venera a Vírgenes, la mayor cantidad de fieles y devotos a la Virgen quechua de Urkupiña son cruceños y no es extraño ver al Ekeko, el enano idolillo andino de la abundancia, en hogares de tierras bajas.

En las artes plásticas:
¿Acaso cuando miramos los arcángeles arcabuceros no nos sentimos orgullosos de que hayan sido imaginados y pintados en territorio de lo que ahora es Bolivia? Y ¿Los murales del sucrense Walter Solón, del paceño Miguel Alandia, y del cruceño Lorgio Vaca? Y ¿de tanto otros artistas de diferentes lugares del país?

¿Alguien se acuerda lo que significa “vale un Potosí”? Yo creo que hay bolivianas y bolivianos que valen eso y mucho más y este es el momento de valorarnos tal cual somos: indígenas, originarios, mestizos o blancos.
No crean que olvidé el fútbol, deporte de multitudes, si cada vez que juega nuestra pobre selección renovamos nuestros votos esperando un milagro. Y aunque el milagro no suceda, nunca hemos dejado de apoyar a nuestra selección, sencillamente porque a quien amamos le perdonamos sus defectos y los bolivianos tenemos muchos.

Pero no todo es bueno ni tiene porque serlo, ya dije que los bolivianos tenemos muchos defectos y entre ellos hay algunos que nos identifican como la impuntualidad, los bolivianos somos puntualmente retrasados siempre llegamos media hora retrasados a nuestras citas y todavía pedimos que “por respeto” a los retrasados sigamos a esperando cuando la consideración debería ser a los que llegaron puntuales.

¿Qué hace posible estas paradojas?: Que hemos nacido en un mismo territorio: Bolivia

Y así podemos seguir enumerando las cosas que nos unen como nación, cosas que se están quebrando por el discurso de odio, racismo y discriminación impuesto por el gobierno desde hace catorce años.
La unidad en la diversidad.

Esta diversidad cultural no debería ser un problema, sino la solución misma aprovechando la experiencia histórica y los conocimientos y quehaceres ancestrales acumulada por nuestros pueblos. Nuestra diversidad cultural debería ser nuestro mayor capital como nación en la que se apoye todo el entramado conceptual y principista del nuevo pacto social que esperemos resulte de todo este caos. De toda esta ch’ampa guerra” dijo un colla; de este “chirivital” apoyó un camba.

Debemos construir una nueva patria sin exclusiones, mirando hacia el porvenir. Y no se trata en este proceso de olvidar las identidades diferenciadas –como bien los plantea Xavier Albó– sino de fortalecerlas en la relación intercultural.

Hay que pensar lo regional y nacional desde lo plural, aceptando que las bolivianas y los bolivianos no poseemos una cultura uniforme pero que estamos orgullosos de ser diversos.

Lo invito a usted boliviana o boliviano nacido en cualquier lugar de nuestra patria a agregarle a esta lista algo de su propia cosecha.

Escritor beniano, criado en La Paz y residente en Santa Cruz.

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