Un día como hoy es frecuente leer mensajes como: ¡No quiero flores, quiero respeto y no solo un día sino todos los días! O escuchar cómo se recitan las cifras de las mujeres muertas como víctimas de violencia. No hace mucho, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, informó que Bolivia es el segundo país del mundo que logró alcanzar la equidad de género en el ámbito político. Claro que se trata de un informe respaldado numéricamente.
Pero en realidad, será que los y las bolivianas y bolivianos vemos mujeres construyendo democracia y luchando por una legislación que las haga menos vulnerables. Y, no se trata de desmerecer el trabajo que hacen sino de los problemas que deben afrontar para ejercer, realmente, sus derechos políticos.
El pasado 9 de abril, el fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, dijo que del 1 de enero al 8 de agosto de este año en Bolivia 79 mujeres perdieron la vida a manos de sus parejas o exparejas. Días después, se anunció la creación de una comisión especial mixta de la Asamblea Legislativa Plurinacional, con el objetivo de investigar los casos de feminicidio que tienen retardación en el proceso judicial.
Pese a las intenciones, todo continúa siendo un discurso porque vemos día a día como los padres de las víctimas claman justicia. El tema de debate en un día como hoy va mucho más allá de que si el regalo fue una flor o una frase bonita.
En el país y en el mundo, aún se discute el verdadero ejercicio político de la mujer, su verdadera participación ciudadana y el verdadero reconocimiento a su lugar en la sociedad. Eso sí debería ser preocupación de todos: hombres y mujeres.
El rol multifacético de la mujer y más el de una boliviana nos obliga a generar conciencia y luchar por espacios equilibrados, porque una verdadera equidad no solo vela los intereses de un sector sino el de todos sus componentes. Que hoy y todos los días, hablar de la mujer deje de ser solo discurso y pase a ser acción desde donde estemos.