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La lucha por la liberación de la mujer, una historia sin fin

Gualberto Lizárraga Ferrel

Antecedentes

En el siglo XXI, la sociedad vivirá cargado de agendas con grandes idealizaciones en relación a la disposición de modos de pensar, por resolver las aspiraciones de grupos femeninos en pos de su liberación que, se ven amenazadas y en riesgo de no lograr sus reivindicaciones, para poder vivir como cualquier ser humano, al encontrarse enfrentado a desafíos que atentan a su existencia, a sus sueños, sus necesidades, en una realidad histórica que es producto de los modos de pensar y actuar, tanto, en favor como en contra de ciertas corrientes filosóficas,  de afectación a determinados grupos etarios que, todos tienen su razón propia de ser y existir, pero que, todos deben mirarse desde una óptica de hacerse más humanos, para vivir humanamente, según a que época de convivencia  buscamos adecuar nuestras maneras de vivir, pensar, trabajar, compartir, discrepar, mancomunarse, hasta estar plenamente liberados de los aspectos o factores que nos deprimen, afectan a nuestros sentimientos, instinto, valores, creencias, etc., con los que cada quien se identifica, ante los principios establecidos por los que se asume guiar nuestras relaciones humanas y social naturales, en unos, provenientes del pasado, imitados en el presente y a crearse hacia el futuro de la especie humana, para una relación armónica con la naturaleza o, las creencias impuestas y asumidas con acciones críticas y propositivas a las costumbres, valores, principios, necesidades sentidas y requeridas, para construir nuevas formas de convivencia dentro la especie humana que, ya no sea de antagonismos de género, por raza, clase, región o cultura, respectivamente, sino, como especie humana, esencialmente de reciprocidad, necesidades, perpetuación de la especie, sin egoísmo, sin pretender encubrir la realidad histórica heredada con la simple aspiración de algo diferente y nuevo, sin la debida vivencia y experiencia, para continuar repitiendo las mismas prácticas, creencias, opresión y explotación heredadas de generaciones anteriores a las generaciones del futuro.

El gran Honorato Balzac, decía de la mujer que, era un anexo del hombre, esto es una esclava que hay que saber colocar en un trono. No hay duda que, la mujer desde que existió fue colmada de privilegios, tratos cordiales y fue causa de muchos conflictos bélicos, disputas familiares por conquistar su amor, su ternura, su compresión, sus mimos y posesión de lujo, alabanzas, rencores, envidias, enemistades y la vida misma, hasta lograr consumar o no, por lo que cada enamorado, admirador o pretendiente forjaba su carácter, hacerse ilusiones, destacarse y competir en su modo de ser, para que, según logre o no, determinar sus sentimientos y modos de vivir, bajo o, la influencia de la mujer amada, deseada, codiciada, buscada, admirada, poseída, etc., etc.

La mujer para los hombres, fue y sigue siendo como el hambre, el sueño, el dolor, el placer, la inspiración, motivación, formas de ser, de comportarse, de crear, inventar, cambiar, transformar y hasta quedarse en la miseria, la hambruna, la pobreza, la riqueza, la modestia, la superficialidad, desarrollar energías de diferente calidad, estados de ánimo, otros, de los que los hombres para las mujeres no han estado ni estarán alejados de similares comportamientos, realizaciones, frustraciones, de modo que, ambos por consumar o fraguar sus modos de vida y luchar por lo que quieren, que en su gran proporción no han sido posibles culminar satisfactoriamente, con y por lo que quieren y aman.  A este conjunto de fenómenos es que se puede determinar como la causa de que, los que sufren por amar sin saber que son amados por los que aman, sea hoy la gran incógnita de su aislamiento que provoca estos desfases, sentidas por la crecente incomunicación e incomprensión de lo que probablemente es la motivación que impulsa a las mujeres a tratar de demostrar que son igual, mejor y hasta superior a los hombres en todas las dimensiones  de vivir, existir y sentir, sea causa de sus insatisfacciones, por sentirse aisladas, oprimidas, sometidas, mal tratadas y hasta su malestar, en ese intento de no ser reconocidas por ellas mismas de sus atributos, cualidades, capacidades, virtudes que las debería dignificar por ser la base de procrear la especie humana y ser las más sobreprotegidas por los hombres, que, al final de cuentas, pesa sobre ellas madres, la mayor responsabilidad de la educación y formación humana de su prole que los diferencia potencialmente de los hombres, por lo que son y hacen, cuando son abandonadas por su marido, no alcanzar el clímax del placer sexual, no haber conquistado a su ser amado, no ser como el hombre al que le guarda rencor así como lo imita en aspectos importantes de quienes aprenden y al caminar juntos, estarían demostrando su propia integridad humana, hoy desmoronándose, al no haberla permitido el macho a desarrollar su verdadera potencialidad, al ser relegada a ser simple reproductora de las fuerzas de trabajo, a labores de ama de casa y no acceder al poder por cuidar a sus hijos. ¿Cómo no poder comprender que los hombres también sufren, lloran, son discriminados, explotados, oprimidos, reprimidos, poco valorados y hasta estigmatizados de ser patriarcas, tiranos, desconsiderados y, todo lo peor, para las que se sienten y están marginadas de no decidir lo que quieren, aman, buscan, etc.?

Las visiones del mundo y la sociedad, según los pensadores e ideólogos, de acuerdo a las edades y los sexos, en la dimensión de verse afectados o  no con determinados problemas, han guiado a los grupos humanos a asumir determinados valores, principios y modalidades de vida en la sociedad y la institución familiar, cuyos esquemas se ven, día a día, que sucede una desintegración de sus miembros al identificarse con tendencias o corrientes de opinión, en la dimensión de su problemas, el nivel de sufrimiento, los grados de represión, los estados de depresión y explotación al que son sometidos o están sujetas en un determinado tipo de sociedad, desde los orígenes de la humanidad, cada uno de ellos en grados diferenciados, en cada época o modo de vivir, producir, reproducir y pensar. En los estadios primitivo, la mujer era considerada como cualquier ser humano, cumpliendo tareas u actividades según las necesidades de su prole, en el feudalismo, gozaba de un trato preferencial por su rol de ama de casa, reproductora de la especie y el cuidado que dispensaba a sus hijos, donde el varón cumplía también otras funciones diferentes, en gran medida al de las mujeres, yendo a las guerras, produciendo el sustento familiar o asumiendo responsabilidades de progenitor sin discriminación alguna. Esta forma de división social en el trabajo era acordado en consonancia a las prioridades del hogar y la alimentación, la educación, la salud y la inculcación de valores que esa sociedad exigía y formaba mentalidades típicas de pongueaje o producción y cuidado de las tierras del patrón del que se valían para subsistir. Por supuesto, valorada y respetada de acuerdo al grupo social al que pertenecía, siendo más mujer y madre que, brillar en las esferas del poder o ser sometidas a los rigores del patrón y su marido o acompañante.

En la sociedad moderna en la que estamos inmersos, todo acto de producción, reproducción y modos de pensar, son considerados como una mercancía, unas veces baratos y otras caros, donde la mujer, en general, es una mera reproductora de la especie, cumple labores domésticas y sus actividades dentro el hogar no son remuneradas sino que responden al tipo de familias que conforman, o las que disgregan bajo diferentes criterios de ponderación ,entre las más importantes están la estética, su sociabilidad o timidez, sus afectos con el progenitor y cualidades en la formación de sus hijos, el tipo de familia al que sirven, los roles que les asignan y como objetos de uso sexual por los patrones, que seleccionan, bajo prejuicios de tipo racial, grado de influencia en su hogar, la habilidad que desarrollan en los requerimientos de sus amos o esposos, sean en la artesanía, la culinaria, el pastoreo, los cuidados y el cumplimiento de sus responsabilidades de madre, hechas costumbres en su entorno social y cultural. Ser mujer en estas sociedades clasistas, es sinónimo de objeto sexual, ama de casa, persona con mayor poder de decisión en el hoga,r en momento más crítico de su supervivencia, no podían ir a la guerra, estaban excluidas de participar en política, sin derechos y muchas obligaciones en su entorno familiar. Por lo descrito, ¿acaso los varones no estaban también sometidos a servir primero al patrón, luego al empresario o propietarios de los medios de producción, al estado yendo a la guerra, ser explotado por el estado, generar riqueza para los patrones, los empleadores, las instituciones, otros,  ganando salarios miserables, realizando actividades como animales de carga, unas veces, y otras como formas de sobrevivir ante la ira de los que imponen obligaciones sin reconocerles derechos que, en la teoría se leen en las normas y en la práctica no se cumplen ni se les permite ejercer sus derechos reconocidos, a partir de la revolución francesa.

Hay que estar de acuerdo que, tanto las mujeres como los varones, sufren similares formas de opresión cultural y explotación económica, también hay que reconocer que al transcurso de la historia, las mujeres sufren dobles formas de opresión y discriminación, en primer instancia de la sociedad, a través del estado y los propietarios de capital, fuerza de trabajo y el control de los recursos naturales, por el otro, de sus esposos o los machos que reproducen en sus familias similares tratos y comportamientos represivos y de discriminación y racismo, tal como ejercen los que ostentan el poder, en consecuencia, tanto los varones como las mujeres, en diferentes grados y grupos humanos, son objeto de explotación y opresión del sistema de dominación y control social, tanto del varón sobre la mujer y de la mujer sobre el varón, estando como explotados y oprimidos o como emancipados o liberados de sus prácticas alienantes en ambos casos.

También hay que destacar, que, los primeros en reconocer la importancia de la mujer en la vida, son los varones, así como las mujeres hacen de los varones, quienes al enfrentarse al sistema de explotación y opresión, se enfrentan entre las mujeres que según su origen social y cultural reproducen y retroalimentan comportamientos patriarcales, desde usar vestimenta hasta las expresiones machistas y de rebeldía, sin definir objetivos claros y precisos de su intensidad de discriminación, opresión, mangoneo, sobre posición de roles y funciones, distorsionadamente, creando una falsa disputa mujeres vs hombres, antes que unir fuerzas para explosionar la realidad y asentar sus diferencias para definir las formas de convivir, entre iguales y distintos.

El tratamiento de las formas y prácticas discriminatorias, desde las organizaciones feministas hasta las de comprensión de las causas de minimización a las mujeres en las políticas sociales, están conduciendo, estratégicamente, a apoyar la emergencia reivindicativa de los derechos de la mujer, para, así como las legislaciones reconocen los derechos de los niños, niñas, jóvenes, gais, lesbianas, homosexuales, indígenas, entre otros, a actuar como estancos separados y cada género, generación, naciones, pueblos, antes que unir sus esfuerzos, no solo para lograr reivindicaciones, sino para que se puedan aplicar y cumplir los reconocidos, dispersan sus esfuerzos al demandar sus reivindicaciones particulares, al no tener una visión cabal del fenómeno social de su contexto, copiando de países, donde las experiencias a sus niveles de desarrollo son diferentes, que en el presente pretenden, mediante financiamiento, imponer esas reivindicaciones por reivindicaciones, cuando no responden a los estados y niveles de formación social y tipologías antagónicas que, suceden en norte américa, Europa, Asia, Australia, Canadá, Rusia, India, Pakistán, Turquía, entre las más influyentes en sus políticas feministas, para evitar las transformaciones estructurales del capitalismo a otras formas de producción, reproducción y pensamiento más apropiados a la intensidad de la discriminación, el racismo, la xenofobia, la rivalidad y disputa falsa, hombre-mujer, etc., etc.

La mujer como el hombre, en sentido genérico, son la misma especie diferenciada entre sí, por el sexo, las funciones afines y antagónicas en su rol de mujer, hombre, padre, madre, que, en definitiva, su naturaleza los diferencia y sus necesidades los debe unir, de modo que las luchas reivindicativas, deben girar en torno a sus necesidades esenciales como son los de tipo material (alimentarse, vestirse, tener vivienda, disponer de servicios básicos, entre otros) biológico (reproducirse, perpetuar la especie, desarrollar capacidades, proteger el ambiente, defender los recursos naturales, entre otros) y de pensamiento (religioso, liberal, materialista, entre otros).

Sean mujeres u hombres, ambos son seres humanos, ambos sufren las consecuencias de los sistemas de vida establecidos en cada época  de la historia, como respuesta a sus necesidades, creencias, aspiraciones, ideales, valores, los mismos que, con el correr del tiempo se vuelven obsoletas a la convivencia armónica y equitativa, en la satisfacción de sus necesidades comunes, dando mayor prioridad a sus intereses particulares en desmedro de una convivencia equilibrada para alcanzar metas y cumplir objetivos de la razón de sus aspiraciones, salir de los estados de frustración social, superar los prejuicios institucionalizados, dar fin al proceso de deshumanización, recuperar la esencia del ser social, eliminado la desigualdad de géneros con fines políticos y de financiamiento externo, la discriminación étnica, el antagonismo social, predominantes en el presente, al constituirse en la fuerza que obligue unir energías para construir un nuevo estilo de vida, de convivencia armónica, de producción planificada, formación de los seres humanos para evitar las guerras, respetar las identidades sexuales, culturales,  la naturaleza, los recursos naturales, planificar su aprovechamiento sin reproducir el consumismo mercantilista, acabando con la explotación, la opresión social, reducir las desigualdades de los paises, cada vez menos disputa entre hombres y mujeres, ambos seres sociales, deben nivelarse en su formación, en las actividades a cumplir, las funciones naturales y sociales, según su esencia natural de hembra-macho, hombre-mujer, madre-padre, compatibilizar sus características productivas y reproductivas, para su propia necesidad de vida, sentimientos, aspiraciones, deseos, prácticas para desarrollar sus capacidades, habilidades, destrezas, formar un sentimiento y pensamiento mutuo de respeto, derechos reconocidos, aplicándolos, creando las condiciones apropiadas para su consolidación, cumplir obligaciones sin discriminación ni diferenciación ni privilegios de sexos, razas, culturas, respetar las diferencias de visión, actividades propias de su naturaleza, estar en permanente dialogo y acuerdos de convivencia, acordes sus características biológicas fundamentalmente.

  1. Una realidad de dispersión en la lucha social

La especie humana, por responder al régimen consumista que impulsan las grandes economías transnacionales, esta atentado a la naturaleza, de similar modo, en la especie humana se está atentando a su esencia natural, aislando y  separando paulatinamente a las mujeres de los hombres para, fomentar uniones de mujeres entre mujeres y de hombres entre hombres, que, en síntesis, es ir contra la reproducción de la especie, la convivencia, su capacidad reproductiva, sus relaciones humanas, etc., induciendo a actuar como a robots sin sentimientos y sin cumplir las funciones reproductivas de manera natural. La naturaleza al estar en crisis, por ser atentada por el exceso mercantilista y fetichista de los que todo lo convierten en mercancía, busca sus salidas de equilibrio o recomposición, arrasando a su paso, con lluvias torrenciales, sequias prolongadas, huracanes aguerridos, guerras genocidas, plagas descomunales, otros, Todas las obras artificiales creados por el ser humano, sin compadecerse de cuanta gente muere y que cantidad de bienes materiales se pierden, pueden ser producidos, para volver a vender y comprar, mientras que lo que la naturaleza arrasa en su crisis, llevara siglos en restituirse, como los bosques arrasadas por la actitud criminal de aquellos que por ganar poder autorizan quemas indiscriminadas sin tomar las medidas preventivas de su importancia para la vida de todas las especies vivas. Está demostrado que la explosión demográfica no es el problema del deterioro ambiental, sino la mala distribución de la riqueza y el mal manejo de los recursos naturales en depredación constante por afanes del consumismo y la acumulación de riqueza en pocas manos.

Al ser la especie humana parte de  la naturaleza, al que atenta por los excesos cometidos en su mal aprovechamiento, también se encuentra en una incontrolable crisis, dando, como resultado, una creciente dispersión de sexos, agudiza con la emergencia de grandes desviaciones de tipo sexual (sodomía, lesbianismo, homosexualismo, otras formas de placer por placer) que le harán cada vez menos capaz de reproducir la especie, entonces, habremos llegado al fin de la especie y la naturaleza, si acaso no nos detenemos a cambiar de rumbo estas actitudes contrarias a la naturaleza, cumpliendo los roles que, la razón, el instinto y satisfacción de las necesidades materiales, biológicas y de pensamiento nos sean nuevamente favorables y eviten excesos contra la naturaleza y la especie humana, por convicción de existir, vivir, satisfacer plenamente y en armonía, cambiando actitudes antihumanas y antinaturales, por la dirección contraria, entonces, la historia seguirá su curso, en una dirección que la especie humana planifique y responda a lo que la naturaleza requiere, para una vida naturalmente social y  biológicamente humana.

Se podrán dar muchas y hasta convincentes explicaciones sobre la subvaloración de la mujer de parte de muchos hombres, del mismo modo de las mujeres sobre los hombres, en ambos casos, los derechos humanos universales no han sido debidamente interpretadas sino analizados en el sentido del ¿porque  no se decía derechos humanos del hombre y de la mujer?, haciendo, desde ese instante interpretativo, la línea de separación de tipo sexual, dando lugar a la dispersión entre la mujer y el hombre, fundados en esa inquietud. También, habrá que reconocer que, el comportamiento de la especie humana, sobre todo, desde el siglo XVIII, no era marginar a la mujer por ser mujer, sino debía interpretarse la declaratoria de los derechos humanos universales comprendiendo a toda la especie, que en la práctica, por el grado de formación mental y comportamiento sexual, estaba contaminada de complejos y prejuicios de superioridad del más fuerte y apto, versus las más débiles y sumisas hembras, cuya práctica reiterativa de esta visión, nos ha ido mostrando que, tal situación no existe, por ello, no se debe entrar a demostrar lo contrario, sino, asumir que se debe rectificar esta corriente mal interpretada de las normas desde el siglo XVIII y del siglo XXI, donde en esta última fase, en el que vivimos, tenemos que integrarnos a una convivencia humana en condiciones y circunstancias conciénciales antes que ampliar el antagonismo sexual per se, ya que, grupos de poder mundial, tratan de imponer, para no verse afectados en sus intereses particulares, una versión contradictoria y distorsionada, ante la unión y acción de hombres y mujeres dialécticamente en contradicción, por el lugar que ocupan en el proceso de acumulación de bienes, en pocas manos, en desmedro del conjunto humano, para seguir retroalimentado esas contradicciones alimentadas ante el incremento de fenómenos de desviación sexual, merced al consumo de drogas, nacimientos artificiales, consumo de transgénicos, que hacen proliferar comportamientos anómalos en las relaciones naturales hombre-mujer, induciendo,  así, a institucionalizar  demandas de derechos para la mujer, el niño-niña, adolescente y tercera edad, policías, militares, obreros, empresarios, pobres, desvalidos, otros, sobre todo, a dar derechos a  matrimonios entre gais, lesbianas, otros, cuyas capacidades reproductivas son nulas, por tanto, crear normas que regulen este tipo de matrimonios entre seres del mismo sexo o de preferencia sexual, a adoptar hijos, incrementar el control de la natalidad, los divorcios, actos feminicidas, suicidios, parricidios, asesinatos, infanticidios, o, de crímenes organizados y administrados con alta eficiencia, en  complicidad y protección de una buena parte de los jueces, fiscales, policías, narcotraficantes, contrabandistas, etc., ampliando, de este  modo, un universo delincuencial, a los que las leyes quedan cada vez a menos y las instituciones del orden y seguridad integrados en sistemas corporativos del crimen, asesinato, trata de blancas, tráfico de órganos, persecución política, asaltos, robos, encarcelamiento de gente inocente que denuncia este tipo de delitos, en fin, todos los delitos que se van constituyendo en corporaciones que disputan, competitivamente, este tipo de negocios ilícitos y reñidos contra la esencia humana, cada vez más distorsionada, desde la desobediencia de Adán y Eva a no pecar, se están proliferando, cuya agudización, puede terminar en nueva experiencia de Sodoma y Gomorra, sin tener la certeza de quien nos salvara que no seamos la misma especie humana consciente de poner freno a esta carrera humana hacia el abismo.

La demagogia e hipocresía de los gobernantes, en gran parte del mundo, es hacer soñar a la población más deprimida y empobrecida, con obras, bienes y recursos económico-financieros, que llegan a ser financiados, irónicamente, por los mismos delincuentes internacionales, coligados a empresarios humanistas y ambientalistas, en cierta medida, creando expectativas motivadoras que, en definitiva, no se cumplen ni en el 20% las inversiones ni el uso de los capitales transferidos. Los grandes empresarios del mundo, en una tendencia dominante, inventan, magnifican y regulan las formas de resolución de los problemas, bajo sus recursos y capital ilícitamente generados, miden que fenómeno les puede ser más rentable financiar y se deciden a invertir en proyectos que nunca se ejecutan, ya que los estados en su mayoría, optan por callar o encubrir, por recibir esos recursos que, se han convertido en mecanismos de control social y de separación de sexos, grupos de interés a esas políticas que, en definitiva, hacen proliferar movimientos sociales e instituciones afines, para tratar el mismo fenómeno, sin llegar a controlar su minimización sino fracturar, agudizar la separación de grupos etareos, sexuales, reivindicativos, etc., que, al final de cuentas, no logran solucionar los fenómenos, razón de su actuación, sino, por el contrario, institucionalizar tendencias de liberación, emancipación o,  de imaginar derechos sectoriales, vulnerando las existentes.

La lucha del movimiento obrero mundial y nacionales, están siendo reemplazados paulatinamente, por indígenas, mujeres, u otros grupos emergentes en sus reivindicaciones, en tanto y en cuanto son controladas por las líneas de financiamiento y concertados por los gobernantes que no miran más que su imagen personal y la de su entorno, para negociar, a nombre de sus pueblos, a quienes conducen al estado de indefensión y conformismo ante el rumbo del fin del mundo.

Este es el cuadro de las tendencias modernas del capitalismo que, en la medida en que los problemas emergen en dimensiones peligrosas, como la pandemia, la guerra Rusia-ucrania, la crisis del sistema vigente y el incremento de actos dolosos que ponen en peligro a la humanidad y la naturaleza, no se vislumbran salidas de solución adecuadas, entonces, el mundo marcha a la deriva, nadie se siente capaz de constituirse en la salvaguarda y protector de los desastres atómicos, pandémicos, delincuenciales y negocios turbios, es ahora que la especie humana tiene que jugar su papel de supervivencia y cambio de rumbo apocalíptico, reflexionando que, las soluciones están en los cambios de actitudes, enjuiciamiento a gobiernos y grupos que ejercen el poder mundial, regional y estatal, cargados de la razón de la verdad y la verdad histórica día a día descubierta y constatada de que la generación, profundización y farsas de solución, no son más que maquinaciones de los poderosos que, todo lo hacen y nada lo solucionan.

La dispersión social, las tendencias aislacionistas en la sociedad y aquellas que retroalimentan fechorías, como formas de vida y enriquecimiento ilícito, de no ser minimizados radicalmente, estarán confirmando la predicción bíblica, como , a raíz de la desobediencia voluntaria, de parte del hombre, a las inmutables leyes que rigen el orden, la armonía y la felicidad, el linaje adánico se desplazó por una pendiente descendente de degeneración moral y física, y como resultado, devino la tristeza, el dolor, la enfermedad, el mal, la injusticia y la muerte[2].

Hay que reiterar que la solución a estos graves problemas y fenómenos de desastre social y naturales, pueden y tienen que ser resueltos por los más directa e ingenuamente afectados de la especie humana, aunando esfuerzos, organizándonos con convicción a salir de estos enmallados del poder maléfico, con renuncia a falsos valores inculcados y saliendo del sistema enajenante en el que vivimos.

  1. Las causas y reivindicaciones del feminismo

Realizando una revisión bibliográfica en internet, se pudo seleccionar información muy actualizada en el trabajo de Claudia Pradas Gallardo[3], quien sistematiza las llamadas 4 olas del feminismo, partiendo de una conceptualización de lo que se entiende por tal. Siendo un material bastante elaborado, nos permitimos transcribir in extenso el proceso que ha seguido la lucha por los derechos de la mujer y sus causas, que se ajusta a los propósitos de este ensayo.

El feminismo es un movimiento social que centra su lucha en conseguir la igualdad de derechos para las mujeres. Se inició en el siglo XVIII, junto con otros movimientos de gran magnitud como la revolución francesa, la guerra de la independencia en Estados Unidos o las demás revoluciones liberales que se dieron en todo el mundo occidental.

La revolución francesa y la Declaración Universal de los Derechos Humanos son hechos clave en la historia del feminismo, ya que el movimiento feminista surgió para reivindicar el papel de la mujer en la Declaración Universal de los Derechos HumanosEn dicha declaración, los derechos a la libre expresión, la libertad, la igualdad y la dignidad estaban dirigidos a los hombres y no a las mujeres.

La historia del feminismo se puede estructurar en cuatro periodos que se llaman las cuatro olas del feminismo:

  1. La primera ola feminista: la historia del feminismo empieza con el feminismo ilustrado.
  2. La segunda ola feminista: corresponde al sufragismo y activismo.
  3. La tercera ola feminista: caracterizada por la revolución social.
  4. La cuarta ola feminista: el feminismo sigue luchando por la igualdad e incorpora nuevos objetivos, como la defensa de la libertad sexual, y nuevos métodos, como el activismo online.

Los primeros movimientos feministas: la primera ola (1789-1870)

Como hemos comentado anteriormente sobre la historia del feminismo, la primera ola feminista tuvo su origen a finales del siglo XVIII y se extiende durante un siglo entero, hasta 1870 aproximadamente. El objetivo de esta primera ola era reivindicar los mismos derechos que los hombres obtuvieron a raíz de las revoluciones burguesas y de la ya mencionada Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El feminismo ilustrado

Las mujeres se vieron desprotegidas ante la falta de amparo jurídico y social, por ello, no dudaron en organizarse y empezar a luchar. A partir de esta primera ola se abre el debate sobre la igualdad y los derechos de las mujeres. Algunas de las pensadoras más importantes de la primera ola son:

  • Mary Wollstonecraft
  • Olimpia de Gouges (Autora de la de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana)
  • Poullain de Barre

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La segunda ola del feminismo y las sufragistas (1870- 1940)

Enlazada con la lucha por los derechos universales para las mujeres, nació en Europa y Estados Unidos la segunda ola del feminismo (1870- 1940). Esta ola del feminismo viene impulsada por la segunda revolución industrial y por los rápidos cambios políticos y económicos que estaba sufriendo el mundo occidental.

El objetivo de esta segunda ola feminista era reivindicar el derecho a voto universal puesto que las mujeres no tenían derecho a elegir a sus gobernantes, situándose así en una posición de inferioridad política y social.

La segunda ola del feminismo reivindicaba los siguientes objetivos:

  • La incorporación de la mujer en el mundo laboral durante la Primera Guerra Mundial
  • El derecho a voto (por eso se conocen como sufragistas)
  • La igualdad de sexos en la familia y la prevención de la subordinación de la mujer

En Estados Unidos, uno de los logros más importantes de la segunda ola feminista y de la historia del feminismo fue la Declaración estadounidense de Seneca Falls en 1848, dicha declaración reivindicaba la independencia de las mujeres de sus padres y maridos. A pesar de que no comprende las fechas establecidas del movimiento sufragista, se considera un logro de la segunda ola debido a la naturaleza de sus objetivos.

El sufragismo supone un paso adelante muy importante en la lucha de las mujeres puesto que encuadra a todas las clases sociales en una misma lucha. A partir de 1871, algunos países comenzaron a establecer el sufragio universal en sus gobiernos.

En España, una de las grandes representantes del movimiento sufragista fue Clara Campoamor, quien creó la Unión Republicana Femenina e impulsó el sufragio femenino en España.

La tercera ola: el feminismo contemporáneo (1950-1980)

La violencia hacia la mujer, la represión sexual y la falta de igualdad real ante el género masculino seguía siendo evidente a mediados del siglo pasado (de hecho, lo sigue siendo). La tercera ola del feminismo llegó durante los años 60, las mujeres empezaban a demandar la igualdad ante la justicia, o eso parecía, y empezaban a desarrollar teorías sociales en las que estudiaban exhaustivamente el porqué de su situación, es decir, qué es lo que había en el mundo que mantenía a las mujeres en un estado de inferioridad permanente.

Grandes exponentes como Simone de Beauvoir o Betty Friedan comenzaron a señalar en sus libros algunas problemáticas que aparecían de una manera encubierta, sutil pero evidentemente graves en la sociedad, como pueden ser los roles y estereotipos de género, la opresión sexual de la mujer, la violencia de género, el maltrato psicológico…

Fue en esta época donde se afirmó por parte de muchas activistas la existencia de un sistema patriarcal que oprimía sistemáticamente a la mujer. Bajo el lema «lo personal es político» la tercera ola del feminismo luchó con los siguientes objetivos:

  • La abolición del patriarcado
  • La educación en la igualdad
  • La libertad sexual de la mujer
  • La eliminación de la violencia contra la mujer (o violencia de género)
  • La igualdad real en el entorno laboral

 

La cuarta ola feminista (1980- actualidad)

Esta cuarta ola del feminismo se está estableciendo actualmente en la historia y aún no se ha definido correctamente dada la complejidad de esta. Si bien es cierto que se asemeja mucho a la tercera ola feminista, a esta le sumamos otras luchas que confluyen en una misma corriente: el antirracismo, la lucha por los derechos LGBT, la libertad sexual, la lucha de clases… Estos movimientos ya existían anteriormente, sin embargo, poco a poco, se están creando espacios comunes para todos ellos.

La cuarta ola feminista también se caracteriza por el activismo online, la búsqueda de la sororidad, la eliminación del amor tóxico, la teoría Queer y la multitud de corrientes y debates entre el mismo colectivo.

Existen historiadoras y diversos estudios que dividen el feminismo en tres olas distintas, uniendo el feminismo ilustrado con el movimiento sufragista y situando a Simone de Beauvoir en la segunda ola feminista. Las distintas corrientes están en continuo cambio y estudio. Sin embargo, en este artículo de Psicología-Online, nos hemos decantado por esta clasificación de la historia y corrientes del feminismo.

Existe abundante material sobre el tema, cuyos autores, son críticos, en unos casos, en otros, plenamente identificados con el asunto, cuya historia sobre el origen de este movimiento se puede establecer en su lucha por la defensa en la igualdad entre los ciudadanos, con la afirmación de que las diferencias entre el hombre y la mujer no era natural, sino cultural, por tanto, tenían derecho al voto. Posteriormente, sus luchas reivindicativas exigían la formación igualitaria ya que, encontraron en la sociedad, la doble exclusión, por ser negra y mujer y se consideraban la proletaria del proletariado.

Mas después, reclamaban disponer de su independencia, trabajar, tener salarios justos, luchar contra la maternidad (aborto) y divorcios, sin presión alguna. Es así que llegan a demandar la implementación de cambios hasta lograr la igualdad entre los sexos, a fin de eliminar la raíz del problema, el patriarcado dominante sobre la mujer.

En las décadas de los 60-70, el antirracismo y la discriminación fueron la constante en ls demandas de las luchas femeninas.

En las décadas del 90, destacan La lucha por hacer comprender que no hay un solo tipo de mujer sino múltiples, desprendido de cuestiones sociales, culturales, étnicos, religiosos, si como la denuncia de sus experiencias del acoso sexual, violencia de género y brecha salarial.

Desde el 2003, luego de la cumbre de Maputo, el protocolo garantiza cumplir derechos a las mujeres, incluyendo el derecho a participar en el proceso político, social y político, la igualdad con los hombres y el control de su salud reproductiva, dar fin a la mutilación del genital femenino, la inequidad de género, separación de bienes, sufragio femenino y la violencia doméstica[4].

En 1791, Olympia de Gouges, afirmaba que los derechos naturales de la mujer están limitados por la tiranía del hombre, situación que debe ser reformada según las leyes de la naturaleza y la razón.

En 1792, Mary Wollstonecroff, señala la igualdad de derechos civiles, políticos, laborales y educativos, y derechos al divorcio como libre decisión de las partes[5].

En el siglo XIX, la peruana Flora Tristán, expresa que la mujer es el proletariado del proletariado, hasta el más oprimido de los hombres quiere oprimir a otro ser, su mujer.

También señalan que no puede darse un cambio social en las estructuras económicas, si no se produce a la vez una transformación de relaciones entre los sexos.

Compartimos la conclusión a la que llega una investigadora sobre el tema de la liberación de la mujer, quien, dice: luchamos por salvar a la humanidad de la decadencia hacia donde quiere llevarla este movimiento destructivo y nefasto que se llama la liberación de la mujer y que consideramos como el gran engaño y el mayor mal del siglo XX[6].

El feminismo liberal, sobre todo en Estados Unidos de Norteamérica, consideran al capitalismo como el sistema que ofrece mayores posibilidades de lograr la igualdad entre los sexos. El enemigo principal seria la falta de educación y el propio temor de las mujeres al éxito.

El feminismo socialista expresa que, los cambios de la estructura económica no son suficientes para aliviar la opresión de las mujeres, ya que están explotadas por el capitalismo y oprimidos por el patriarcado, sistema que es anterior al capitalismo y que fue variado universalmente.

  1. Evaluación empírica de los logros alcanzados

Damos un pantallazo a los resultados que se tienen con los logros de objetivos de la lucha por la liberación o emancipación de la mujer, tomando en cuenta sus objetivos y otros aspectos no señalados.

Según sabemos, los objetivos del movimiento feminista siguen siendo:

  1. El derecho de voto

Seguramente hay pocos paises en donde la mujer aun no acude a votar en las urnas por que sus legislaciones no les avalan, sin embargo, ya no es una limitante para que en la mayoría de los paises sean las mujeres quienes determinan, en última instancia, su participación en el voto para elegir gobernantes, y otros cargos en la administración pública, sobre todo. Las legislaciones, como en el caso boliviano, hasta determinan la paridad en las candidaturas a parlamentarios, autoridades y el ejercicio de funciones. No obstante, su cumplimiento aun es escaso debido a varios aspectos que deben estudiarse, así, por ejemplo, solo por tratar de cumplir las normas, se improvisan en las listas a hombres y mujeres sin que tengan la mínima condición educativa requerida, formación política ideológica definida, aspiración a ser electa, desconocimiento de funciones y normas que le amparan, las responsabilidades para asumir cargos, etc., etc. Ya no son suficientes tener derecho al voto, sino también estar preparadas para asumir responsabilidades acordes las normas, políticas y funciones asignadas a cumplir y hacer cumplir, inclusive las edades para ejercer cargos y tareas de alta responsabilidad con la sociedad, su género y el estado. En nuestra opinión, tampoco es ser profesional por profesional, si no tienen la mínima experiencia en el ejercicio del mismo, aun mas, pesa más estar afiliada a una organización política o social afín al partido de gobierno, cumpliendo sus obligaciones de militante, antes que, servir a la población con la plena formación de servicio para ejercer cargos, funciones y representatividad, tanto interna como externamente.

Todo ciudadano tiene derecho al voto y a ser electo, en nuestro medio nadie prevé que, para exigir el cumplimiento de las leyes, tienen que ser los primeros en cumplir, lo que no necesariamente ocurre en nuestro país. La frase vulgar, métanle nomas, fue el estímulo a delinquir y desobedecer leyes. Es que, pensar que, porque existe una ley contra el racismo y la discriminación, ya no existe este fenómeno, es una idea fuera de contexto, al parecer es cuando con mayor significado se vive, de manera encubierta, mayor discriminación y practicas racistas, a consecuencia de que los que ejercen cargos, por lo general, son autoridades o miembros de una determinada entidad, donde  reproducen, en los hechos, comportamientos xenófobas, racistas, discriminatorias, al fundar sus decisiones favoreciendo más sus militantes que delinquen en proporciones incontrolables, sin pensar en la mayoría de la población que vive ocupada por resolver asuntos de sobrevivencia y rutina. El voto calificado ya está en las calendas griegas, las elecciones de autoridades tienen que ser de mayor exigencia de requisitos, sobre todo la experiencia, su vocación de servicio, menores actos contrarias a las leyes y no dejar de ser considerado uno más de la sociedad y el entorno familiar e institucional que, no está fuera de la realidad de muchas necesidades insatisfechas. Por lo visto, tanto mujeres como hombres tienen derecho al voto, postularse a cargos, dudamos que ambos estén cumpliendo sus obligaciones del voto como de ser electos.

  • La mejora de la educación

Por los resultados informado oficialmente, son las mujeres que tienen mayor acceso a la educación, leen, escriben, hablan, pero no todas ni todos, se benefician de su nivel de formación en el acceso al empleo, gran parte de las profesionales mujeres no son ocupadas ni perciben salarios acordes sus capacidades, cargos y resultados favorables al país. En Bolivia, se tienen todos los grados académicos para su formación, no todos pueden acceder ya que el aparato productivo así como la prestación de servicios no han crecido, en las proporciones de la cantidad de recursos humanos formados, capacitados, en los que, irónicamente, las mujeres tienen preferencia ante los hombres merced a las disposiciones legales y convenios internacionales, cuyos salarios, tampoco satisfacen las necesidades ya que la economía informal es la que ha crecido y no el empleo asalariado. Existen parejas en las familias que, en escasa proporción, trabajan ambos, la tendencia actual es que muchos hombres hagan labores domésticas y sus esposas o compañeras asisten a realizar actividades administrativas antes que técnico productivas a las entidades públicas y privadas, dejando a sus hijos semiabandonados, por los que se puede firmar que el proceso de desintegración familiar va creciendo proporcionalmente al incremento de divorcios, feminicidios, delincuencia juvenil, maltrato infantil y excesivos delitos comunes y embarazos en mujeres menores de edad. La calidad en la prestación de servicios donde las mujeres trabajan ¿han mejorado? En nuestro criterio no.

¿Las empresas públicas, creadas en los últimos 15 años, donde han sido contratadas las mujeres y hombres, han sufrido mejorías en la productividad y los salarios, así como en reducir actos de acoso sexual, violaciones, asesinatos, etc.?

¿Las mujeres profesionales, ocupadas en las empresas y los servicios públicos y privados, han sido evaluados en sus resultados, vinculados al ejercicio de derechos concedidos y conquistados? ¿La contratación de profesionales mujeres, han elevado el trato dispensado a la población usuaria de los servicios, o, por el contrario, se han tornado en más críticos?

¿Los actos de corrupción, en qué medida han sido frenados con la actividad de las servidoras públicas y se ha institucionalizado las denuncias contra actos delictivos cometidos en el ejercicio del poder y los cargos públicos y privados?

¿Ha mejorado la calidad técnica y profesional, en las entidades donde las mujeres han sido contratadas en equidad de género, generacional y de las discapacitadas?

Estas y muchas interrogantes, deben ser objeto de estudios e investigaciones evaluativas, para establecer en qué, medida la conquista de los derechos de la mujer están generando cambios en la reducción de los delitos, tanto de sus hijos como en otras familias. De establecerse que, antes de coadyuvar a la resolución de los problemas estén agudizando y acrecentando las conquistas de los derechos de la mujer, había que definir si las inversiones que se hacen para dar cumplimiento a dichas conquistas son o no benéficos para la sociedad o, por el contrario, están desplazando de sus cargos y funciones, solamente a los hombres y, que, la paridad, equidad, solidaridad, no discriminación, no racismo, etc., solo son un enunciados demagógicos, cuyos logros solo sirven para cambiar de actores de género, sin alterar, en lo mínimo, los comportamientos y delitos contra las mujeres de parte de los hombres, por tanto desintegrando familias y ampliando la incomunicación y no dialogo en las parejas y los miembros de la familia misma. Los hijos sufren las consecuencias de esto procesos de descomposición familiar, en donde, todos los grupos etareos apuntan a exigir derechos y hacer inviable las obligaciones, porque estos últimos vienen a menos cada vez y no acatan ningún valor ni principio ético moral o disciplina, arguyendo defender sus derechos o estar vulnerados en sus derechos legislados.

  • La capacitación profesional

Las aspiraciones en una sociedad desigual, siempre crea espacios de oportunidades para pocas personas, cuyas capacidades profesionales sean las que requieren las empresas o instituciones públicas, sobre todo en un ambiente patriarcal que es la razón de sus estados opresivos y de mal trato en las mujeres. Esta por demás decir que, muy pocas mujeres profesionales, altamente capacitadas tienen éxito en su vida y relación familiar, al dedicar su tiempo y capacidad al trabajo con mayor empeño, descuidando a sus hijos y marido, son exitosas, por su capacitación profesional, pero con un hogar destrozado, en eso terminan algunas mujeres capacitadas y sobre todo muy inteligentes y amantes de su trabajo, condenadas a quedar solteras, divorciadas o con una vida sentimental frustrada. Situación similar sucede en los hombres que se entregan en toda su potencialidad al trabajo y están alejados de su vida familiar. Sean mujeres u hombres con alta capacitación profesional, quienes, llevando una vida organizada, con metas claras de principios y valores consecuentes, y triunfan, caen menos en actos delictivos, por lo general estos no se dan sino excepcionalmente, por ello se observa en la vida profesional o de hogar con logros mediocres. La realidad es saber qué cantidad de mujeres tienen posibilidades de tener una capacitación profesional que, no implique, su acceso, un costo impagable, si, por alcanzar mayor nivel académico, no tienen trabajo asegurado u estable, ingresos fijos y con probabilidades de ser empleada y con un salario acorde el nivel de vida requerida.

Los institutos técnicos son escasos, las universidades públicas y privadas con matrículas y colegiaturas para diplomados, maestrías y doctorados caros a las condiciones de ingresos que perciben los servidores públicos, profesionales egresados y mucho más, aun, tratándose de mujeres que tienen mayores oportunidades de ser solventadas para el efecto. NI en el mundo y mucho menos en Bolivia, las mujeres han logrado alta capacitación, las pocas que culminan, no tienen donde trabajar y rendir en su potencialidad. En esta demanda femenina, en las condiciones patriarcales que se desarrollan las conquistas no avanzan por no haberse superado las condiciones socioeconómicas y culturales requeridos. Además, con una agravante estructural que son, hecho estudiado, los pocos hábitos de lectura bibliográfica y actualización académica de las mujeres y hombres que no responden a las necesidades del estado plurinacional, sino a las influencias externas que se empeñan en adoptar cuando no están dadas las condiciones para aplicar la tecnología, la ciencia y las experiencias en el país y que tampoco les reconocen en el exterior. La capacitación profesional, sobre todo en el país, no cuenta con ventajas y facilidades de cubrir los altos costos, sigue siendo un privilegio de pocos y pocas, aun, la gratuidad en la capacitación profesional, es inexistente y cuando alguien lo logra con grandes sacrificios de su peculio o becas a medias, tiene que recorrer las instituciones que los contrate, al menos temporalmente. Esta temporalidad es por influencia, amistad, parentesco o militancia política en el partido de gobierno de turno.

  • La apertura de nuevos horizontes laborales

La alta capacitación profesional y las posibilidades económicas de los mismos, en gran medida, terminan creando sus propios negocios rentables que no guardan relación con las demandas del estado o la sociedad, sino a iniciativas personales, familiares u otros, de manera que no ejercen su formación pretendidamente realizable.

De este modo, los nuevos horizontes laborales están en crear sus propias pequeñas o, medianas empresas de tipo privado familiar y no las que el propio estado debiera fomentar. Dicho esto, se puede también constatar que el estado es mayor empleador de servidores públicos y no para aspectos de producción que, es donde debería orientarse los recursos humanos, mujeres u hombres, de modo que se puedan medir, verificar y evaluar si esta demanda de las mujeres que impulsan su emancipación favorece o crea mayor abismo en la relación hombre-mujer, paradójicamente, para nosotros se acrecienta la rivalidad entre mujeres y de hombres entre sí, cuyas contradicciones de demandas de armonía con el caos y convivencia con la rivalidad, están convirtiendo a los seres humanos en estancos separados, sea por amor, por trabajo, por mezquinas, ambiciones, éxitos en sus aspiraciones y las frustradas, en sus logros, la infidelidad, la traición, tipo de comportamiento y de actitudes para con sus semejantes. Las mujeres como los hombres pueden realizar similares actividades en diferentes campos productivo, deportivo, científico y artístico, lo que no pueden es renunciar a su esencia sexual y reproductiva, las cualidades y vocaciones se pueden desarrollar en proporciones semejantes, la mujer no puede ocupar el rol progenitor y tampoco el hombre puede suplir a la mujer en su cualidad reproductiva, es momento de preguntarse ¿de dónde nace la diferencia de sexos, de actividades y de la división del trabajo en las diferentes formaciones económico sociales?

¿En qué momento o, a partir de que circunstancias, se impone el patriarcado que da lugar a la lucha de la mujer a su emancipación o liberación? ¿Sera el matriarcado una forma de resolución al problema sexual o de influencia para superar el patriarcado?

¿Cuándo las mujeres y los hombres podrán lograr sus realizaciones a sus principales necesidades materiales, biológicas y de pensamiento, para lograr la liberación social y la emancipación económica de los poderosos del capitalismo? ¿Sera posible que, por separado y en contradicción sexual mujer-hombre se podría acelerar los procesos de transformaciones estructurales que den fin al patriarcado y la opresión dominante?

¿La mujer podrá ocupar el lugar y esencia del hombre y el hombre podrá apoderarse de la esencia y el lugar de la mujer?

Según se ensayen las respuestas a todas las interrogantes que formulamos, podrán encontrar los orígenes de inducir a la división sexual, que, en última instancia que, se consolide estas tendencias feministas, estamos postergando la real y verdadera liberación social y a la satisfacción plena de las esenciales necesidades de la especie humana.

  • La igualdad de sexos en la familia, como medio de evitar la subordinación de la mujer y, el que ella pueda tener un mayor control sobre su sexualidad, entre otros.

Hay que partir de afirmar que, tanto los hombres como las mujeres siempre han jugado un papel predominante en la historia, no siempre el hombre ha sido el que mande ni monopolice el poder, ni disfrutado de sus sueños, deseos, aspiraciones y realizaciones al margen de la mujer enamorada, esposa, amante, consejera, fuente de lo que los hombres han basado sus energías y capacidades siempre inspirados en su sexo opuesto. Dudamos que las mujeres en sus qué aceres cotidianos y del tiempo y espacio en que han existido hayan realizado sus sueños, deseos, modos de ser al margen del ser amado, admirado, codiciado, valorado y hoy cuestionado por sus excesos, la indiferencia, la deslealtad, su violencia, sus rigores machistas. La especie humana siempre ha actuado de acuerdo a sus instintos, su racionalidad y errores, buscando complacer a su amada y deseada hembra y mujer, en respeto a su madre, su padre sus hermanos, haciendo ponderación de sus atributos y cualidades de ejemplo, bueno o malo, al final, según como ha sido amado, respetado, considerado y caracterizado en todas sus dimensiones, de ser vivo y mortal, por su entorno cultural y familiar.

Según se puede experimentar, las mujeres en su conjunto no han sido subordinadas al padre sino a las enseñanzas de la madre y respetando o temiendo al progenitor, quien es en última instancia el que decide arbitrariamente por ellas o ellos, según el ejemplo de su vida. En el presente, los hijos según su edad y sexo pueden decidir lo que quieren ser y hacer, en ambos instantes, ser o no favorables, según cuenten o no con la orientación y apoyo de sus progenitores. Los resultados son los que nos permiten subrayar en qué medida la confianza de sus hijos en sus padres y de estos en sus hijos es la base de reproducir buenas o malas conductas. No se debe generalizar que el control de su sexualidad sea necesariamente en obediencia a lo que sus padres o antepasados hayan impuesto, ya que todo ser humano, según la edad y su identidad sexual tienen que saber, naturalmente, lo que tienen que hacer en satisfacción a sus necesidades esenciales. La educación de los hijos en el seno familiar es determinante para un cierto tipo de conducta a regirse por lo que ven en la convivencia de los padres y la que se reproduce en la sociedad. Si la experiencia de los padres es de conflicto permanente o de diferente naturaleza que desemboca en hechos de violencia, los hijos tienden a reproducir o a evitar similares conductas, de acuerdo a su grado de madurez física y mental que, es determinada por la sociedad en la que viven. Las conductas anómalas, los actos contrarios a las practicas asimiladas en el hogar y los procesos de imitación a alguno o a la pareja de sus progenitores, son la guía de comportamiento y de sentimientos que sumen y adquieren de acuerdo a sus propias características de su educación, formación y relaciones humanas establecidas, para regir su existencia en el tiempo de su vida social.

Los hijos, según las edades en que se encuentren saben distinguir y diferenciar las diferencias de sexo de sus padres, hermanos o hermanas y el suyo propios, la educación sexual empieza también en casa y descubriendo naturalmente cuando no existe una injerencia perniciosa de algún miembro de la familia para el efecto. Se sabe que sexualmente los hombres o mujeres, según su condición de seres humanos, practican el respeto del menor al mayor en el entorno familiar sin distinción de sexos, aplican el sentido común y fortalecen los lazos de solidaridad y cooperación recíproca, según en qué nivel de posibilidades se encuentren material, biológica y de conocimiento en el orden de su educación familiar y formación escolar.

De ahí que las mujeres luchen por la igualdad de sexos en la familia, es muy relativo, como objetivo de sus luchas, sería más sustancial que, tengan una educación sexual y de comunicación intrafamiliar, creando los hábitos de reunirse en horas donde todos están en casa a conversar sobre la realidad y los problemas que afectan a la normal convivencia social y humana, hasta compatibilizar criterios de solución posibles.

  • Desafíos que demanda la emancipación femenina

Entre la variada cantidad de desafíos que, permitan alcanzar la liberación social, primero, y, luego, la de los sexos, encontramos que, los debates en grupos de hombres y mujeres por separado y luego en conjunto, sobre la sexualidad, la formación profesional, la equidad  de géneros, la capacitación profesional y no profesional, sobre las formas de convivencia armónica con la naturaleza, las actividades laborales y los contenidos sociopolíticos para cambiar el patriarcado y satisfacción  de las necesidades esenciales, pueden ser los pasos que deben guiar para la definición de roles, funciones y atribuciones que, los hombres y mujeres, deben desarrollar para liberarse a sí mismos y del conjunto de las estructuras de poder machistas y feministas dominantes y de opresión a sus afines.

También, se hace de urgencia impostergable en la sociedad, expresar las ideas y formar pensamiento compartido, con respecto a la maternidad y paternidad responsables, el aborto y matrimonios gais y lesbianas, hacerlo frontalmente y no considerando un tabú su identidad sexual, ni inventar mitos para encubrir los problemas femeninos, masculinos y del conjunto, hay que identificar racionalmente los fenómenos que están emergiendo que, para encubrir, magnifican los actos delincuenciales,  institucionalizan la corrupción como forma de vida, el papel del estado en la definición de políticas públicas, son de hipocresía e indiferencia, hasta de complicidad, antes que poner freno al paulatino aislamiento de mujeres y hombre sin la solidez científica de sus diferencias sexuales, debería priorizar el acceso pleno a la educación, la salud, el trabajo y la ocupación planificada de la población, para compartir sus inquietudes, iniciativas, creatividades y habilidades, principalmente, a modo de encontrar que lo que diferencia y divide a la población, cuya causa principal no es más ni menos que la desigual generación y distribución de la riqueza, la desocupación y el desempleo o la actividad productiva y administrativa, sin redituar los beneficios en forma proporcional a las necesidades y capacidades, de hombres y mujeres, que producen y venden su fuerza de trabajo, sus relacione sexuales con bajas remuneraciones y amenaza de quedar sin empleo, sin ingresos, sin posibilidades mínimas de respetar su dignidad humana, que las están perdiendo, por cuya causa se están incrementando actos delictivos, como el feminicidio, los asesinatos, los asaltos y robos, suicidios, practicas corruptivas y tráfico de estupefacientes y droga, que al ser prohibidas, estas últimas, están creando una especie de psicosis colectiva que, antes de unirlos para enfrentarlos, los dispersa y, este hecho, hace que, se proliferen en mayores proporciones dichos fenómenos sociales delictivos y no propios de seres humanos, si  actuaran con racionalidad, sin contaminarse con debilidades sexuales, pecuniarios, afectivos, sentimentales, consumismo adictivo, etc., etc.

Como se podrá establecer, hay grandes desafíos que librar para las mujeres y los hombres, para alcanzar la igualdad social entre diferentes biológicos.

El debate, el dialogo y la identificación de problemas que afecta a todos, en proporciones desiguales, tienen y deben ser tratados de forma conjunta, para encontrar las causas, el origen del malestar que acongoja a la humanidad, evitando tomar rumbos autodestructivos (epidemias, guerras, corrupción, contaminación, deterioro del ambiente, otros),  sobre los cuales resignarse a vivir sin esforzarse en encontrar las formas y los instrumentos que deben usar para socializar sus problemas y acordar los métodos, medios e instrumentos, por donde encarar, atacar y resolver, sus  necesidades, rompiendo los muros y murallas generadas por intereses que dispersan fuerzas, haciendo postergar sus soluciones, cuya prevalencia de los conflictos antagónicos sirven para sacar beneficios particulares contra los intereses sociales, institucionales e individuales, afectados y contaminados por el mal de los siglos precedentes y actuales como son, la corrupción, la opresión y explotación del ser humano por el mismo ser humano.

Las mujeres como los hombres, tienen como desafío de vida y transformaciones de los fenómenos y problemas señalados, en compatibilizar sus necesidades y aspiraciones en la dimensión del grado de afectación que sufren, antes que de simple caprichos, vanidades, prejuicios, complejos, temores o creencias indemostrables, superando las desigualdades de formas de vivir, saliendo de las chozas o los palacios, hacia estructuras habitacionales que respondan a sus aspiraciones y modalidades de nueva vida, compatibilizados, donde tengan, sistemas de producción colectiva, que aseguren su alimentación, viviendas sociales con todas los equipamientos y bienes necesarios para disfrutar; industrias y fabricas para procesar alimentos, confeccionar vestimenta, insumos, áreas de expansión, centros de salud, educación, formación humana, técnica y profesional, según sus aptitudes, habilidades y destrezas, con laboratorios equipados, bibliotecas para consultar y estudiar lo que la especie humana ha producido y creado intelectualmente o, sistematizado el saber y conocimiento en todos los órdenes  de la sociedad, la naturaleza y sus integrantes, espacios de convivencia para intercambiar experiencias, exponer su necesidades y problemas, para recoger propuestas de solución, siempre superando y compartiendo experiencias satisfactorias que eviten pasar por experiencias traumáticas, pudiendo no repetir las mismas, sino, inclinándose hacia lo des alienante o enajenante comportamiento egoísta.

En definitiva, la visión nueva que las mujeres y hombres logren articular a partir de experiencias deshumanizantes vividas, deben convertirse en procesos de humanización que determine un tipo de realidad diferente a las experimentadas con dolor, pérdida de tiempo y recursos, así como la creación de mitos, y leyendas negras, en cuyas practicas perniciosas, se atribuyen a los hombres o las mujeres, indistintamente que, en definitiva, son producidas por mentes perversas, rencorosas, egoístas, como por los malvivientes para sacar ventajas a sus fechorías y maldad humana contra la naturaleza.

La imaginación humana ya no debe reproducir las loas a la violencia, el amor o el odio, sino a proyectar la creatividad a posibles maneras de ser feliz denunciando las causas y razones de tantos defectos, como habitantes hay en el mundo, sino, tratando de convivir en un paraíso terrenal sin prohibiciones, para evitar desobediencias y la vida fluya acorde ls estados de ánimo inspiradores de la paz, armonía, dicha plena, desahogo a estados depresivos y represivos, vuelco de capacidades a satisfacer necesidades e ir, con todo lo satisfecho, a seguir superando limitaciones, obstáculos y dilaciones, emergentes, sin inventar formas de sacar beneficios personales, sino transmitiendo a la colectividad que, la vida termina con la muerte, en similar estado, a como ha vivido, se vive y podremos seguir viviendo, en una realidad superior al presente.

Por último, el desafío femenino para su liberación, es dejar de pensar como mujer para las mujeres, sino proyectar su pensamiento en términos del ser humano en sus problemas, haciéndose parte de ellas, dejar de ver o encontrar en el hombre como la causa de sus males, por el contrario, saber que sin ellos jamás, nunca llegaran más allá del infierno, aunque estén en medio del cielo, porque las aguas en los océanos son más que la tierra donde habitamos.

  • Conclusiones y recomendaciones

Nuestro andar por entender la problemática femenina, visto por propios y opuestos sexuales, nos lleva a concluir y proponer nuestra convicción de seres humanos, sin distinción del estado antagónico y contradictorio en que se vive, cargados de prejuicios y complejos que, no nos dejan encontrar el antagonismo mujer-hombre, sino la contradicción de sexos, para afirmar, marcando la diferencia de sexos como de derechos humanos, lo siguiente:

  1. Tanto el patriarcado como el matriarcado, el hombre como la mujer, la madre como el padre, en un contexto global, en tanto son la reproducción de estructuras de poder dominante, o viceversa, cuyas formas de desenvolvimiento social y cultural no sean modificados en la dimensión de la especie humana, con necesidades materiales, biológicas y de pensamiento y comunicación social, estamos condenados a caminar sobre dos corrientes separados que neutralizan las transformaciones estructurales de dominación y opresión, a punto de inviabilizar la superación de la desigualdad económica, sexual, cultural, social y de valores. Ante esta realidad compleja, es urgente destrabar la ruptura de relacionamiento hombre-mujer, cuyas consecuencias afectan a los hijos que, a su vez reproducen las practicas patriarcales los varones y feministas las mujeres en desmedro de una formación conciencial que, va convertido la incomunicación en una práctica de aislamiento y de antagonismo sexual cotidiano, creado por el predominio machista sobre las mujeres, en primer lugar, y el uso de la tecnología comunicacional, en segundo lugar, que podría mantenerse la misma situación en una dirección contraria de dominación de la mujer contra el hombre, sin cambiar el sentido de la relación de conflicto de sexos, en el presente, y mucho menos las relaciones antagónicas en la sociedad consumista y opresor, con la lucha y  acción de ambos seres humanos, hacia el futuro.
  2. No quedamos con la duda de cuales factores han inducido a que las mujeres luchen por su emancipacion machista o patriarcal, puesto que estas características de dominaon heredadas en el tiempo y de generaciona generación no serán resueltas porque las mujeres s enefrenten a los hombres para demostrar su iguakdada en derechos si solo tokan en cuenta ala división sexual sin hacer hincapié de que ambos son complemenetaiors, son la base d ela socidad y de la perpetuaion d ela especie, cuyo comportamientos al ser diferentes por esta connotación biológica ni los hace mas o menos para actuar humanamente y según su naturaleza adánica (curiosidda, desobediencia) o merced a sentimienmtos (amor, desamor, venganza, odio, reseniminto, egoísmo, envidia, ambicion, acaparamiento, infidelidad, otros). Bajo esa duda, debemos obligarnos a estudiar las actitudes femeninas y masculinas en diferentes épocas de la historia, a fin de identificar y determinar, si aún se ignora, las razones, causas, motivaciones, actitudes y esfuerzos por tratar de demostrar la igualdad de géneros, las funciones productivas y reproductivas, los fundamentos de hacer una lucha para su emancipación o liberación de la mujer, nos preguntamos ¿del hombre, del sistema societal o de la discriminación sexual?
  3. En La historia de la humanidad, las fuerzas motrices que han movilizado a la especie humana, en su afán de resolver sus necesidades, carestía, crisis social, natural, familiar, otros, son el hambre, el amor, la lucha de razas, de clases y naciones, las plagas y enfermedades, los desastres naturales, la lucha por el poder, las malas y  buenas actitudes de los seres humanos, hasta dar origen a los antagonismos que, son resultado del afán de destacarse, acaparar, someter y dominar naciones, pueblos. expandir su poderío, mandar, la riqueza, la fama, etc., etc. En ninguna época, se ve luchar por precautelar la especie humana, sino eliminar lo que no les es útil o a quienes se opongan a estas formas de sometimiento a sus semejantes, en principio, bajo la egida de quienes eran los más audaces, valiente, héroes y fuertes, en consumar sus apetitos o consolidar su estirpe cargados de prejuicios, actuar con complejos a sus prejuicios o creencias, en segundo lugar, lo que hoy es el pan de cada día, defender sus fortunas mal habidas o recibidas.
  4. Las mujeres como los hombres, en la soledad de su serenidad, deben meditar y esforzarse por conocerse a sí mismos, un baño de humildad y de abandonar la soberbia pensando en lo que realmente quiere y que debe hacer para lograrlo, puede ser una de tantas formas por los que así mismo se revele su verdad se encamine, con paso firme y seguro, a no caer en los mismos equívocos y no  actuar caprichosamente, ayudara a todos, a comenzar a cambiar las vidas y mejorar las relaciones humanas superando los prejuicios y complejos, temores y vergüenzas que nosotros mismos nos inventamos o encubrimos escondiendo nuestra verdadera personalidad e identidad sexual, como formas de ser sin verdaderamente serlo.

Ensayo escrito por Gualberto Lizárraga Ferrel, La Paz, 1 de mayo de 2022.

[1] Chaij, Fernando, El desenlace del drama mundial, Casa editora Sudamericana, Buenos Aires, 1950, página, 100-101.

[2] Pradas, Gallardo Claudia, Psicología Online, Historia y Corrientes del feminismo, Actualizado, 22 de febrero de 2021.

[3] National Geographie, Un breve recorrido por la historia del feminismo

[4] Gamba, Susana, Feminismo: historia y corrientes, Diccionario de estudios de género y feminismos, editorial Biblos, 2008.

[5] Nava Sara, Revista Chilena de Derecho, Vol. 7, Dialnet, Ensayo sobre la liberación femenina, 2649318 (2), pdf, pagina 153.

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