Márcia Batista Ramos
Pasados ya sesenta años del Boom Latinoamericano, las palabras que nos acarician o golpean, llegan por otros medios que no son los libros con olor a papel. La pasión por leer la vida, llega por las redes sociales, por la televisión y el cine, entre otros.
Hoy, las lecturas tienen que ser más resueltas, porque los tiempos exigen contenidos condensados, rápidos y masticados, para un lector cambiante e informal que, exige que se escriba como se habla para facilitar su comprensión.
Actualmente, también influye en la literatura la ilusión de una vida exitosa, las nuevas estructuras sociales con exigencias de consumo de cosas que no perduran en el tiempo, sirven como marco de referencia para la acción humana y para la literatura que se transforma, tratando de dar respuestas al tiempo de incertidumbre donde prima la renuncia al pensamiento y a la planificación a largo plazo.
La literatura sigue reflejando los problemas que existen en américa latina, que son comunes a todos los países de la región, también, al fatalismo que acompaña a todos amalgamado con una fuerte dosis de esperanza que se renueva a cada periodo electoral de las democracias frágiles, con sistemas políticos corruptos que abundan en la región.
En la década de los sesenta, los países de la región empezaban a vivir bajo dictaduras militares con la excusa de frenar el comunismo, que ya se había instalado en la isla de Cuba. Hoy, el régimen castrista, invade la región, a través del socialismo del siglo XXI. Al igual que en las dictaduras militares, las actuales dictaduras de izquierda, se encargan de exportar a intelectuales latinoamericanos a otras latitudes.
En éste momento, la presencia de la mendicidad en las calles, muestra el deterioro de la situación económica en los países latinoamericanos que, infelizmente, recibieron de las diferentes dictaduras de derecha o izquierda, un legado de mezquindad, donde el individualismo prima y aleja a los ciudadanos unos de otros.
Puesto que hace sesenta años, las personas aún se ocupaban de las novenas y prestes, de las charlas largas donde se repetían oralmente leyendas, cuentos y hazañas, de generación a generación. En aquellos años, los escritores que no fueron al exilio perdieron la libertad de expresión, los que se fueron perdieron su país, eso lo dijo Mario Benedetti. En aquella época empezó una fuga de artistas, muchos de ellos escritores que alcanzarían bastante prestigio en el exilio, antes de hacerlo en sus países de origen. Pero, lo que importa es que los escritores que se fueron, tuvieron, inicialmente, la oportunidad de ser visibilizados por las editoriales de Barcelona, logrando mostrar el pluralismo intelectual, la capacidad creativa, la gran originalidad y la genialidad artística de los escritores latinoamericanos.
Éste fenómeno editorial se llamó Boom Latinoamericano, surgió entre los años 1960 y 1970, cuando las obras de “un grupo” de novelistas latinoamericanos, que estaban viviendo en el exilio, fueron ampliamente distribuidas en Europa y en todo el mundo, infelizmente, los escritores de Bolivia no hacen parte del afamado movimiento.
El Boom, permitió al viejo mundo, conocer a la literatura latinoamericana. El acercamiento cultural del viejo y el nuevo continente, se hizo por medio de la literatura a partir del Boom Latinoamericano que derrumbó las fronteras editoriales, haciendo que la literatura latinoamericana, sea parte del mundo globalizado en igualdad de condiciones.