Alex Chaman Portugal
Resumen
El tema abordado nos obliga a puntualizar que a principios del siglo XX los medios masivos de comunicación e información empiezan a desempeñar roles cada vez más influyentes al moldear la opinión pública en función de determinados intereses inherentes a las necesidades económicas y políticas de las potencias capitalistas emergentes con sus correspondientes empresas multinacionales. Estamos frente al desarrollo de los monopolios que re configurarán las relaciones de poder en el planeta y que a la postre, por sus pugnas, nos llevarán a la I Guerra Mundial.
En la actualidad, casi segunda década del tercer milenio, referidos medios masivos han logrado hacerse de tanto poder que la mayor parte de la población, en nuestros países, suele repetir, ciertas afirmaciones ideológicas y políticas que precisamente provienen de los medios de comunicación (prensa, televisión y radio), podría agregarse, principalmente, los diversos medios audiovisuales como el internet, sus aplicaciones y redes sociales. En los últimos tiempos todo el conjunto de elementos referidos son denominados medios masivos o mass-media, los mismos que se han acrecentado hasta constituirse en importantes referentes para muchísima gente. Todo lo anterior ha configurado, posterior a la II Guerra Mundial, la llamada sociedad de la información y la comunicación.
Las grandes corporaciones de comunicación e información han logrado constituirse en verdaderos medios masivos de difusión, los mismos son de carácter privado, consiguientemente orientan su accionar en edificar y moldear un pensamiento único en función del mantenimiento y reproducción de la sociedad neoliberal. Para tal fin se valen de todo tipo de recursos y mecanismos, por ejemplo, explotan al máximo el sesgo informativo, censuran todo aquello que consideran riesgoso a los intereses dominantes y demagógicamente reiteran, a más no poder, el respeto a la democracia y pluralidad informativa. Por supuesto que la realidad demuestra fehacientemente lo contrario.
Introducción
En la historia de la humanidad la comunicación social, en general, y la información, en particular, se han desarrollado de manera compleja y progresiva. Los diferentes modos de producción así lo demuestran, empero, en la sociedad capitalista globalizada actual la producción y reproducción de la información resulta vertiginosa a tal extremo que es expandida a casi todos los rincones del planeta eliminando fronteras de carácter material e inmaterial, lo que lleva a la globalización o a la denominada “aldea global”.
La comunicación es un acto eminentemente social, de ahí que lo correcto es incidir en nominarla comunicación social. Esto quiere decir que se encuentra estrechamente ligada al accionar social del ser humano. Sin embargo, al no concretarse dialéctica y complementariamente el proceso comunicacional esta deviene simplemente en información, puesto que se desenvuelve unilateralmente.
Considerando que la base de la sociedad lo constituye el proceso de producción que gesta como nacimiento determinadas relaciones sociales, podemos sostener que los medios comunicacionales, expresada en información, se relacionan con la producción, ahí devienen en instrumentos que en la medida que responden a determinados intereses de la sociedad escindida en clases sociales. Esto permite comprender que la información manipulada puede modificar sustancialmente la conducta humana ¿cómo? Estimulando, organizando o desorganizando, activando o desactivando a los sujetos sociales. En suma, se aliena, adormece, manipula y ejerce control.
Históricamente los instrumentos, incluyendo los comunicacionales e informacionales, fueron creados en concordancia a las condiciones y necesidades históricas, productivas y sociales. Esto deja claro que el proceso comunicacional e informacional ineludiblemente está involucrado con las clases sociales y los intereses de estas, por consiguiente, se constituye en un escenario en el que afloran las contradicciones estructurales y superestructurales. Por supuesto que las clases sociales dominantes se imponen a las dominadas, y en esa lógica imponen la intencionalidad comunicacional e informacional.
Así, la comunicación social, en lo que hace a los instrumentos o aparataos ideológicos, históricamente han sido y siguen siendo utilizados para consolidar ciertas relaciones sociales de dominación o para desencadenar procesos orientados a la emancipación por parte de clases sociales dominadas. En una sociedad dividida en clases sociales, estas necesariamente asumen una u otra dirección, la primera resulta conservadora en tanto la segunda progresista.
Un comunicador social o difusor de información dispone de cierto poder de convocatoria sobre la población, por lo que, quiera que no, suele convertirse en un formador de opinión pública. En la actualidad, debido a la marcada importancia de los medios masivos de comunicación e información, en sociedades masificadas como las nuestras es un actor decisivo en la reproducción de patrones socio-culturales con un claro sello ideológico y político, o, contrariamente, un agente para cambiar esas pautas.
A partir de lo anterior puede aseverarse que un comunicador social o difusor de información no puede ser neutro o apolítico, puesto que desempeña un papel gravitante en la conformación de la llamada ciudadanía, ya que siempre asumirá determinadas posiciones con lo que estaría tomando partido por tales o cuales orientaciones, las que encierran ciertos intereses. En suma, el comunicador social o difusor de información es un ser pensante y operante, situado con “los pies sobre la tierra”, por ende, su pensar y actuar se encamina, voluntaria o involuntariamente, a determinados objetivos.
El sistema capitalista globalizado, particularmente, en países suramericanos viene, una vez más, enfrentando una severa crisis económica, política y social. Situación que lleva a no solo a una degradación económica y social sino también política e ideología. Por cierto, que lo referido llevará a la imperiosa necesidad de instrumentalizar los mecanismos comunicacionales e informacionales para salvaguardar los intereses hegemónicos de las clases sociales dominantes.
La ciencia es por esencia rigurosa y sólida, como tal no admite especulaciones intelectuales, menos prácticas contemplativas y retrógradas. Su misión esencial sigue siendo contribuir al progreso y bienestar de la humanidad, lástima que hoy el sistema dominante la haya secuestrado y reducido a una mera mercancía en función de sus intereses. Lo propio sucede con la tecnología. La mercantilización de la ciencia y la tecnología junto a la destrucción de la fuerza productiva humana frenan circunstancialmente la marcha progresiva de la sociedad humana. A lo anterior habría que agregarle que tanto la comunicación social como la información también han sido raptadas y convertidas en eficaces-eficientes medios masivos que vienen siendo utilizadas en aras de los objetivos que persigue la sociedad neoliberal.
Discusión
En términos teóricos se afirma que los medios de comunicación o información sirven a distintos propósitos, así como cumplen con determinadas funciones, siendo el preponderante reflejar la realidad de la manera más objetiva posible. Sin embargo, la mayor parte del arsenal de conocimientos, a nivel global, responde a la lógica de subordinarlos a los intereses y aspiraciones de los grupos de dominación mundial en aras de reproducir el sistema de relaciones sociales imperantes, por lo que resulta sumamente necesario instrumentalizar el conocimiento científico a sus intereses.
Los medios suelen incitar, de distintas formas, a la población a elevar su nivel social a través del consumismo desmedido, los medios masivos se constituyen en un valioso aliado de la sociedad capitalista pues logra desquiciar a multitudes al someterlas a la manipuladora persuasión audiovisual, alienándolo y enajenándolo al asumir ciertos patrones de consumo, tipos de vida y recreación que los sumerge en mayor condicionamiento sociocultural. Se trata de vaciar emocional e intelectualmente al sujeto para ideologizarlo y politizarlo con los arsenales neoliberales. Así, la persona pobre e ignorante es abrumada por la problemática humana-social hasta ser cubierta por lo que el sistema desea hace con ella. La desinformación caracterizada por el sesgo procura no solo el control del individuo sino también el control masivo de la sociedad. He ahí la vitalidad que se le asigna a los medios masivos de comunicación e información, he ahí su rol de viabilizar la domesticación a través de la entretención y distracción que envuelve una sólida estructura de control la que logra imponerse a las mayorías mediante aparatos ideológicos –a decir de Lois Althusser- como la cultural, la religión, la educación, la moral, el arte, etc., con sus respectivas instituciones.
Si bien es cierto que las instrumentalizaciones de los medios masivos juegan un papel descollante en pro de la manipulación y control social, habría que agregar que la educación ejerce igual o mayor primacía, pues es la que logra “formar” capitalista y neoliberalmente a los sujetos durante la mayor parte de su vida. ¿Cómo así? Desde temprana edad los seres humanos son envueltos en la lógica de la educación, la misma que ha sido diseñada por las élites dominantes. Eso quiere decir que la educación tiene determinado carácter clasista y se orienta a determinados fines, por lo que el individuo es “formado” bajo ciertos parámetros y orientaciones estructurales y superestructurales. Se trabaja arduamente por “formar” individuos funcionales (dóciles, manipulados y domesticados) a la sociedad neoliberal y las implicancias que ella conlleva.
En consecuencia, la principal función de los medios masivos de comunicación e información, en el marco del sistema político imperante, es fungir como instrumentos de entretención y ocultamiento mediático de la desdichada realidad económica y social que se vive en la mayor parte del mundo, lográndolo con la transmisión de programas desinformativos y altamente alienantes como las telenovelas, los noticiarios sesgados, los réalites, etc., que se distinguen por tener acuerdos con los patrocinadores que en realidad son empresas o instituciones quienes definen qué información debemos difundirse y qué no, así como las características de las mismas. En suma, los medios masivos son la principal forma capitalista de persuasión, manipulación, enajenación y control que nos aliena al excesivo consumo de necesidades ficticias. Esta es la “felicidad” a la que se pretende direccionar a los individuos, es la ideología de la sociedad neoliberal.
Se tiene que la humanidad habita un sistema económico, social, jurídico, ideológico y político que potencia la globalización y sus relaciones de dominación. ¿De qué manera? Los capitalistas, en tanto clase propietaria de los medios de producción, no solo han logrado desarrollar su orden económico-social y político, sino también han logrado viabilizar su ideología liberal, aunque, claro está, en medio de sus periódicas crisis.
¿Qué implica la política e ideología?
Ambas, en tanto manifestaciones de la superestructura, son producto de los conflictos que se desenvuelven en la estructura o base económica de la sociedad, por tanto, forman parte de la disputa de los poderes. Por lo tanto, al apreciarse y reflejarse la realidad ideológicamente no se la puede hacer de manera neutra, pues subyacen factores económicos y sociales. Esto explica porque “El pensamiento político es el reflejo de las luchas de poder que estructuran toda sociedad, y que le dan su dinámica. Este pensar, en general, ha sido patrimonio de un pequeño grupo de pensadores –en general plegados a los poderes dominantes– que piensan, organizan y dan forma a lo que luego las grandes mayorías repiten” (1). Lo anterior encuentra respaldo cuando contemplamos la realidad y nos percatamos que los medios masivos desempeñan un papel gravitante al moldear no solo el pensamiento sino también buena parte del accionar humano, puesto que edifican la realidad ideopolítica a escala mundial, por lo que la mayor parte de nuestras percepciones, acerca de la realidad, corresponden a los productos prefabricados por ellos y que los diseminan sutilmente apelando al subconsciente y a la hegemonía que disponen.
Papel de los medios masivos de información en la sociedad neoliberal
En la actual sociedad neoliberal los “mecanismos ideológicos se optimizan con el uso de los instrumentos: los medios” (2). Lo precisado fue consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas a partir de la primera revolución industrial inglesa que produjo el invento de la máquina y con ella la creciente producción mecanizada, así como el infatigable desarrollo científico y tecnológico que experimenta la marcha de la sociedad.
En la sociedad consumista actual los llamados medios masivos de comunicación e información presentan similares funciones que los otros instrumentos de producción, que también coadyuvan a la dominación. Referidos medios son altamente utilizados como eficaces correas de transmisión de la ideología dominante en función de la domesticación, alienación y politización neoliberal de quienes forman parte de la sociedad. Entonces, es importantísimo ubicar lo que subyace en todo aquello que hacen extensivos los medios “comunicacionales” e “informativos” para determinar su manipulador uso social, ideológico y político. Asimismo, puede asegurarse que, si bien la lógica actual es que referidos medios mayoritariamente responden a intereses de las clases dominantes contrariamente ciertos medios, aunque minoritariamente, le dan usos alternativos.
El siglo XX y XXI se caracteriza no solo por la impresionante industrialización de la producción social en general, sino que además ha hecho lo propio con los procesos comunicacionales y la información. Ambas se constituyen en otras mercancías más, pero bastante apetecibles por sus “bondades”, ya que en los hechos sirven como decisivos instrumentos para sostener y reproducir la sociedad neoliberal. ¿Cómo? En lo económico sirviendo a la lógica consumista sustentada en el mercado y en lo ideológico y político justificando la dominación como expresiones del “sistema democrático mundial” capitalista. La expresión de lo que estamos señalando se da a través de cómo están organizados los referidos medios masivos y las funciones que desempeñan, así como los intereses que representan.
¿Qué de las marcadas contradicciones económicas, sociales y políticas?
En la sociedad neoliberal la clase dominante diseña el modo de comunicación dominante acorde a sus objetivos históricos e intereses económicos, sociales, políticos e ideológicos. Todo esto para asegurar su dominio sobre las demás clases sociales dominadas.
¿Qué se desprende de lo anterior? Que el comunicador social o difusor de información, al viabilizar los procesos comunicacionales o informativos dominantes, inevitablemente forma parte de referido contexto, y en la práctica, admítalos o no, asume una función política en el medio económico-social dominante en el que se desenvuelve. Tanto la comunicación como la información son mecanismos e instrumentos ideológicos que están subordinadas a lo económico y político, por tanto, responden a sus objetivos directrices. Al ser un proceso implica una práctica dialéctica cuyo horizonte pasa por relacionar a los hombres, grupos o clases sociales mediante determinados contenidos que respondan a las normas de funcionamiento que hace al sistema en que se efectúan. También desempeña una función productiva e ideológica con el fin de “dotar de sentido, coherencia, identidad a la vida del hombre y sus acciones, proveyéndole de una guía en una práctica social” (3). En efecto, los medios masivos se constituyen en los dispositivos de transmisión ideológica y cultural en el escenario de relaciones sociales de dominación, puesto que las mismas son convertidas en manifestaciones de transmisión ideológica. Siendo así, inevitablemente el comunicador o difusor de información estará ligado, directa o indirectamente, a las problemáticas sociales por lo que su comportamiento se enmarcará en una clara posición conservadora o progresista.
Instrumentalización de los medios masivos de comunicación e información
La manipulación ejercida por los medios masivos de comunicación e información resultan sumamente efectivas por cuanto se orientan a conformar y conservar públicos cautivos, edificar horizontes comunes de ideas y acciones, constituir situaciones para la interacción entre individuos y clases sociales funcionales a los fines de los medios.
Detrás de la manipulación informativa no sólo se esconde la búsqueda de una tergiversación de la realidad, sino, sobre todo, la educación emocional de la ciudadanía ante los estímulos que recibe en forma de noticias. Despertar sentimientos emocionales negativos, respecto de determinados estímulos mediáticos, es el objetivo prioritario. No importa tanto lo que el espectador pueda o no conocer, sino cómo la manera en que dicho espectador reaccione subjetivamente a la noticia en cuestión, al estímulo mediático que se le presenta en forma de noticia u otra manifestación informativa.
Si bien lo referido resulta puro conductismo, es decir enorme condicionamiento previo, queda claro que el fin es domesticar a la ciudadanía para que esta reaccioné como se desea ante determinado estímulo, así asegurar que el individuo esté anulado como ser pensante, crítico, irreverente e irreflexivo.
Tanto la radio, la prensa escrita y digital, y, principalmente, la televisión, se constituyen en monumentales instrumentos de manipulación, por tanto, de control social. Estos medios suelen ser enmarcados en la denominada “cultura de masas” que una sociedad senil, como la neoliberal, se convierte en incultura por cuanto aprisiona al público, especialmente a los sectores populares. La televisión es el medio más efectivo en relación a los otros por cuanto logra hacer creer que fábrica una realidad neutra y que la misma refleja la realidad objetiva. Por supuesto que todo esto es una quimera, puesto que la televisión hace todo lo contrario en tanto contribuye a que los televidentes conciban realidades distorsionadas y se orienten a la satisfacción de falsas necesidades. Asimismo, la televisión induce a actitudes pasivas en tanto el televidente suele asumir un rol receptivo, anulando con ello su iniciativa e interpelación reflexiva y crítica.
La televisión se distingue por falsear la realidad, ya que miente deliberadamente, manipula la información sesgando alevosamente la real. Eso no se hace gratuitamente sino con el claro propósito de confundir y manipular a la audiencia. Se trata de presentarle al receptor falsas realidades para que las asimilen y se muestren conformistas y utilitarios a las mismas. Es más, se ha logrado que mediante la televisión se construyan realidades virtuales y dado el impacto de las imágenes tal realidad adquiere un status superior a la realidad objetiva. Esto explica porque, a decir de algunos opinólogos, la televisión ejerce creciente y enorme influencia en la humanidad. En suma, la televisión produce una realidad cultural virtual en la que el televidente se acostumbra a contemplarla sin actuar sobre ella. Esto hace que cada vez más personas asuman un menor sentido reflexivo y crítico, pues depende de las imágenes y su instrumentalización como fuente cognoscitiva. No olvidemos lo que planteaba el intelectual italiano Umberto Eco, que “quien detente los medios de comunicación detentará el poder”, los tiempos que corren se encargan de corroborar tal presagio.
Las clases sociales dominantes suelen estar mejor representadas que las dominadas. Las primeras ocupan roles protagónicos con sendos personajes en tanto las segundas asumen cargos subalternos. Las dominantes son las triunfadoras y las dominadas las derrotadas. Aquí la televisión neoliberal hace gala del darwinismo social, es decir colocan a quienes explotan y oprimen en lo más representativo de la sociedad, puesto que serían seres superiores distinguidos por sus virtudes mientras que las segundas serían seres inferiores que “viven mal” merced a sus taras. El problema es que un importante sector de la población logra ser manipulada sutilmente y termina creyendo las aberraciones divulgadas por los diseñadores y propietarios de los medios televisivos.
En lo concerniente al trato que se asigna al varón y la mujer también se manifiesta las enormes desigualdades económicas, sociales y políticas presentes en el capitalismo neoliberal. ¿Cómo? La mujer pobre suele ser degradada, ya que se la caracteriza como un ser problemático, con frustraciones y sin horizontes, sin capacidades ni potencialidades para desarrollarse, “tierna y pasiva” incapaz de luchar por sus derechos, etc., en general suelen ser mostradas como amas de casa o trabajadoras conformistas con la dominación, pero soñadoras de mejorar su condición a costa de actividades ilícitas o corrompidas. En tanto las mujeres adineradas son presentadas como exitosas y marcadamente superiores a las pobres. Ellas son las dueñas de casa, las altas ejecutivas, las derrochadoras de fineza y buenos modales y otras estolideces más. Empero los varones son presentados como seres talentosos, racionales, estables, emprendedores. Claro que los varones pobres también son degradados, ya que son exhibidos como personas miserables sin perspectivas y conformistas con sus adversas condiciones de vida. Se le asignan roles secundarios y subalternos.
La contrapublicidad, entendida como la contraposición entre una y otra publicidad, está a la orden del día. El bombardeo mediático contra la audiencia resulta espantoso, por decir lo menos. En esa pugna entre los poderes económicos se atenta desmesuradamente contra el público. Se arremete contra los televidentes para que se sumerjan en el consumismo y diversifiquen su consumo orientado a productos cada vez más modernos y costosos, pero menos duraderos.
Las famosas “telepromociones” de bienes o servicios también arrecian con todo en la ofensiva de la publicidad. La manipulación de masas debe ser más perspicaz para alcanzar óptimos resultados. La maquinaria neuropsicológica capitalista se acciona y procura llegar a lo más recóndito del cerebro humano para ejercer influencia y aceptación. Así, condicionan a los televidentes a lo que deben pensar, decir, actuar, en suma, inducen a lo que se tiene que consumir. La cuestión es obligar psicológica y socialmente a comprar o consumir determinados productos, muy a pesar que muchos de ellos pueden resultar innecesarios y lujosos.
La mayor parte de los medios de comunicación e información, en manos de las clases sociales dominantes, emiten infobasura. ¿En qué consiste aquello? En información irrelevante e intrascendente que procura reemplazar a la útil, es decir comprende información falsa, sesgada, sensacionalista o amarillista, etc. Se trata ante todo de manipular a la audiencia.
Tal como refiere Vicente Romano “El desarrollo de los medios en las democracias ha conducido a la concentración incontrolable de los mismos en manos privadas. Las relaciones de poder se han hecho impenetrables, opacas. El capital internacionalmente fluctuante, ajeno al ramo, se apodera de la industria de la conciencia, como dicen unos, o de la tensión, como dicen otros. Hoy coloniza los canales de comunicación de la democracia” (4).
Parafraseando a Noam Chomsky podemos aseverar que a lo largo de la historia y con la agudización de los conflictos sociales los medios masivos de comunicación e información han demostrado, con creces, ser altamente eficientes para moldear la opinión pública general. Merced a la “parafernalia mediática” y a la propaganda y publicidad han logrado arremeter contra gestas humanistas, contra luchas reivindicativas, justificar guerras injustas, legitimar invasiones a naciones oprimidas, legalizar la criminalización de la protesta popular, matizar las crisis financieras que son descargadas en las masas trabajadoras, incentivar el degradante pensamiento único, presentar como digno el accionar de los medios como productores de realidad dentro de la psique colectiva. (Véase: Las 10 principales estrategias de manipulación mediática: 2011).
Por su parte Alfonso Palacios precisa que actualmente “el consumo de los medios de comunicación, sobre todo la TV, constituye un componente fijo de la vida cotidiana en la mayoría de las sociedades. En nuestra sociedad la TV se configura como uno de los elementos hegemónicos en la formación de opiniones y estereotipos de los ciudadanos. A esta cultura pertenecen el trato diario con los medios y sus contenidos, la forma de pensar y de sentir determinada por ellos, al igual que los hábitos de leer, oír y ver, de consumo y comunicación, las modas y una buena parte del lenguaje” (5).
La sociedad neoliberal ha logrado ensamblar los aspectos económicos con los políticos e ideológicos a través de elementos culturales, comunicacionales e informativos. Efectivamente, en la década de los ochenta los grupos de poder económico y político mundial impulsaron el Nuevo Orden Económico Mundial, el mismo se casaba con el diseñado Nuevo Orden Mundial de la Comunicación e Información. Esta cuestión dejaba en claro la hegemonía por parte de los defensores del establishment. Precisamente el proceder comunicacional e informativo por ellos, procura, por un lado, autolegitimar su accionar económico, social y político, y, por otro lado, demonizar a todos los medios alternativos o populares a través de sistemáticas campañas de desprestigio con el fin de eliminarlos o simplemente reducirles credibilidad. Lo más vergonzoso es que los representantes de la sociedad neoliberal afirman que esta garantiza el pleno ejercicio de importantes valores como la libertad, el pluralismo e independencia tanto en el pensar como en el opinar, incluso rechazarían la censura, empero la realidad confirma que aquello es irreal. En suma, la ideología dominante, en la abrumadora mayoría de los medios masivos de comunicación e información, es la que respalda los intereses hegemónicos del capitalismo neoliberal.
En referencia a lo anterior Ignacio Ramonet, en su obra La Tiranía de la Comunicación, precisa que “grupos más potentes que los Estados llevan a cabo una razia sobre el bien más precioso de las democracias: la información” (6). Eso explica porque, según el mismo autor, los seis más grandes grupos de comunicación e información en el planeta son de origen estadounidense y europeo, los que, a su vez, extienden su área de influencia en el mundo viabilizando la difusión de su arsenal informativo sustentado en sus intereses.
Con el fin de mantener y preservar el sistema vigente, que es rentable para ellos, los grupos de poder invierten ingentes recursos humanos y logísticos en la persuasión orientada a la manipulación. El manejo hegemónico de la comunicación y la información sirven eficiente y eficazmente a salvaguardar el dominio de las clases dominantes. Y es en este escenario en el que actúan los medios masivos de comunicación de masas. ¿Cuáles sus propósitos? Por un lado, aumentar las utilidades de los empresarios y, por el otro, reproducir una mirada de la realidad orientado a la preservación del poder económico y político de las clases sociales dominantes.
Se tiene, entonces, que la dominación requiere de un conjunto de aspectos, por ejemplo: el control, el miedo, la cobardía, la desesperanza, la resignación, etc., se trata de minar el espíritu y resistencia especialmente de los más necesitados, pues en perspectivas son los potenciales peligros. ¿Cómo viabilizan lo anterior? A través de los Estados y sus respectivas instituciones coercitivas. ¿A qué se apunta? Básicamente se procura destruir el espíritu reflexivo e irreverente, desnaturalizar el progreso y humanismo, edificar una cultura de la sumisión y docilidad, manipular la libertad de pensamiento y opinión, etc.
¿Y la libertad de pensamiento y expresión?
El connotado comunicador y cientista social argentino Pascual Serrano, en cuanto a la libertad de expresión, sostiene enfáticamente: “¿Por qué se dice que hay libertad de expresión en países donde la gente muere de hambre y no sabe leer? Hablarle de libertad de expresión a alguien a quien no se le ha enseñado a leer es como decretar la libertad de movimiento a un parapléjico y creer que se la ha resuelto sus necesidades de desplazamiento” (7). Queda claro que la mentada libertad de expresión resulta un desvarío cuando no se garantizan las debidas condiciones para que la persona manifieste su racionalidad como reflejo del proceso de cognoscibilidad.
En tanto los medios masivos de comunicación o información no permiten una genuina libertad de expresión a quienes asumen posturas críticas o reflexivas hacia el vigente orden neoliberal, refiere Serrano, corresponde implementar medios alternativos y comunitarios, puesto que los mismos no solo ensancharían la información a nivel de comunicación social democrática e inclusiva, sino que también legitimarían la participación de estos, no tolerando que los valores dominantes impregnen los objetivos criterios informativos.
Habría que convertir a las mayorías, al pueblo, en protagonistas de los medios, utilizando para la formación de su opinión los ejemplos y modelos vivos, concretos, en todos los aspectos de la vida. El pueblo, como protagonista, implica que las mayorías trabajadoras elaboren sus noticias a partir de la realidad y las discutan.
La libertad de expresión u opinión, resulta válida en tanto considere aspectos informativos con argumentos, razonamientos y juicios de valor sólidos.
Hoy día, la mayor parte de la comunicación e información se efectúa a través de los llamados medios de masas, que, como el término de «comunicación de masas» no deja de ser un eufemismo como es sabido, ni las masas se comunican entre sí a través de esos medios ni éstos son de las masas, sino de unos pocos individuos poderosos que producen masivamente para las masas.
Un comunicador social dispone de un acceso y poder de convocatoria sobre la población como no lo tienen otros profesionales. Quiéralo o no, es un formador de opinión, de ciudadanía. Hoy, con la importancia definitoria de los medios de comunicación e información en nuestras sociedades masificadas, es un agente vital en la reproducción de pautas socio-culturales. O, también, un agente fenomenal para el cambio de esas pautas.
CONCLUSIONES
Teóricamente los medios masivos de comunicación o información sirven a muchos fines y desempeñan diversas funciones. ¿En qué se resumen esos fines y funciones? El fin principal estriba en reproducir una visión objetiva de la realidad, en tanto, la función esencial es servir a construir una ciudadanía no solo crítica sino también informada, empero, en los hechos sucede lo contrario, puesto que se los instrumentaliza desvirtuando su esencia en cuanto a fines y funciones.
Puede precisar que la manipulación mediática implica el control de la mente humana para direccionarla a determinados objetivos funcionales al statu quo, a las relacionales sociales de dominación, a la pasividad humana y conformismo, a la insensibilidad con las desigualdades e injusticias, a la indiferencia humana, al esoterismo, al misticismo, al oscurantismo religioso, a la proclividad para el consumo desmedido, a la alienación mental y enajenación material, etc. En suma, convertirnos en individuos sumisos y reproductores la sociedad neoliberal, y ajenos al progreso histórico, distantes a luchar por el progreso de la humanidad.
El poder mediático en el mundo se encuentra así en manos de unas corporaciones con intereses dentro y fuera de la comunicación e información que, además, es entendida no como servicio público, sino como negocio generador de beneficios. Esta realidad social contemporánea es fruto de un avance capitalista precipitado tras la Segunda Guerra mundial, que ha supuesto un reparto comunicacional e informativo del mundo que se corresponde con el poder económico y político imperante.
El actual mundo globalizado o “aldea global”, en forma creciente y generalizable, es regido por un retrógrado pensamiento único, en muy buena medida vehiculizado por los medios masivos de comunicación e información. Esa globalización comunicacional e informativa pretende uniformar puntos de vista, por tanto, estigmatiza y arremete contra quienes se oponen al mismo. El resultado es un pensamiento único, uniforme, acrítico, y, por consiguiente, la falsa conciencia. Quienes creemos que la falsa conciencia existe realmente sostenemos que las preferencias de la gente pueden ser producto de un sistema económico, político y cultural contrario a sus intereses, y que éstos sólo pueden identificarse legítimamente cuando la gente sea plenamente consciente de su elección y libre y esté capacitada para elegir.
Esa globalización que se vive actualmente (económica, política y cultural) es el caldo de cultivo en que las tecnologías de la información y la comunicación son el sistema circulatorio que la sostiene. La misma se viabiliza a través de la comunicación virtual, la inteligencia artificial y en el poder del conocimiento como principal recurso.
La función cardinal de la comunicación e información en la sociedad capitalista estriba en desorganizar y desmoralizar a los sometidos. Neutraliza a los dominados, por un lado, y consolida, por otro, la solidaridad con la clase dominante y sus intereses. Consiguientemente, la hegemónica industria de la comunicación e información se encuentra dirigida a la manipulación ideológica, el consumismo compulsivo y la formación de la mentalidad moldeable y sumisa de sus consumidores.
Considero que debemos exigir a los gobernantes y autoridades que recuperen para la verdad el control de los medios de comunicación e información, pues deben reencaminar sus fines y funciones sociales. ¿Por qué? Porque los gobernantes son, en buena medida, los responsables de las condiciones de comunicación-información o manipulación ejecutada en desmedro de la ciudadanía, especialmente de los sectores más vulnerables.
Bibliografía
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Ibid.