Juan Martínez Reyes
Con la predilección de la temática del erotismo en sus poesías, Gloria Díaz, quien también es narradora e integrante del Grupo Literario “Isla Blanca”, retoma ese elemento en el microcuento “El origen”, publicado en la Marea N°23 (2017), donde además subyace, las pulsiones de la vida y la intertextualidad.
La escritora, en su microficción “El origen”, constituido de un solo párrafo de tres oraciones, nos presenta la insatisfacción del Eros de manera soterrada en el personaje de Eva, quien vive agobiada en el paraíso, el cual es parte de la condición humana. Asimismo, la autora valiéndose del recurso de la intertextualidad, nos muestra un fragmento y personajes del Génesis bíblico.
Según Sigmund Freud en sus pulsiones de la vida, esta se subdivide en dos: uno orientado a lo sexual y el otro a la autoconservación. En este caso, en el microcuento “El origen”, la autora ha tratado las pulsiones aludidas a lo sexual, el cual Freud denomina Eros, que es el erotismo.
La insatisfacción del Eros se presenta en Eva, quien se siente abrumada por la rutina en que vive, como se puede leer en el siguiente fragmento: “…ella, hastiada de la belleza y la inmensidad del paraíso, recorría a solas cada tramo del edén.”, pero todo cambia en el instanteen que llega Luzbel, quien logra despertar en ella la pasión, como se expresa en el mismo texto narrativo: “Hasta que llegó Luzbel, y descendiendo de su carro de fuego la miró desafiante, le quitó el vestido de tranparencias y la hizo conocer los encantos del infierno.”
A través de la intertextualidad (el cual consiste en la relación existente entre dos textos, a través de la mención de hechos o personajes), Gloria Díaz nos presenta una parte del Génesis de la Biblia, es decir, a los primeros habitantes de la Tierra; Adán y Eva. Arcerca de ello, se puede inferir que existe una relación analógica entre la ficción creada por la autora y el pasaje del Génesis bíblico. Según la Biblia, Eva fue la primera mujer, quien fue tentada por el diablo para comer el fruto prohibido por Dios, y esto desencadena el pecado original. En relación a la ficción de la escritora, el personaje de Eva también es seducida por Luzbel, pero esta vez no para comer el fruto prohibido, sino para saciar el Eros latente en ella, desatando así el origen de la infidelidad, (como sugiere el título del microcuento) debido a la rutina, que paulatinamente fue destruyendo el amor.
Además, ella reconoce a Lucifer como el único hombre en su vida, negando así, su unión con Adán. Y eso se puede comprobar en la última oración del microcuento: “Eva en una exhalación dijo: “al fin he conocido al primer hombre”.
Cabe resaltar el buen tratamiento lingüístico que maneja la autora, y su capacidad de síntesis. Técnicamente, en su microficción, Díaz, maneja el final abierto, dejando para que el lector infiera el posible final de la historia narrada, pues no se relatan los hechos que sucederían cuando Adán descubriera la infidelidad de su compañera. Asimismo, la temática empleada por la escritora, nos confirma que existe una gama de temas inagotables que se sirve la literatura para la creación de historias. De igual manera, su microcuento, alude a una crítica donde la satisfacción sexual, la necesidad de afecto y atención, no solo le corresponde al hombre, sino también a la mujer.
