El vencimiento del plazo fijado por el TSE finalmente quedaron inscritos nueve binomios para intervenir en las elecciones primarias. Llegaron acompañados de dos sorpresas: una mayor, el retiro de Samuel Doria Medina de la alianza “Bolivia Dice No” y del torneo electoral; y, otra menor, la reaparición de ADN, que habría ganado un amparo constitucional. Aunque su binomio todavía no fue registrado oficialmente –lo que se definirá en las próximas horas– se instala la posibilidad de que sean 10 las fuerzas políticas habilitadas para las elecciones generales de octubre de 2019.
Este intrigante abanico de ofertas electorales puede ser subdividido en tres subconjuntos: el binomio oficialista del MAS, por un lado; cinco organizaciones políticas nítidamente opositoras que postulan a Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana), Oscar Ortiz (BDN, cuya columna son los Demócratas de Santa Cruz), Jaime Paz Zamora (PDC), Víctor Hugo Cárdenas (UCS) y el tarijeño Virginio Lema del MNR, por otro lado. El tercer subconjunto está integrado por PAN Bol, FPV y Tercer Sistema de Félix Patzi, cuyos perfiles, por el momento indescifrables, se irán definiendo en la larga campaña electoral que se avecina. El segundo grupo puede verse incrementado si los aspirantes de ADN son oficializados.
Dado que en las elecciones primarias estas precandidaturas únicamente serán confirmadas, puede decirse que éste es el punto de partida de los próximos comicios generales, inicio preñado de inquietantes interrogantes. Veamos:
Recordando que –a decir de las más importantes encuestas– BDN (UD + Demócratas) registraba preferencias electorales que se movían alrededor del 17%, ¿cómo migrarán esos respaldos políticos tras la decisión de Doria Medina? Sin perder de vista, una vez más, que 11 meses nos separan del día de las elecciones, se puede estimar que de ese caudal algo más de la mitad (10%) volcaría los ojos hacia los otros candidatos de oposición, implicando ello que la desmembrada BDN quedaría con un caudal electoral de más o menos 7%.
Y, ¿a dónde podrían dirigirse los migrantes? Asumamos que al menos cinco puntos irían a alojarse a la tienda de Carlos Mesa, en tanto que los otros cinco engrosarían las ánforas del PDC, UCS y MNR.
¿Cuál será el desempeño final de las tres organizaciones de oposición receptoras de parte del caudal de Samuel Doria Medina? Estimemos, con cautela, que entre las tres capten el 9% del total de votos que se emitan en octubre de 2019.
Parece también previsible, por el momento, que las otras tres pequeñas fuerzas indefinidas todavía capturen únicamente el 2% de los sufragios depositados en las ánforas al finalizar 2019. Ocasión en la que –repitiendo la tendencia histórica– las papeletas blancas y nulas fluctuarían en torno al 4%, si es que no se incrementan con parte de quienes respaldaban a Doria Medina.
En suma, el escenario de partida de la larga campaña electoral podría estar configurado por las siguientes hipotéticas preferencias electorales: MAS, 43%; Carlos Mesa, 35%; BDN, 7%; PDC-UCS y MNR, 9%; PAN Bol – FPV y TS, 2%; y blancos y nulos, 4%. Este escenario prospectivo, además de anunciar la posibilidad de la segunda vuelta, permite visualizar la acentuada fragilidad en la que quedan sumidas las fuerzas políticas cuya misión era –aún lo es– recuperar la democracia boliviana.
Decimos fragilidad porque queda claro que cualquier incremento de sufragios en favor de BDN, de un modesto despegue de los otros tres binomios opositores, o de uno de ellos, e incluso el aumento de blancos y nulos, determinará una peligrosa disminución en el respaldo a Mesa, poniendo en duda la segunda vuelta. Ni que se diga si el MAS llega al techo que las encuestas le vienen asignando, es decir, 45%.
Y lo que es peor todavía: si se materializa la segunda vuelta electoral con cifras parecidas a las de este escenario prospectivo, la composición del Parlamento, notoriamente multicolor, aunque con predominancia azul, podría estar alejada del mínimo de cohesión recomendable para una gestión de gobierno viable.
No obstante de todo ello, aquí cabe la repetida frase que nos recuerda que “la política se hace con realidades”. Y ésta es la que nos tocó vivir en esta oportunidad. ¡¡¡Está dicho que el futuro de la democracia boliviana, antes que de los líderes políticos que nos rodean, depende de lo que hagamos las y los electores!!!