A partir de la declaratoria de emergencia sanitaria y las medidas de prevención del coronavirus dispuestas por el gobierno transitorio en Bolivia, la pandemia viene afectando de manera diferenciada a mujeres y hombres. Así lo ha constatado el reciente estudio de la Coordinadora de la Mujer titulado El impacto diferenciado de la crisis sanitaria por el Covid-19 en la vida de las mujeres bolivianas.
Los derechos de las mujeres, que se han visto más vulnerados durante el confinamiento preventivo, son la violencia en todas sus formas, los derechos sexuales y reproductivos, el trabajo de los cuidados, la autonomía económica y la participación de las mujeres en la toma de decisiones.
Uno de los primeros efectos de la cuarentena es el incremento de la violencia contra las mujeres, debido a que muchas están cumpliendo la cuarentena bajo el mismo techo que sus agresores, sea su pareja o algún otro familiar. Desde el inicio de la cuarentena se registraron 1.743 denuncias de violencia, 13 feminicidios y se han realizado más de 10.000 llamadas a la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia.
Otro ámbito de la vida cotidiana que recayó con más fuerza sobre las mujeres es el trabajo doméstico y de los cuidados. Para la mayoría de las mujeres ha significado dedicar más tiempo en las tareas del hogar y a cuidar a las y los hijos, personas de la tercera edad, con discapacidad o enfermas. El estudio afirma que alrededor del 70% de las mujeres en Bolivia desarrolla sus actividades productivas en el sector informal, uno de los más golpeados por la crisis sanitaria. Actualmente no pueden generar los suficientes ingresos para su subsistencia, al igual que las pequeñas productoras rurales, que no pueden transportar sus productos.
También causa preocupación la situación de las trabajadoras asalariadas del hogar, que representan el 1,7% de la población ocupada. Muchas fueron despedidas y otras continúan trabajando con una sobrecarga laboral y sin medidas de bioseguridad adecuadas.
Así mismo, alarma la situación de alto riesgo de las mujeres que trabajan en el sector de salud, que según la Organización Mundial de la Salud representan el 70% del personal en el país, las mismas que están en primera fila luchando contra el coronavirus, arriesgando sus vidas y las de sus familias.
Igualmente, desde el ámbito educativo, muchas madres solas no han podido cobrar el Bono Familia destinado a estudiantes de primaria y secundaria, porque el sistema toma el apellido del padre que figura en primer lugar en el Registro Único de Estudiantes. De esa forma no se está considerando que muchos niños, niñas y adolescentes son mantenidos y viven con la madre, que es la tutora y no con el padre que posiblemente se quede injustamente con el beneficio.
Se puede constatar que todas las medidas implementadas hasta el momento no han tomado en cuenta las brechas de desigualdad de género y social que existen en el país. Es por ello que las mujeres organizadas han elaborado la Agenda Política desde las Mujeres para vivir una vida libre de violencia, con autonomía y autodeterminación de los cuerpos, con autonomía económica y revalorización del trabajo doméstico, que apunte al desmontaje cultural, simbólico y material del patriarcado con justicia ambiental, de género y con democratización del poder y participación política de las mujeres.
El movimiento de mujeres de Bolivia afirma que la lucha contra el coronavirus no es una batalla que debe librarse sólo en el ámbito de la salud, menos aún, sin la participación de las mujeres. Estamos frente a la oportunidad de reconstruir una sociedad más igualitaria, menos patriarcal, más justa y en armonía con la naturaleza.
Elizabeth Salguero Carrillo es comunicadora social.
