Dos ñatitas ayudan al esclarecimiento de casos policiales en El Alto.
La pareja de esposos Huanca se paró frente a Juanito y Juanita con tanta solemnidad que difícilmente se podía interrumpirlos, tímidamente sacaron cuatro velas de una bolsa plástica y las encendieron, se persignaron e iniciaron con los rezos, el rostro de doña Blanca estaba tan acongojado que pronto se vio rodar una lagrima, apretó sus manos y dio una plegaria por su hijo. Su esposo Germán estaba al lado, también con mucha fe se dirigía a los «juanitos» a pedirles un milagro, ese que tanto están esperando hace siete meses.
Juanito y Juanita son dos ñatitas (cráneos humanos) que están en la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen de El Alto (FELCC), desde que la instancia policial era denominada PTJ (Policía Técnica Judicial), ambas calaveritas llegaron en distintas fechas y de distintos lugares, sin embargo hoy son inseparables. Están en un sector de la división homicidios de la policía anticrimen en sus urnas correspondientes, cada una de ellas tiene en sus orificios nasales y los ojos algodón, cigarros cuelgan de sus dientes y gorritos de lana con imágenes andinas que cubren sus cabezas peladas. Según el investigador Lucio Apaza, las ñatitas son milagrosas y llegaron a la unidad policial de casualidad, hoy sin embargo forman parte de las investigaciones que realizan los policías, pese a que se instruye se practique la investigación científica, mucha gente llega desde diferentes lugares a pedirles favores y milagros como es el caso de la familia Huanca, que pide el esclarecimiento de la muerte de su hijo.
Tendido sobre el piso de cemento manchado de sangre se encontraba el cadáver de un joven de 25 años, con una lesión de 7 centímetros en la cabeza, fue identificado como Luis Huanca, los investigadores policiales dedujeron que se trataba de un TEC (Traumatismo Encéfalo Craneal). En la escena del crimen una piedra manchada de sangre apoyaba la tesis de los policías.
Investigaciones posteriores y la autopsia médico legal al cuerpo de Luis, revelaron la tesis inicial de los investigadores, que indicaba que murió por TEC, provocado por el golpe recibido con una piedra. Al momento de la intervención policial, la rigidez cadavérica permitió que la policía determine que el joven habría muerto hace diez horas.
Las investigaciones revelaron que Luis consumió bebidas alcohólicas junto a tres amigos, uno de ellos se había retirado antes. Dos de los últimos que lo vieron con vida eran los sospechosos de su muerte, hasta el momento, el ministerio público no aprendió a ningún responsable, situación que era constantemente criticada por su familia y amigos.
Familiares y amigos realizaron protestas en puertas de la unidad policial, el abogado presento varios recursos y ampliación de las declaraciones de los acusados, pero no habían indicios de quién asesino a Luis.
Día que pasaba era día que Blanca Mamani de Huanca pedía justicia para encontrar al responsable de la muerte de su hijo, hasta que un día una voz piadosa de su dolor le dijo que intentara pedirle a Juanito y Juanita el milagro que no conseguía con los operadores de justicia. Ella reacia en un inicio no quiso acudir ante “las calacas”, sin embargo, su desesperación la impulsó a buscarlos.
Desde entonces los encuentros de ella y su esposo con los Juanitos se hicieron habituales, casi a diario ellos llegaban con cigarros, coca y velas para dirigirse hasta la división homicidios de la unidad policial e iniciar con las plegarias por su hijo.
Una noche de junio tupidas nubes cubrían el cielo. Doña blanca soñó con su hijo quien le pedía que castiguen a Marcelo y Wilson que fueron sus amigos de infancia y lo habían matado, entre lágrimas Luis le contó lo que sucedió esa noche en la que dijo adiós a este mundo.
El caso fue esclarecido al día siguiente, doña Blanca aún se pregunta si fue su hijo, las investigaciones realizadas o la ayuda de los Juanitos, los que ayudaron a que este caso se resuelva. Lo cierto es que Marcelo y Wilson ahora pagan por la muerte de Luis, se determino durante las declaraciones policiales que los autores del hecho de muerte lo hicieron por una simple pelea provocada por dinero.
Basilio Mamani Clares
El caso de Luis Huanca no fue el único atribuido como esclarecido a los Juanitos, también está el de Basilio Mamani Clares, sujeto detenido por la policía responsable de haber cometido cuatro feminicidios, uno de ellos el de Elena Q. de 20 años.
Una mañana de agosto de 2013 fue encontrado en la Av. Germán Busch de la zona Villa Bolivar E, el cuerpo de una cholita de 20 años, tenía las trenzas sobre el cuello, envuelta en bolsas de yute y con signos de haber sido torturada.
El crimen horrorizo a la sociedad que pedía justicia y captura del asesino. Ya que en los últimos meses, este fue el cuarto hecho de muerte suscitado en similares circunstancias.
La hermana de Elena fue una de las que más se movilizo para pedir la captura del asesino, junto a familiares de otras víctimas recorrieron instalaciones policiales, judiciales y calles para pedir se pueda capturar a Basilio.
Según la policía el modus operandi del hombre que se convirtió en el más buscado era enamorar a cholitas, concubinaba un tiempo y luego las mataba, introducía el cuerpo de la víctima en bolsa de yute y las dejaba en vía pública.
De esta forma se habían encontrado cuatro cadáveres en 18 meses en la ciudad de El Alto. La policía inicio una serie de operativos pero nada lograba dar con el paradero del asesino serial.
Magdalena Q. de 18 años la hermana menor de Elena llegaba frecuentemente ante Juanito y Juanita a pedir por su hermana, llevaba velas, cigarros, alcohol, coca y flores, en medio de sollozos pedía a las calaveritas ayuden a esclarecer la muerte de Elena y de las otras tres mujeres que habían sucumbido con Basilio, la policía ya tenía indicios del autor, sin embargo aún estaba prófugo.
Las mujeres estaban tan enamoradas decían los investigadores a la hora de realizar las averiguaciones del caso, no entendían como aquel robusto hombre, de tez morena y de trato torpe podía haberlas enamorado.
Uno de los investigadores policiales hizo conocer que el sujeto utilizaba el warmimunachi, un amuleto que era utilizado por el asesino para enamorar a sus víctimas, además tenía un cinturón con cuero de lagarto que decía era su poder para atraer el amor de cholitas.
Un sueño habría revelado –como en el caso de Luis– dónde estaba el sujeto, la hermana de Elena mientras dormía lo vio en la población de Achocalla, comunicó esto a los investigadores policiales quienes realizaron un operativo capturando así al asesino de cholitas.
Basilio, una vez capturado, revelo con detalle sus crímenes. Los atribuyó a la mala conducta de las víctimas. En ningún momento mostro su arrepentimiento por tales muertes y, de la manera más fría, dijo que lo volvería a hacer.
La policía boliviana instruye y propaga la práctica de la investigación policial a partir de diversas técnicas para esclarecer los hechos criminales, sin embargo, los mismos policías reconocen que no saben cómo, pero la intervención de Juanito y Juanita ayudó al esclarecimiento de casos. Por ello, los altares de las calaveritas siempre están con diversas ofrendas que son llevadas no solo por policías, sino también por personas que creen en ellos.