Por Mariano Yberry
En tiempos de fake news, cada vez es más común encontrar imágenes modificadas que, aprovechando la ignorancia de muchos usuarios, se difunden como auténticas. Por ejemplo, Paul McCartney usando una playera con la imagen de John Lennon cuando en realidad se trata de una campaña en favor del veganismo.
De este modo, es fácil llegar a varios Pinterest en donde aparece una Marilyn Monroe quitándose la blusa detrás de un escenario, en un ángulo donde sus ropas cubren perfectamente sus senos pero donde parece que el astuto y hábil fotógrafo logró captar la sensualidad de una de las rubias más deseadas de toda la historia.
Sin embargo, y a pesar de que en la información de la imagen se da hasta el año y el lugar donde la instantánea fue captada, se trata de un engaño: en realidad es una pintura digital, una técnica popularizada entre ilustradores especializados y que tiene por objetivo utilizar todos los elementos y herramientas de Photoshop, Illustrator y demás programas de diseño, para crear un paisaje o un retrato lo más cercano a la realidad (algo así como el hiperrealismo pero computarizado).
Un ejemplo de ello es la breve pero fascinante colección de Jeffrey Yarber, disponible en esta página (https://www. saatchiart.com/Ision) y en la cual podemos observar una decena de fotografías de Marilyn Monroe mostrando sus senos mientras yace acostada sobre una cama después del acto sexual (complacida, sensual y elegante como en muchas de las fantasías puñeteras de millones de hombres y mujeres), o en posiciones sugerentes pidiendo un poco de leche mientras sus piernas se abren al lente de una inexistente cámara.
La calidad del detalle de las pinturas puede engañar a cualquier novato, pero un verdadero conocedor de la anatomía de Monroe captará de inmediato que la dimensión de sus caderas y senos no concuerda e incluso sus pies son más toscos de lo que realmente fueron.
Y, no obstante, podemos ver en algunas fotografías rasgos estudiados de fotografías reales como en la pintura Things have changed que remonta a la fotografía de Michael Ochs, de marzo de 1955, tomada en la azotea de un edifico en Nueva York.
Eso sin contar, además, que muchos de los gestos que aparecen en la pintura remiten a las cientos de fotografías que sí se tomó Monroe.
El detalle, por no decir el truco, la trampa visual, es que el artista captó perfectamente la esencia de Monroe y la supo modificar a placer para crear una Marilyn en posiciones más sexuales, más arriesgadas, mucho más pornográficas, pero sin perder la sensualidad, la coquetería y la discreta elegancia con la que pasó a la historia.
Sobre Yarber hay poca (nula) información en la red. Lo único que se sabe es que sus obras llevan la marca Ision para reconocer su autenticidad, porque su fama le ha valido “falsificadores” que aprovechando las mismas técnicas reproducen a Monroe en más posiciones.
Un artista silencioso, con redes sociales vacías u ocultas, que a lo más ha dado una breve entrevista para explicar esa corriente que nombró “fotografías fantásticas de celebridades desnudas”:
“Imagina una histórica una sesión fotográfica de Marilyn Monroe donde cientos de fotógrafos lo han hecho. Yo puedo crear una nueva fotografía de la misma sesión y secuencia para que se acoplen en las fotografías históricas existentes y consecutivas. Puedo cambiar la perspectiva y crear nuevas fotografías, que parecen que salieron de otra cámara en la misma sesión. Puedo cambiar la expresión facial, limpiar los movimientos, los elementos del tiempo, el movimiento de las extremidades, incluso el movimiento de las hojas y los pájaros en el cielo”.
Yarber crea una realidad alternativa, pixel por pixel, y hace literalmente lo que quiere con la imagen de Marilyn Monroe. Con sus dedos y conocimiento logra crear las fantasías que por décadas un hombre desataba, a solas, con una fotografía, en su imaginación. Él tiene la capacidad para imaginar a Marilyn y crearla donde quiera, colocarla donde quiera y como quiera, siempre y cuando la tecnología a su alcance se lo permita.