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Instalaciones mineras a metros de la represa de Incachaca que alimenta de agua a La Paz

Vladimir Ledezma / ANA – Agenncia de Noticias Ambientales

A aproximadamente 40 metros de la parte norte de la represa, existen socavones, instalaciones y trabajos mineros de una empresa minera llamada Progreso.

Después de recibir denuncias en sentido de que las aguas de la represa de Incachaca, camino a Los Yungas, en dirección al sector de La Cumbre, situada entre las áreas protegidas municipales de La Cumbre y Hampaturi, son contaminadas por actividades mineras, nos trasladamos al lugar. Hacia arriba se encuentra el inicio del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Cotapata (PN-ANMI Cotapata).

El Caserío es un campamento minero y está situado en las faldas del cerro que está al noreste de la represa de Incachaca (V. Ledezma ANA Bolivia)

Nos trasladamos junto a Francisco Prada, al sector la mañana del martes 23 desde la terminal de Minasa en un bus que nos llevó hasta la represa por 15 bolivianos el pasaje. En el lugar evidenciamos que, a menos de 30 metros de la parte norte de la represa, existe un campamento, algo así como un ingenio, socavones, la presencia de trabajos mineros y, además, un caserío que sería una dependencia de ese centro extractivo.

Misión inicial: tomar muestra de esas aguas

El activista ambiental, Francisco Prada, quien tomó una muestra para el análisis a las aguas de ese sector de la represa. Foto: V. Ledezma ANA

La misión era tomar una muestra de esas aguas contaminadas y verificar la existencia de dependencias mineras. Sin embargo, hallamos instalaciones, maquinaria, piscinas de lavado de mineral, -probablemente un ingenio minero-, al menos dos socavones, volquetas que se dirigían al lugar e inclusive una que estaría cargando material extraído de las minas.

La muestra fue tomada para ser llevada a un centro académico dependiente de la UMSA, de la misma manera, logramos verificar la existencia de trabajos mineros en el área y la contaminación correspondiente que produce a las aguas de la represa de Incachaca.

En base a que las instalaciones y los socavones se encuentran muy cerca de otra mina bastante amplia que se halla en el sector de Hampaturi, colindante, aledaño al lugar y donde se producía extracción aurífera y aún habría minas activas en ese lugar, es probable que el mineral que se explota en Incachaca también sea oro.

La represa de Incachaca, está catalogada como una presa grande, abastece de agua a las zonas este y sur de la ciudad de La Paz, esto es Miraflores, Villa Copacabana, Obrajes, Calacoto, etc.

Análisis de muestras de agua (F. Prada)

La muestra obtenida, informó el activista que fue con nosotros, ya fue llevada para su análisis respectivo al Laboratorio de Calidad Ambiental (LCA) de la UMSA, que dirige Jaime Chincheros, responsable de esa dependencia académica. La entrega de los resultados demora aproximadamente diez días con un costo que asciende a caso 800 bolivianos.

A más de 4400 metros de altura

Sector al norte de la represa de Incachaca donde se encuentran las instalaciones mineras. V. Ledezma /ANA

En cuanto a su infraestructura, la represa de Incachaca tiene una altura de 23 metros y una capacidad de almacenamiento de 4,5 millones de metros cúbicos del líquido vital, siendo además una de las represas más antiguas del país, pues su construcción comenzó a finales de la década de 1930 y fue inaugurada en el año 1940 durante el gobierno de Enrique Peñaranda.

Alrededor de las 10.15 am el bus nos dejó en la parte norte de la represa que tiene una capacidad de almacenamiento de 4,2 millones de metros cúbicos y se encuentra aproximadamente a 4440 metros de altura, luego de Efraín Silva, presidente de la Federación de Cooperativas Mineras Auríferas del Norte de La Paz (Fecoman) y miembro de la central “Cumbre Chuquiaguillo (“Efraín Silva es presidente de la Fecoman, por la gestión 2024 – 2026”, AMITEL TV 09/05/24).

“Hay una mina donde se divide en dos, una va para arriba, otra va para abajo, pero es una mina que está en plena represa de Incachaca y donde nadie tiene conocimiento alguno porque nadie se anima a entrar ahí, mina de la empresa “El Progreso”, el pueblo aledaño sería de Efraín Silva, presidente de Fecoman”, detalló Francisco Prada, activista ambiental que tomó las muestras de agua.

El edificio de la AJAM, en Sopocachi, donde se nos indicó que primero había que enviar una carta para recibir informaciones de la estructura propietaria de las instalaciones mineras en Incachaca. Foto: V. Ledezma /ANA

Cabe aclarar que si bien esta agencia periodística se trasladó al día siguiente (miércoles 24) hacia las instalaciones de la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera, (AJAM) a fin de solicitar mayor información sobre la estructura propietaria y otras particularidades de las instalaciones mineras visitadas en Incachaca, se nos respondió que debíamos solicitar por escrito esa información mediante una carta dirigida a Ana Cameo, directora ejecutiva de esa institución.

Recordemos que el Acuerdo de Escazú garantiza a la prensa y a la ciudadanía, el derecho al acceso a la información ambiental, la participación pública en decisiones ambientales y el acceso a la justicia en asuntos ambientales, obligando a las autoridades a generar y divulgar activamente esta información y a que esta sea transparente. Sin embargo, pese a que nos identificamos enseñando nuestra credencial y reiterando el nombre del medio periodístico, así como su requerimiento, esa fue la respuesta, aunque las instituciones estatales están obligadas a publicar contratos que afecten al medio ambiente.

Maquinaria e instalaciones mineras

Instalaciones mineras como maquinaria y receptáculos en Incachaca. Foto: V. Ledezma /ANA

Procedimos a bajar de la carretera hasta donde finaliza el caudal de agua de Incachaca, hacia el norte, para ello fue necesario descender entre rocas y peñascos por una especie de cañada junto a un escaso curso de agua, probablemente también contaminada, hasta un sendero de tierra por el que nos dirigimos a nuestro destino, aunque antes oramos para pedir permiso al Creador y a la Madre Tierra porque estábamos en ese lugar.

Siguiendo unos metros por el sendero, de pronto avistamos algo semejante a instalaciones mineras, capturamos algunas imágenes fijas y se hizo algunos vídeos de ello; más adelante pudimos verificar que las instalaciones comprendían algo así como un ingenio, con motobombas, tanques, piscinas para lavar el mineral y maquinaria en general. Inclusive oíamos claramente el sonido de un motor, que más tarde pudimos comprobar que se trataba de una volqueta que cargaba algo semejante al material extraído.

Entrando al sector de las instalaciones mineras (V. Ledezma ANA Bolivia)

Evidentemente, quedamos muy sorprendidos, pues no esperábamos encontrar algo semejante, entonces recorrimos unos metros hasta el borde de la represa, allí, luego de remover las aguas, se recogió algo más de dos litros para guardarlos como muestra y hacerla analizar con instancias especializadas-

Al respecto fue necesario introducirse en el agua hasta más arriba de la rodilla y remover ligeramente las aguas para sacar un poco desde el fondo. Fue posible observar que el líquido tenía una tonalidad amarillenta y contenía además algunas partículas como de tierra.

Socavones de angustia

Y tras una curva tropezamos con un par de socavones al norte de la represa de Incachaca. Foto: V. Ledezma/ ANA

Todavía continuamos, entre playas de turba y un sendero, hasta donde bajaba una pequeña cascada, pero a los pocos metros, tras una vuelta del camino, nos sorprendimos más aún, y es que al fondo vimos dos socavones, fuimos allí, uno se dirigía hacia abajo en tanto que otro continuaba de frente. Había letreros que prohibían el ingreso sin protección, tales como cascos con linternas frontales, guantes, botas y ropa resistente e impermeable.

Ante esa situación solo ingresamos unos cuatro a cinco metros, obtuvimos algunas imágenes de esos socavones, manipulamos algunos trozos de mineral, los dejamos ahí mismo y nos retiramos de inmediato, pues, además, escuchamos algunos sonidos que provenían desde adentro de la cueva y que eran semejantes a los de alguna actividad humana.

A trepar hacia la carretera

Llegaron al lugar un par de volquetas para las operaciones mineras. Foto: V. Ledezma/ANA

Volvimos a pasar por las instalaciones e inclusive fue posible advertir que algunas personas, posiblemente mineros, nos observaban desde arriba. De pronto llegaron dos volquetas más -ya una estaba allí cerca cargando mineral-, entonces no nos quedó más remedio que hacernos pasar como si fuéramos turistas extranjeros, incluso charpurreamos algo en idioma portugués con uno de los conductores para disimular mejor, le saludamos y, antes de seguirnos yendo rápidamente, observamos que en el uniforme de quien trajo una de las volquetas decía: Empresa Minera Progreso.

Como habíamos advertido que algunas personas nos observaban a lo lejos, en vez de seguir el camino hacia la carretera que va a La Cumbre, subimos hasta esa vía entre rocas y paja brava; tuvimos que apresurarnos y hacer un gran esfuerzo para ello, incluso uno de nosotros se lastimó una pierna con las piedras, pero logramos llegar hasta arriba.

A la altura de la carretera, evaluamos lo que sucedió, bajamos un poco junto a la vía y logramos que un camión se detenga y nos lleve hasta la tranca de Urujara, algo más arriba de Chuquiaguillo. Nos bajamos, agradecimos al conductor y nos embarcamos en un minibús que nos trasladó al centro de la ciudad. De ese modo culminó nuestra aventura en esa represa que cuenta con más de 9 kilómetros cuadrados de superficie.

Por fin en la carretera (V. Ledezma ANA Bolivia)
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