Blog Post

News > Etcétera > Homero Carvalho y su fascinación por los ríos

Homero Carvalho y su fascinación por los ríos

Mireya Ottaviano Díaz / Escritora y poeta

Hablar de Homero Carvalho Oliva, es describir en una sola persona, a la suma de un soñador, un visionario, un amante de las letras, un compañero de su amada, un padre de hijos con historias propias, un boliviano querendón de cada rincón de la patria, un camba-colla orgulloso de sus raíces, un amigo incondicional, un historiador que busca poner las comas y puntos donde corresponden y uno de los bolivianos más internacionalizados para orgullo de todos.

Nace la primera y la segunda vez, en Santa Ana del Yacuma, un 24 de agosto del año 1957. La primera vez lo parió su Madre. La segunda lo parió la vida.

Pasadas las semanas reglamentarias de gestación, Homero se aferraba a continuar en el vientre de su Madre. Tal vez imaginando que vivir en el agua era lo ideal. Ese quizá fue el inicio de su fascinación por los ríos. Esos que serpenteaban el lugar donde nació. Esos mismos que alimentaban con su cauce, otros ríos y proveían de alimento a los lugareños. Esos de los cuales escribió desde que aprendió a describir el mundo con palabras.

El tan esperado nacimiento, en medio de la desesperación de todos, por fin sucedió, logrando vencer, junto a su progenitora, la batalla que parecía los llevaría a la muerte.

Sobrevivientes, Madre-Hijo, en ese paraíso donde el sol hacía brillante el alumbramiento de Homero. Sobrevino el dolor de una Madre que observaba que la perfección esperada, no era tal. El pie derecho de su bebé lucía mal. Se mostraba como un puño que con el transcurrir de los días aumentó el suplicio al ver que Homerito presentaba dificultades en la pierna y la medicina no le daba ninguna respuesta esperanzadora.

Su Madre, buscaba una respuesta, que vino de la mano de una Chamana. Alguien desconocido para ella y el mundo donde había crecido. Alguien que le ofrecía sus conocimientos aprendidos de la madre naturaleza y le hablaba de la necesidad de que su bebé naciera de nuevo.

Lo que parecía imposible, se dio como un milagro, cuando la Chamana realizó el ritual de introducir a Homero bebé, al vientre cálido de una vaca.

Su amor de Madre, le permitió creer en la increíble. Es así que ocurre el renacer de Homero. Ahora parido por la vida. Esa y muchas otras veces Homero ha renacido y se ha mostrado como un guerrero resiliente, capacitado para vencer situaciones extremas, sin dejar de creer en la vida y el prójimo. Su caso de poliomielitis extrema al nacer o durante la gestación, lo preparó para ello.

Sus 63 años de vida, han sido prolíficos.

Ese escritor, que observó a su Padre y otros referentes, descubrir al mundo, lo conocido y lo imaginario, se convirtió en un representante de la tierra que lo vio nacer, de los ríos que mojaron sus pies ahora sanos y ricos en recorridos por el mundo. De donde nutre sus escritos y nos regala con total generosidad sus historias personales, mezcladas con las de otros que cruzaron su camino y añadiendo los personajes que capturaron su imaginación, en los incontables libros leídos y las innumerables muestras literarias.

Recibió todos los premios que un escritor en Bolivia puede recibir. Latinoamérica toda lo adoptó como hijo, al premiarlo y reproducir sus obras con sellos propios. Las lenguas se dieron modos para contarle al mundo de qué habla Homero Carvalho Oliva. Las antologías tienen un valor agregado cuando se puede leer un verso de Homero. Sus antologías invitan a que el mundo conozca quién es Bolivia, por quienes la describen.

El agua, un personaje infaltable en su vida y obras. Tanto así, que una vez, hace 20 años, estando hospitalizado por problemas cardíacos, soñó estar nadando bajo el agua. Se sentía cómodo, era un mundo que conocía… De pronto fue sacado de ese medio acuático de golpe. De manera brusca volvió a la realidad, a la tierra, donde lo observaban e indicaban el logro acaecido. Eran los médicos que lo habían vuelto a la vida con descargas eléctricas. Homero relata que sintió cierta frustración, algo así como haber sido secuestrado y separado de su lugar de origen. Los médicos, enfermeras, familiares y amigos, lo vivieron como una bienvenida y retorno a sus vidas de tan querido ser.

Volvió a suceder el año pasado. Cuando parecía que un infarto agudo al miocardio lo llevaría de nuevo a su ciudad bajo el mar. Nuevamente el viaje se canceló. Durante la pandemia del COVID-19, Homero nos muestra que es importante y vital reconstruirse y renacer las veces que sean necesarias. Su agenda está completa, como lo está su corazón, al seguir generando oportunidades de abrazar con las letras. Tertulias virtuales, premios internacionales, antologías que pueden ser leídas en internet, llevan a Homero a moverse como pez en el agua en el mundo cibernético.

Desde que nació, se reconoce como un sobreviviente.
Pocos pueden contar su historia, luego de padecer y superar una poliomielitis infantil severa. Renacer es un verbo que lo acompaña y lo conoce muy bien. Mientras eso sucede y su vida transcurre entre el agua y la tierra. Homero intenta que cada uno de sus días de vida, tengan sentido. Lo encuentra cuando ayuda al que puede. Tiende su mano y regala sus experiencias para nutrir la vida del otro que se asoma a conocerlo.

Todos estamos invitados a hacerlo a través de su vasta literatura. En la mesa de Homero están todos invitados a traer lo que se tiene y juntos sumar en pro del mundo donde toca vivir en comunidad. Continúa disfrutando ver la luz del sol cada mañana, como aquella que brilló en Santa Ana del Yacuma-Beni, el día que naciste.

Los ríos seguirán inspirando tus más bellos poemas.

error

Te gusta lo que ves?, suscribete a nuestras redes para mantenerte siempre informado

YouTube
Instagram
WhatsApp
Verificado por MonsterInsights