Sergio Torrico
¿La belleza del arte recae solo en su estética? ¿No cabe encanto en la suciedad o putrefacción? Claudio Ferrufino con su disrupción en el lenguaje, demuestra todo lo contrario. Sus novelas se presentan con una parla contaminada y alejada de cualquier glamur, mas eso nunca ha limitado su concreción y genialidad narrativa. Puede que sus letras no evoquen un sentimiento de pulcritud que algún incrédulo tacharía de “bellas”, pero es en su complejidad literaria y compositiva en la que anida la verdadera belleza de la prosa del escritor cochabambino.
Claudio Ferrufino Coqueugniot nace en la ciudad de Cochabamba en 1960, y desde aproximadamente 1984 empieza su ininterrumpida publicación de diversos trabajos de índole literaria, entre los que se encuentran poesías, ensayos y por supuesto sus increíbles novelas. Su copiosa producción ha sido vanagloriada tanto dentro como fuera del país, y lo ha colocado como uno de los hitos de la literatura boliviana.
La obra novelística de Ferrufino se destaca por múltiples razones, desde sus envolventes tramas, hasta su radical y característico estilo. Todo esto es consecuencia principalmente de la verosimilitud que evocan sus letras, la profunda introspección presentada en sus personajes y la forma de narrarse las historias, recae en una naturaleza casi anecdótica, autobiográfica, que me atrevería a decir. Desde sus años como un joven amante de la vida nocturna en un contexto de revolución, hasta su pesado devenir como un inmigrante en tierra ajena. La experiencia vital que proporciona peso a sus escritos es palpable desde los primeros párrafos. Ya sea Muerta Ciudad Viva, o El exilio voluntario, ambas emiten esa naturalidad con la que uno puede discutir sus memorias y anécdotas.
Mas que esto no engañe a los ilusos, por mas que el lenguaje utilizado sea orgánico no quiere decir que sea simple o falto de un orden, por el contrario, la genialidad de este escritor no posee límite alguno, su capacidad para adentrarte en escenarios con tonos cinematográficos, de plantear un ritmo narrativo similar al de un suave jazz o estrambótico rock, el presentar un lenguaje séptico y atrevido con una concreción minuciosa, convirtiendo lo grotesco y la barbarie en una bella poesía, todo esto solo es atribuible a un maestro sin parangón alguno.
Su estructura es también otro tópico sobre el cual hablar, dicho anteriormente Claudio se destaca por destrozar los paradigmas establecidos, de tal manera que el tiempo y la forma en la que se utiliza, es algo pocas veces visto en el panorama literario convencional, la utilización perfecta de las elipsis temporales, como un medio para construir un caos ordenado de acontecimientos intrigantes, no miento cuando digo que podrías ser capaz de abrir sus libros en cualquier página, leerlo y no solamente hallarle rápidamente un sentido y forma específicos, sino que ser abstraído por sus oraciones punzantes, disfrutando de su historia sin importarte donde y cuando la está contando, esto no es un error a corregir, sino un acierto magistral de un prodigio.
En cuanto a su título cono escritor boliviano que mas de un necio habrá puesto en duda, por residir en el extranjero y también escribir desde allí, solo tengo que argumentar que cualquiera que se haya sumergido en su literatura podrá asegurártelo, jamás te sentirás tan inmiscuido en el alma y cuerpo de la ciudad de Cochabamba, o esa añoranza de esta tierra como cuando estás entre sus páginas, no solo lees sus historias, sino que las vives en carne propia, y ante tus ojos se presentaría la gracia y la decadencia a partes iguales.
Como inmigrante boliviano en Estados Unidos, su experiencia personal informa gran parte de su obra, que a menudo examina las complejidades de la diáspora y la búsqueda de un hogar en tierras extranjeras. Esta temática resuena profundamente en sus escritos, donde los personajes a menudo se encuentran divididos entre dos mundos, luchando por encontrar un sentido de pertenencia en medio de la alienación y la nostalgia.
La obra construye de forma minuciosa un mito desahuciado en sí mismo, una sociedad llena de violencia y desinterés, pero también pasional, anhelante sin remedio de aquel mañana; Una contradicción perfecta, un hedonismo revolucionario, un idealista decepcionado de su propia tierra, orgullo de la inmundicia en su sangre, una tradición grabada en piedra, repulsiva pero perpetrada por uno mismo a cada acción, a cada sorbo y trago de chicha, con cada indecencia realizada sin miedo.
Una oda a la rebeldía, pero que nunca moralizante o maniqueísta, es la verdad reflexiva que es únicamente expuesta en su hermosa crudeza, denotando la hipocresía de la sociedad y la propia.
Este virtuosismo va más allá de las convenciones literarias o sociales, también es una constante retorica sobre la política, audaz y evocativa a partes iguales, mas como dije antes en este aspecto él no se posiciona en un discurso vacío mientras trata de defenderlo con pueriles argumentos, en cambio, cuestiona las complejidades del poder, la corrupción y las luchas de clases, argumentos intrínsecos a desarrollar en los intrincados contextos sobre los que plasma su arte.
La inclusión del autor en el panorama literario global destaca su función como enlace cultural entre Bolivia y otros países. Ha colaborado con escritores internacionales como el español Pablo Ceresal para mejorar el diálogo literario global y fomentar el entendimiento intercultural. Su capacidad para cruzar límites lingüísticos y geográficos demuestra su compromiso con la diversidad cultural y su perspectiva global.
Claramente, esta genialidad no pasaría desapercibida, pues este autor labro por mano propia, su posición como un pilar fundamental dentro de la literatura actual boliviana, su virtuosismo es bien conocidos entre afamados autores y mas de una joven promesa lo tendrá como un ídolo, y con lo dicho anteriormente no es para menos, pues marco un antes y un después en la forma es que se escribe en Bolivia.
En definitiva, la obra de Claudio Ferrufino Coqueugniot trasciende la literatura tradicional y ofrece una visión audaz y multifacética de la condición humana. El autor cuestiona las normas establecidas y nos invita a explorar los rincones más oscuros y más brillantes de la experiencia a través de una prosa brutal y un compromiso con la autenticidad. Ferrufino nos encanta con su genio narrativo y su habilidad para encontrar belleza en la suciedad y la podredumbre. Su legado como verdadero maestro de las palabras es un testimonio duradero del poder del arte para iluminar las complejidades de nuestro mundo.
Por ello si quieres adentrarte más en este universo literario y no temes ensuciarte en la crudeza de la mano del renombrado escritor Claudio Ferrufino-Coqueugniot, quedas cordialmente invitado al día 24 de abril, en el campus Tupuraya de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, al brillante conversatorio donde se explorara a fondo la riqueza intelectual de sus obras y las complejas facetas del autor. Este evento abierto al público te ofrece la oportunidad única de conectarte con la mente creativa detrás de algunas de las novelas más impactantes de nuestra época. Te esperamos a las 19:00 en el aula A3-9 de la UCB campus Tupuraya, ubicada en la calle M. Márquez, esquina Parque Jorge Trigo.
