Una vez más, el empresariado privado boliviano está en vilo por la irresponsabilidad de los dirigentes de la otrora gloriosa Central Obrera Boliviana (COB) que presiona al gobierno por un incremento salarial del 10% al mínimo y 7% al básico, como si estuviéramos en bonanza.
Los trabajadores no lo saben, pero la torpe actitud de quienes -apoltronados en sus posiciones dirigenciales la pasan bien a costa de sus representados, que son carne de cañón para sus malas decisiones- ha puesto en vilo sus empleos en el sector formal, aunque aquellos no les pasará nada, al estar blindados por los privilegios que disfrutan durante décadas (v.gr., la declaratoria “en comisión”).
La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, primero; luego, la Cámara de la Construcción de Santa Cruz, la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz, la Cámara Gastronómica de Santa Cruz y la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz, en conjunto, así como las Federaciones Departamentales de Empresarios Privados de Beni, Cochabamba, Chuquisaca, La Paz, Oruro, Pando, Potosí, Santa Cruz y Tarija; la Cámara Agropecuaria del Oriente y la Confederación Nacional de la Micro y Pequeña Empresa, se han manifestado contra la posibilidad de un incremento salarial por la sencilla razón del deterioro que ha sufrido la economía, cuyo tamaño en 2021 -con un 6,1% de crecimiento y todo- apenas iguala al PIB del 2018, además que la reposición salarial del 2% que hubo el pasado año superó la inflación del 0,7% en 2020 y 0,9% en 2021, mientras que al empresario nadie le repuso nada…
A propósito de la interesada dicotomía entre empresarios y trabajadores, ya que nadie defiende al empresariado y viendo la desconsideración y ataques en su contra, refloto lo que escribí hace unos años para poner las cosas en su lugar:
“En gran parte del mundo se celebra cada 1º de Mayo el Día del Trabajo, ese día se habla del sacrificio del trabajador, de las reivindicaciones sociales, de sus luchas históricas, pero… ¿para cuándo el homenaje al generador del empleo?
Pongamos las cosas en su lugar: ¿Quién tiene la visión para hacer negocios? El empresario. ¿Quién arriesga su capital, su patrimonio familiar o saca un crédito para generar un emprendimiento? El empresario. ¿Quién organiza la producción de los bienes y servicios que consumimos? El empresario. ¿Quién se preocupa de abastecer el mercado? El empresario. ¿Quién planifica para exportar los excedentes y lograr divisas para el país? El empresario. ¿Quién ayuda al crecimiento y a la estabilidad económica del país? El empresario. ¿Quién paga impuestos para que el Estado pueda financiar su política social? El empresario. ¿Quién genera fuentes de empleo? El empresario. ¿Quién aporta a la seguridad social de sus contratados? El empresario. ¿Quién contribuye a nuestro bienestar? ¡El empresario!
Para algunos lo dicho podrá parecer una apología, pero -no señores- es tan solo un pálido reconocimiento a la labor empresarial, o… ¿solo los trabajadores aportan con el desgaste de su energía sicofísica y el empresario no, porque es una máquina o un robot? ¡Cuántas veces el empresario trabaja más horas que el más diligente trabajador, hasta perder la salud! Doy fe de ello…
Siempre se escucha que, sin trabajadores, no hay empresa, pero yo respondo que, sin empresa, no hay trabajadores, y el día que éstos se organicen para hacer su empresa, entonces se convertirán en empresarios y… ¡ahí quisiera ver a los bravucones, a la hora de plantear sus petitorios!
Haciendo una analogía un tanto grotesca: muchos creen que su esfuerzo es el que determina su éxito, ignorando que ello proviene de Dios; igualito pasa con los dirigentes de los trabajadores, que afrentan al empresario, aunque viven de él.
En justicia, debe llegar el momento cuando entendamos que más allá del propietario o capitalista; del gerente, administrador o emprendedor; es el empresario quien asume el riesgo por cuenta del jefe de hogar para que éste lleve el pan a su familia (gracias a ello hay tantos trabajadores).
Y así como el trabajador tiene responsabilidades como padre, hijo o hermano, igual el empresario que -como un ser humano- se cansa, se alegra, sufre y llora también. No por nada dijo sabiamente el expresidente del BCB, Armando Méndez, que si hay un gran servidor social… ¡es el empresario!”
En este 1º de Mayo va mi felicitación para los trabajadores, así como para quien apuesta, arriesga e invierte en el país, por el país y para el país: ¡¡¡El empresario!!!